En palabras Llanes
Se llevó a cabo la vigésimo cuarta Feria del Libro Universitario Altexto 2022. Si sacamos cuentas la fiesta de los libros universitarios que organiza la máxima casa de estudios en nuestro estado arrancó en 1998. Si a 1998 le sumamos 24 «que son los años de existencia de Altexto», nos da como resultante 2022. Yo entré a estudiar a la Facultad de Letras y Comunicación, área Letras y Periodismo en 1999. Soy de la generación 1999-2003, grandiosa generación, casi de las últimas en estudiar este programa, luego vino una reestructuración en el plan de estudios, pero esa es otra historia.
Podría
decir que soy parte de Altexto desde el año 2000, cuando de estudiante me
enteré de su existencia y asistí a mis primeros talleres literarios con la
maestra Guille Cuevas como tallerista oficial de Altexto; en aquellos ayeres
pensaba en que a mí me gustaría mucho ser tallerista de altexto y lo logré.
En el año
2005, ya egresado de la carrera en Letras y Periodismo y luego de un gran acto
de rebeldía, ingresé a laborar en la Universidad de Colima en el departamento
de la Dirección General de Publicaciones. Ésta es una de las tantas
dependencias que tiene a su cargo, además de las novedades editoriales de la
Universidad de Colima, organizar la feria Altexto del Libro Universitario, así
que, podría decirlo, regresé adonde fui feliz de estudiante.
Desde el año
2000 asistí a los talleres y diversas actividades organizadas por la Feria del Libro
Institucional hasta el 2003 cuando egresé, en 2004 no participé, porque ya
trabajaba en y para los medios locales «incluso esto de trabajar lo hacía
desde antes, pero en ese año los tiempos no me dieron», pero en 2005 regresé a
Altexto y ahora como parte del equipo organizador. Un sueño.
Para Altexto
he hecho de todo, moderar mesas, presentar libros y hacer comentarios, dar
talleres de creación literaria, participar en el concurso de lectura en voz
alta «primero
como staff estando al pendiente de los chicos/as participantes, ensayando con
ellos, calentando la voz, quitando el nervio y siendo jurado en los regionales;
posterior y ya no siendo parte directa del personal de publicaciones, como
jurado en la final», he recorrido bachilleratos llevando lecturas en voz
alta, impulsando el gusto por los libros entre los jóvenes, el mismo gusto que
tengo por ellos desde hace ya varios años y que me ha llevado a acumular un
puño y dos montones más, he sido de todo en Altexto, público y staff, he estado
detrás de y delante de…, ¡Vaya!, vivo las jornadas con mucha intensidad y este
2022 no fue la excepción.
En una foto
que me tomé y que circula en redes sociales «donde aparezco con mis siete
constancias al estilo de Michael Phelps con sus siete medallas olímpicas»,
lejos de presumir quiero exaltar que las jornadas Altexto son parte de mi vida
y que las de este 2022 estuvieron cercanas a lo que había vivido hace tiempo y
que la pandemia nos quitó en 2020 cuando se canceló prácticamente todo «hasta
los juegos olímpicos, por poner nada más un ejemplo muy equiparable».
Tengo tres
años adscrito a la Facultad de Letras y Comunicación, mi querida facultad, a la
que amo y donde fui y sigo siendo feliz. En Publicaciones cumplí doce o trece
años, años de trabajo arduo durante las jornadas, donde pasaron rectores que
siempre apoyaron la labor, porque saben de la importancia que tiene el libro,
sus historias, sus entrañas, su intríngulis, para la comunidad universitaria,
profesorado y alumnado. Lejos de sentirme distante por ya no ser parte de una
parte «vaya
la redundancia» del comité organizador de las jornadas, estuve en este
2022 más cercano, más activo, más comprometido con la labor de enriquecer y
exaltar el libro universitario y conocer lo que hacen otras personas en otras
universidades, ese es el gran reto de las jornadas, darle al libro
universitario su lugar, para muestra basta ver que, en esta edición, compré
varios libros provenientes de diversas universidades.
Quizá el 2020
que nos quitó todo nos lo devolvió todo en este 2022; máxime estas ganas de
vernos, de leernos, de acompañarnos en la lectura en voz alta, de ser cómplices
además de con los libros, con los ojos «porque seguimos usando cubrebocas» y
más que con los ojos, ser cómplices con el corazón por conocer la maravilla que
los libros son capaces de regalarnos, de ser parte ya de estas jornadas que
vivo siempre con mucha intensidad.
En este
regreso a las jornadas me dio mucho gusto encontrarme con Mónica Lavín y
Bernardo Ruiz, maestros y amigos amigos y maestros, verlos nuevamente en vivo,
saludarlos, compartir con ellos un minuto de su tiempo, de nuestro tiempo y
compartir la vida a partir de las letras. Estuve presente con Christopher
Domínguez Michael a quien no conocía en persona, sólo por sus artículos en
diversas revistas como Letras Libres y otras. Pero, lo más importante, es
que pude estar de regreso con los y las estudiantes, verlos, sentirlos, saber
que las historias que les leí, las que les compartí a más de uno/a le movieron
el tapete y, quizá como les indiqué, irán a su computadora, Tablet o teléfono y
buscarán a alguno de los autores/as en esa gira que hice por algunos de los
bachilleratos «no todos, esto sería un buen reto para la siguiente
ocasión, visitar todos los bachilleratos de la Universidad de Colima de nuestra
casa de estudios» y acompañarles en su proceso lector y de formación.
Estoy
dispuesto a llevar a cabo este reto por más cansado que sea, por más alejado
que esté el bache, seguro estoy que allá llegaremos en una emisión más de
Altexto.
Larga vida
para las Jornadas del Libro Universitario… ya queremos que arranquen las del
año 2023.
No comments:
Post a Comment