Friday, December 04, 2009

Y todavía hay más...


Vanessa en plena lectura.


Yo firmándole a Vanessa Bauche mi libro de Greguerías.


Vanessa Bauche y el buen Jaimico o Jaimenso, lo mismo da.


En el orden acostumbrado: Jaime "El loco" Velasco, Vanessa Bauche y Alejandra Mercado.

Una noche y un rapidín con Vanessa Bauche


Con la guapa actriz en su presentación en Colima


Alberto Llanes


I


Todo empezó como voy a contar.

Jaime Velasco (la gente creerá que somos jotos, amanerados o qué sé yo, porque me la paso hablando de él), pero nada de esto, es un entrañable amigo, un increíble maestro, un genio del teatro y del arte en general, un gran conversador, un loco consuetudinario y un tipo que conozco desde hace muchos años.
Además, yo estoy casado y a él le encantan las mujeres. Simplemente no podemos ser degenerados, y si lo fuéramos a quien le importaría. En fin.
Jaime Velasco llegó a mi oficina a eso de las tres de la tarde del viernes pasado. Me invitó a comer, bueno, cada quien (suponía yo) pagando su cuenta. Salimos de la Dirección General de Publicaciones con rumbo a Ah, qué nanishe! Él estaba necio con ir al cine a ver una película para ahora sí, desestrezarnos, quería ver El gato con botas. De hecho iba caracterizado como el gato con botas, con unas pinches botas que consiguió no sé dónde. A mí no me gusta muchote la historia de Perrault del gato con botas, pero bueno. Así es Jaime.
De pronto me acordé que no, simplemente no podría ir con Jaime Velasco a ver el famoso Gato con botas porque a eso de las seis de la tarde estaría en la plazoleta de la facultad de enfermería, trabajo social y letras, la actriz Vanessa Bauche leyendo algunos textos de escritores colimenses de la colección El rapidín dentro del programa Leo… luego existo. Así que El gato con botas sería para otra ocasión. Ir a comer sí podría, pero el gato con botas no, definitivamente no… en fin.
Entonces le dije a Jaime que tenía, por órdenes de muy muy arriba, que estar en el evento de la Bauche porque tendría la maravillosa labor de ser el fotógrafo de dicho evento. El pendejo de Jaime me dijo: “Baboso, pues yo voy a ir a ese evento”. Entonces le contesté, con toda amabilidad y educación: “Pendejo, entonces cómo quieres ir a ver el gato con botas, no nos va a alcanzar el tiempo, pendejo”. Recalqué. Y se echó una estruendosa carcajada muy al estilo Jaime Velasco y afirmó con la cabeza. En efecto, el tiempo no nos iba a alcanzar para ir a ver el mentado gato con botas.
Llegamos a Ah, qué Nanishe! como a eso de las cuatro de la tarde. Antes fuimos a sacar dinero del cajero, pasamos por nuestra amiga Lucy, quien nos llevó al famoso restorán y a las quinientas llegamos. No tengo que decir lo que comimos, pero sí diré que nos echamos yo un par de limonadas y Jaime dos roncitos del Appleton Jamaica.
Pagamos entonces la cuenta y salimos del restorán rumbo al centro, para comprar tabaco para nuestras pipas. Justo al salir, un par de putos (esos sí), estaban en la esquina del restorán. A mí se me hizo muy temprano para que estuvieran ahí, faltaban quince minutos para las cinco de la tarde. Jaime Velasco entonces les leyó, a los putos, un fragmento del texto de Dante Alighieri en Italiano. Obvio, estos cuates no sabían ni jota de Italiano y menos quién fue Dante, ni qué escribió. En fin.
Terminada su pendejada, Jaime les pidió dinero a los jotos que, sólo atinaron a decir que no traían y que no habían entendido nada y que no les había gustado la lectura y que Jaime parecía un pinche loco y que esto y que lo otro, pero tuvieron el descaro de grabarlo con un teléfono celular y de seguro, pronto veremos a Jaime con su ridículo atuendo en Youtube. Dimos entonces media vuelta y nos dirigimos al andador Constitución para comprar el famoso tabaco.
Llegamos al andador a eso de las cinco de la tarde luego de pasar a la casa de Coty Campos y tocar a su puerta estruendosamente y comprobar que en efecto, la actriz de Jesucristo Gómez no se encontraba en su casa.
La habana, lugar donde íbamos a comprar el famoso tabaco para nuestras pipas estaba cerrado. Abrían a las cinco de la tarde en punto, y bueno, tuvimos que esperar. Apenas y nos daba tiempo para tomar un taxi que nos llevara a la Universidad de Colima, pasar a la Dirección de Publicaciones, cerrar los programas, apagar mi máquina, tomar mis cosas y la cámara e ir al evento de Vanessa Bauche.
Mientras esperábamos a que La habana abriera, Jaime se quitó en plena calle las botas alegando que ya le habían cansado. Descalzo, fue a la tienda de artesanías del DIF que está justo abajito del estacionamiento de pisos en el andador Constitución. Luego de un rato salió pidiendo un peso y con huaraches nuevos.
—Qué pendejo estás, Jaime —le dije—.
—¿Porqué? —me preguntó—.
Y dándole el peso que pedía le contesté.
—No podías ir a comprar esos huaraches a un lugar donde te salieran un poco más baratos. Luego te andas quejando de que no tienes dinero ¿Cuánto te costaron?
Sacando de entre una bolsa de plástico me enseñó una nota de remisión que decía la cantidad. Doscientos cincuenta pesos por un par de huaraches.
Si yo sé que sufro de dinero porque no tengo una entrada fija, no me compraría unos huaraches de ese precio. Por la central vieja hay muchas huaracherías donde por mucho menos de eso, se compraría otro par de huaraches, suela de llanta que le pudieran servir mucho más y gastar mucho menos, pero bueno, así es Jaime y qué le vamos a hacer.
Le di el peso y se volvió a meter a la mentada tienda del DIF. Al poco rato salió de nueva cuenta, pidió un Capuccino en el café Larábica y se perdió otro rato. Eran entonces las cinco y diez minutos. Jaime me dejó ahí de nueva cuenta. El Capuccino que había pedido estaba listo, la chica me lo llevó y empecé a darle tragos. Luego de unos diez minutos regresó con otra bolsa, esta vez era negra y pequeña, de mangas pero pequeñita. Sacó entonces unos tabacos Cohiba, unos Romeo y Julieta para él; y un tabaco para pipa Flanders y una pipa para mí. Cosa que yo no ocupaba porque de hecho ya no fumo desde hace mucho tiempo, pero insisto, así es Jaime y qué se le va a hacer. Acepté sus regalos y de hecho, mientras escribo esto fumo de ese delicioso tabaco que Jaime me regaló.


II


A las cinco con veinte minutos. Luego de pagar por el Capuccino. Fuimos a la Madero para tomar un taxi e ir a la Universidad de Colima a donde se llevaría a cabo el evento de lectura de Vanessa Bauche. El taxista resultó ser fanático de música gruperrona (jajajaja). Jaime y yo nos fuimos, todo el camino, pincheándonos, pendejeándonos y puteándonos. Jaime le regaló al señor una dotación de tres tabacos Romeo y Julieta[1] (así es Jaime), el taxista prendió uno y le llegó el putazo, según nos dijo, a petate quemado. No tenía ni idea que eran, en realidad, habanos. Entre risa y risa llegamos a la Universidad de Colima.
Dieciocho pesos la dejada. Obvio, tuve que pagar yo, porque Jaime de lo que le dieron en la Secretaría de Cultura por su sueldo, ya casi no traía nada. Cabe decir que Lucy, en tanto nos llevaba al restorán para comer, le guardó a Jaime 500 pesos. Si no el pobre se hubiera chingado todo el dinero y vuelta de tuerca a no tener ni para comer.
El taxista prometió, fervientemente, ir a ver el espectáculo de Jaime Velasco, el unipersonal de Vengando a Pessoa. Bajamos del carricoche a eso de las cinco y media. En el ínterin, a la altura de Radio Universo, nos encontramos a Martín Aguilar y su esposa que me preguntaban sobre el evento de Vanessa Bauche, hora y lugar donde se llevaría a cabo. Luego de aclarar esos detalles con Martín, Jaime y yo fuimos a mi oficina y entonces proseguí a hacer todo lo que estaba pendiente y sobre todo, que no se me olvidara la cámara para tomar las fotos del evento.
Jaime se quejó con los compañeros del trabajo de que yo, ese día, lo había traído en chinga y que ni siquiera había aceptado ir con él a ver el chingado gato con botas que daban en MMCinemas. Cuando salí rumbo al evento de Vanessa, en el cubículo de recepción de la oficina, Paco me lanzó una mirada aterradora a consecuencia de todo lo que había dicho Jaime de mí (pero así es Jaime).
A las cinco con cuarenta y cinco minutos salimos (Jaime, Miguel, Inés y yo) con rumbo a la plazoleta de las facultades en mención para ver-oír la lectura de Vanessa Bauche. Al llegar, el lugar estaba repleto de jóvenes que no habían ido porque el evento, la lectura o la actriz les interesaran, sino porque podían (y esto es típico en esta clase de eventos) acreditar actividades culturales. ¡Bah!
Yo me sentía emocionado por ver y fotografiar a Vanessa. Jaime estaba en plena conversación con la Dra. Gloria Vergara, directora de nuestra facultad de letras. No sé qué tanto le decía pero creo que le quería regalar un libro (a ella que seguramente ha de tener todos los libros del mundo), y máxime de César Vallejo.
Obvio que la directora no lo aceptó. Jaime no se sintió mal por ello y dijo: “Soy un pendejo, verdad”. “¿Porqué?”, le pregunté. “Gloria ha de tener toda la colección de Vallejo y yo aquí, haciéndole a la mamada, al wey”. “Así es”, le contesté.
Pero bueno, ya he dicho hasta el cansancio que así es Jaime, el mismo que no va a su casa porque no tiene luz por exceso de pago y vive en un hotel donde tiene que pagar cien pesos la noche, en tanto que de luz debe nada más ochenta pesos. Sincero sería que pagara la luz, puesto que nada más son ochenta pesos y se dejara de gastar, como diario, cien pesos que paga por noche en un conocido hotel en el centro de la ciudad de Colima. Y ya lleva ocho noches así.
El mismo Jaime que es capaz de empeñar su lap-top por la ridícula cantidad de mil 300pesos cuando le costó 900 dólares y todavía, regalarle a esa misma chica de la lap-top su cámara digital de 200 dólares más y ni siquiera llevársela a…. En fin.


III


Al poco rato llegó Vanessa Bauche. El decorado, hay que decirlo, quedó muy padre, un escenario sencillo con un sillón rojo donde la actriz se sentaría a dar lectura a escritores colimotes y una pequeña mesa donde colocó sus cosas, una bonita lámpara por aquello de que ya empezaba a oscurecer y un micrófono era todo lo que componía el escenario.
La plazoleta famosa también se veía bastante bien. Con esos esquinales con mosaicos de colores, enchufes en esos esquineros para tu lap, y una palma en el centro de la explanada que estaba debajo de una estructura blanca que nos cubría del sol o del sereno, como en este caso, de la tarde que ya se empezaba a sentir.
Vanessa iba ataviada con un vestido pegadito al cuerpo con tonalidades entre café y beige, una chamarra de mezclilla, zapatillas también color café, una bolsa de mano y un portafolios de donde sacó la colección del Rapidín y una pequeña lap-top que a la distancia pude ver que era una Apple.
La chaparrita se subió al escenario. Saludó a la concurrencia que, repito, eran especialmente alumnos, y se aventó un rollito sobre la lectura, que es muy enriquecedora, muy vivificante y todo lo que ya sabemos pero que no más no ponemos en práctica. Y si lo hacemos a veces nos vale sorbete.
La gente estaba muy seria y se sentía, pero así es la gente de Colima y no es mala onda, sino que una personalidad del estilo de Vanessa Bauche pues siempre sí impone. Y más cuando se trata de adolescentes.
Entonces, la actriz de Amores perros comenzó con la lectura del primer cuento de la noche, ella misma aclaró que ese día iba a leer puros cuentos y que venía de un evento similar, pero en Zamora o no recuerdo con exactitud donde.
El sueño del rico y el sueño del pobre, del maestro Gregorio Torres Quintero abrió plaza, literalmente hablando. Otro comienzo no podía haber sido mejor. Sin duda alguna Torres Quintero es un reconocido colimense y con eso la Bauche se ganaría entonces a la gente. Pero la gente ni se inmutó, siguió entonces igual de seria que como cuando la Bauche se subió a ese escenario a dar rienda a la literatura colimota. Quizá pocos conocíamos bien a bien al maestro Torrres Quintero, y su trabajo, o pocos habíamos leído su obra. Insisto, el público era especialmente chavos del bachillerato o de las facultades aledañas y quizá por eso el ambiente era un tanto hostil. ¿Pero no se supone que los chavos son los que le dan verdadero ánimo a las cosas? En fin, estos estuvieron muy aplatanados ¿qué carajos le pasa a la juventud?
Vanessa leyó entre algunas risillas tímidas el cuento de Torres Quintero, que expone, a grande rasgos, el sueño de un señor rico y el de uno pobre, el pobre va con el rico y le dice que él, el rico, lo va a hacer igual de rico como él aunque no sabe cómo pero así será. Entonces el rico le dice que si a eso ha ido hasta con él ha perdido su tiempo porque dinero no da. En todo caso, él, el rico, también había tenido un sueño y no se había valido de eso para emprender un viaje tan largo como él lo había hecho.
Aquí el rico le contó al pobre su sueño. Y es justo donde la trama se pone buena, resulta que el rico soñó que en una casa que parecía abandonada, donde vivía un zapatero con su esposa, en el jardín de esa casona con las ventanas caídas, justo en el medio de dos duraznos viejos había enterrado un talego. Para más señas un cofre con mucho dinero. El pobre se llenó el rostro de luz y los ojos le brillaron, él era el zapatero que vivía justo en esa casona que describía el rico. Entonces éste le dijo, para terminar, “y vez, yo no he ido hasta tan lejos para comprobar ese sueño, yo no me muevo por cosas tan simples”. “Gracias don Manzano”, dijo el pobre y se retiró a su casa.
Al llegar fue directo con su mujer y le dijo el sueño del hacendado. Ambos se pusieron entonces manos a la obra y bueno, se hicieron ricos como bien había dicho don Manzano.
El público, con un aplauso también tímido ovacionó ese cuento del maestro Torres Quintero leído por la actriz Vanessa Bauche.
Prosiguió entonces con la lectura de otro texto más de esa misma colección, el turno fue para Guille Cuevas con otro cuento sobre sueños. Entre trastabillada (es decir, dejando ver que la actriz no había ensayado del todo bien ese texto), empezó a dar lectura al León perro.
Este cuento retrata el hecho de que un león se esconde bajo las parrillas de una estufa, propiedad de la maestra Guille Cuevas y resulta que ahí, en ese lugar calientito, tiene una camada de leoncitos perros más. En fin, todo es puro sueño, pero eso lo sabemos hasta el final del relato.
La gente entró como en un estado de sopor. Jaime estaba alegre y de cuando en cuando le veía las piernas a nuestra actriz. Me pidió entonces la cámara fotográfica y con habilidad de fotógrafo se puso a tomarle unas fotos bastante raras y es que quien sabe por qué, Jaime cree que ladeando la cámara un poco pueden resultar muy buenas tomas. Algunas sí, pero otras ni al caso, en fin.
Vanessa prosiguió con la lectura de Geneti generous, un cuento más de Guille Cuevas donde la autora narra un viaje por algunas de las calles principales de este bonito poblado, a bordo de una camioneta Jeep liberty, donde le suceden cosas como de película de ciencia ficción.
El público seguía igual, tieso, en un mutis total. Yo en calidad de fotógrafo me paseaba de un lado para el otro, de hecho, creo que le estropee una toma a un cuate de un canal de televisión, pero pues ni modo, así es esto. Además, estaba en mi territorio por si me la hacía de pedo, pero no pasó a mayores, sólo me echó un chiflido cuatrero y me dijo que la próxima que me atravesara, que me agachara. Total. En todo caso la culpa es de él por andarse moviendo a cada rato de lugar. Uno con la excitación de tener tan de cerca a la Bauche no se acuerda absolutamente de nada, ni de a quien se le atraviesa uno.


IV


Vanessa entonces quiso lanzar, como quien arroja una botella al mar, unos cuantos chascarridos, pero insisto, el público que le tocó era un tanto cuanto áspero, medio cabrón para entablar una charla amena. La actriz entonces lo notó y se puso mejor a leer. El siguiente texto fue el del Dr. Carlos Moisés Hernández Suárez, Signus-1. Al parecer, este relato sí lo había leído con anticipación puesto que le salió de maravilla, y a pesar de estar un poco extenso, mantuvo a la gente animada, hasta eso, y después de tres cuentos. En fin.
Dio paso entonces a leer un poco de poesía. La actriz dijo que si todavía estaban despiertos, a lo que el público dijo que sí. Entonces comentó que por qué estábamos tan serios y el baboso de Jaime se aventó una sonora carcajada, como sólo él sabe hacerlo y la actriz de los Amores perros concluyó, quiero creer, que seguíamos despiertos y que su lectura aún, por lo seco y ríspido del público, no nos había dormido.
Ya casi para anochecer la actriz dejó por la paz la lectura creyendo que había sido aburrida, pero para nada, bueno, al menos para mí no lo fue, ni para Jaime tampoco que seguía embelesado con la actriz viéndole quien sabe qué cosas. Así es Jaime, vuelvo a insistir.
Con una bonita ovación Vanessa Bauche empezó a meter sus cosas a sus respectivos portafolios y mochila. La Dra. Gloria Vergara le dio las gracias por su presencia en Colima y nos invitó a seguir la fiesta a la Pinacoteca, donde se iba a llevar a cabo una presentación o exposición pictórica.
Con timidez colimota me acerque a la actriz.
“Te faltó leer el más chido, Vanessa”, le dije estúpidamente. “No manches, cuál”, me preguntó, “El de las greguerías”, le contesté. “Ah, está bien chido”, me dijo. “A poco tú eres el autor”, agregó. “Así es”, le dije. De ahí empezamos a platicar largo y tendido.
Me reclamó que por qué no había dicho nada. Que ella a donde quiera que va pregunta primero si está el autor presente para hacer alguna dinámica o algo por el estilo. Y yo en la pendeja, sin decir nada. Le dije entonces que había escogido lo mejor de lo mejor de Colima y que pues yo me sentía alagado de que dijera eso de mi librito, pero tenía que leer a los que leyó. Y es que imaginemos: Torres Quintero, Guille Cuevas y Carlos Moisés, para qué quieren a un desconocido Alberto Llanes para hacerles sombra. Se echó entonces a reír mostrando unos dientes bien blancos y bien parejitos y se bajó del estrado y me dio mi libro. “Me lo tienes que firmar”, me dijo. Y se lo firmé, como no.
Luego vinieron las fotos, un abrazo, un beso y el cabrón de Jaime con toda su loquera y su estilo entre… a ver, mejor voy a describirlo: huaraches que en la punta decían colima, en los pies, además de los huaraches calcetines azules, pantalón de mezclilla azul medio deslavado, playera blanca que iba por dentro del pantalón azul, cinturón negro súper apretado, corbata también azul en una camisa (más bien playera) que no llevaba cuello, sombrero de paja y dos morrales, uno a cada lado, uno azul y otro blanco.
Y así pensaba el buen Jaime conquistar el corazón de Vanessa Bauche. Pero bueno, ¿ya dije que así es Jaime Velasco?


V


Optamos entonces por ir a la Pinacoteca a la inauguración de la muestra pictórica. Erika, quien trabaja en la dirección de arte y cultura de la Universidad de Colima nos dio un aventón a Jaime y a mí. Así que para allá fuimos. En un Chevy íbamos Jaime, Erika, Vanessa Bauche y un servidor, entre plática y plática llegamos al centro de la ciudad de Colima para el dichoso evento. Vanessa nos había dicho que venía bastante cansada así que nada más sería un rato, después iríamos a cenar y de ahí a su hotel porque su vuelo salía a las siete de la mañana, obvio, tenía que estar en el aeropuerto a las seis y media.
En el recinto, Jaime siguió con su pinche loquera a todo lo que daba, rápido dio cuenta de unas copas de vino tinto y unos canapés, en tanto el resto de los mortales hacíamos lo que el resto de los mortales estaba haciendo, apreciar la expo. En eso sonó mi teléfono. Era mi mujer. Le dije que si quería ir a cenar con Jaime, Vanessa Bauche y una banda más, incluyendo al “Tapiro” que nos encontramos justo al llegar al Beaterio, estacionando su móvil en un lugar, hay que decirlo, que mordía raya amarilla. Mi mujer dijo que sí, que ella llegaba a la Pina y de que de ahí nos íbamos a cenar.
En el evento a Vanessa la ubicaron algunos alumnos que le pidieron su autógrafo, así que la velada, en la Pinacoteca se extendió más de la cuenta. Yo veía que Vanessa se caía de cansancio pero aún así aguantó las pendejadas que estaba haciendo Jaime y su pinche impertinencia, pero así es Jaime Velasco.


VI


Alrededor de las diez de la noche nos dispusimos a cenar todos juntos en las sombrillas que están a las afueras del hotel Ceballos, hotel en el que estaba hospedada nuestra guapa actriz. Era una mesa muy grande, es decir, varias juntas. Estaban, por orden de aparición: Vanessa Bauche, Jaime Velasco, Sergio “Tapiro”, Erika y un grupo de cuatro o cinco chavos que trabajan con ella, en la dirección de arte, posteriormente llegó mi esposa y quedamos entonces listos para degustar una buena cena.
Pasamos una velada increíble, aunque poco pudimos hablar con la actriz gracias al desmadre que traía Jaime Velasco, que se convirtió, sin ser nadie más que Jaime, el centro de atención. Y aun así Vanessa tuvo que soportar todo eso a pesar de verse bien cansada. Lo único que siento es que Vanessa conoció muy poco de Colima y sus lugares, su gente, pero sin duda, en una noche, conoció al tipo más locuaz del teatro de por estos lares, el buen Jaime Velasco.
Luego de la cena vino otra sesión de fotos, donde todos aprovechamos para salir a lado de la actriz, mi esposa Alejandra, Jaime, “Tapiro”, Erika y todos todos juntos disfrutando de esa noche y la presencia de una excelente actriz como lo es Vanessa Bauche. ¿Ya dije que así es Jaime Velasco de extraño? Sólo espero que a nuestra guapa actriz le queden ganas de volver a esta tierra para que conozca bien a bien cómo es en realidad su gente y todo lo demás…

[1] Fundada por Alvarez y García en 1875, Romeo y Julieta comenzó a desarrollarse en 1903 cuando fue adquirida por "Pepín" Fernández Rodríguez. Este Habano, ofrece un amplio abanico de posibilidades, con vitolas que van de fortalezas medias hasta fuertes. En estos Habanos el fumador encuentra la plenitud, un aroma peculiar exquisito y un sabor que satisface.

Vannesa Bauche







Thursday, October 29, 2009

Francisco Hinojosa, en Zentralia




Francisco Hinojosa, en Zentralia

Por: Alberto Llanes

Dentro del marco de la segunda feria del libro infantil y juvenil, se presentó el escritor mexicano Francisco Hinojosa. Con una concurrencia donde abundaban los niños, por aquello de la vastísima literatura infantil que Francisco Hinojosa tiene en su haber, el evento inició alrededor de las siete y cuarto de la noche.

En esta ocasión, el afamado autor de títulos como De domingo a lunes, La vieja que comía gente, el clásico La peor señora del mundo (y varios más), iba a presentar un título no apto para los niños (por las altisonancias, a decir de él mismo). Sin embargo, como, repito, su concurrencia era abundante en niños, no se quiso quedar con las ganas, menos defraudar a su público infantil y se aventó la lectura completa del cuento titulado: La peor señora del mundo, que sacó muchas risas a los pequeñines que se dieron cita en la plaza Zentralia para oír, admirar y celebrar la literatura de la calidad del buen Francisco Hinojosa.

El autor hizo hincapié en que no era la primera vez que estaba en Colima, y es cierto, si mal no lo recuerdo el año pasado estuvo invitado en el Festival literario del Colegio Inglés, donde pudo interactuar con los alumnos de la institución, y ahí presentó, precisamente, el libro De domingo a lunes, que a propia declaración del escritor lo publicó luego de trece o catorce años desde el momento de su escritura hasta el proceso de edición e impresión.

Esta vez, y luego de complacer a su público infantil, Hinojosa dio lectura a su nuevo libro titulado: Poesía no eres tú.

Un libro magnífico que saca carcajadas a cada línea que uno lee. A decir del propio autor, un poema fue el detonante de esta novela que está compuesta de poesía, capítulos de narrativa breves, haikús e incluso un puerco, el famoso, y haber si oí bien su nombre: Pantaleón, que francamente hacen única la lectura de esa historia de amor, legislaciones, oficios, palabras extrañas, términos inentendibles, una diputada zorra que se pone peda y se saca el brasiere dejando las tetas al aire y al alcance y vista y labios de quienes se hallen en una fiesta donde corre el vino, la música y el desmadre a gran escala.

Definitivamente, es una historia que lejos de contarse se tiene que leer, para vivir de cerca las locuras de los personajes inventados por el escritor Francisco Hinojosa. Por cierto de esto, el único personaje de toda esta historia que no es inventado es, precisamente, el puerco; este personaje, a decir del propio autor es el único ente (por decirle de algún modo), que existe de verdad, o mejor dicho, existió, por que luego de terminada la historia, la vida del puerco también se vio un poco afectada, y es que acabó, repito, según dice el propio Francisco, hecho carnitas un día de tantos de la vida del autor.

Lo único que espero es que el pobre puerquito, de nombre incierto, no haya sido devorado para festejar la novela, libro o historia donde él mismo fue un puerconasaje (personaje); si no central, sí uno de los importantes de este nuevo libro de Francisco Hinojosa: Poesía no eres tú, editado bajo el sello de Almadía, propiedad de Leonardo Dajandra.

Quede pues, el lector en buenas líneas. Y el que el puerco los acompañe.


Las enormes y poco amigables librerías




Las enormes y poco amigables librerías

Alberto Llanes

No cabe duda que el hombre no está conforme, nunca, con lo que tiene. Y cuando consigue algo que parecía complicado, resulta que siempre quiere más. Hace poco, en un Cronicario, mencionaba que en Colima es casi imposible conseguir libros interesantes. Así es, lo digo y lo sostengo.

En Colima es una verdadera hazaña me atrevería a decir, una misión imposible, conseguir un libro de un autor complicado, a complicado me refiero: Macedonio Fernández, Luis Britto García, Luis Miguel Salazar, Lazlo Moussong, Dino Buzatti, Amos Oz, Juan Manuel de Prada, en fin, la lista es interminable. A veces, incluso, conseguir a alguien un tanto cuanto más conocido, es una tarea titánica. Por ejemplo, yo he estado esperando la compilación de cuentos de Julio Cortázar, Cuentos completos, editado por Alfaguara en dos tomos, y es apenas, en estos días, cuando por fin los puedo hallar en la librería del centro (ya todos sabemos a cuál me refiero, no hay que pensarle mucho), y eso que esa edición la llevo buscando, desde que apareció por primera vez allá por el año de 1996, cuando aún un incipiente alumno de bachillerato del Cedart Juan Rulfo .

Recuerdo que por esas fechas, el dinero, si es que llegaba a encontrar esa edición a la venta, no me alcazaba para adquirir dicho ejemplar. Trabajando de limpia-pisos, en una tienda departamental, con un sueldo de cuatro pesos por hora, era imposible pensar en esa edición. Y lo malo es que no me gustan los libros prestados, porque a mí me gusta leer y releer, subrayar, regresarme, oler el libro, llevarlo de un lado a otro, hacer anotaciones y últimamente, correcciones. Así que, apenas estoy consiguiendo esos libros, donde el gran Julio Cortázar tiene reunida su obra completa.

Bueno, menciono esto, porque hace poco fui a la ciudad de Guadalajara, el tiempo no me alcanzó y las actividades a las que fui no me permitieron darme una vuelta por la librería Gandhi, pero sí pude estar en la Gonvil, sí, en la Plaza del Sol. Voy a decir, aquí, lo impersonal que es estar en una librería de ese tipo.

Uno) De entrada, no encontré, al igual que en Colima, ningún libro ni de Lazlo Moussong, ni de Luis Bitto García, sí uno de Dino Buzatti, y tampoco ninguno de Cortázar (que viene a hallar justo en Educal Colima, vaya contrariedad).

Dos) A la entrada de la tienda, que es bastante grande (pero no tanto), tienen expuestos a los que venden más, no así los que escriben mejor. Así que para buscar un libro en toda esa macro-venta, es casi imposible, se debe ir con bastante tiempo y no desesperarse. Obvio los que están a la entrada son los de la escritora de moda: Stephenie Meyer, Bah.

Tres) Aquí no tienes chance de sentarte a disfrutar de las primeras páginas de tu libro favorito, menos aún, una salita (como sí la hay en Educal Colima), donde puedes tranquilamente leer, ver u oír lo que quieras. Además, el exceso de gente, el ruido, el ir y venir de vendedores-compradores etc., no te dejaría concentrar, como sí lo puedes hacer en Educal Colima, por ejemplo.

Cuatro) El librero, en este caso un tipo uniformado con playera azul y pantalón negro, no sabe absolutamente nada de lo que estás buscando o preguntando. Todo se lo da una poderosa máquina (computadora), conectada a una poderosa red de librerías Gonvil, y a veces ni así atina a decirte si tiene o no en existencia el libro que desde 1996, cuando apenas eras un incipiente alumno de educación bachiller, andabas buscando. Ah, tampoco estaba el 2666 de Roberto Bolaño.

Y Cinco) Resulta que ni el propio equipo de ventas sabe bien a bien su chamba. Resulta que esta vez que fui, el grupo editorial Santillana (y cualquiera de sus filiales, entiéndase: Alfaguara, Alfaguara infantil, Punto de lectura y toooooodo el grupo Santillana), tenían la promoción de que al llevarte dos ejemplares de la misma editorial o grupo editorial, en este caso Santillana, repito, porque el dependiente no daba una, te daban de regalo un libro más a escoger: Caleidoscopio: Reflejo de palabras, que contó con la donación de cuentos de: Carlos Fuentes, José Agustín, Guadalupe Loaeza (el prietito en el arroz), Paco Ignacio Taibo II, Ángeles Mastreta (otro prietito), David Martín del Campo, Mónica Lavín (que ni fu ni fa), Xavier Velasco, Pedro Ángel Palou e Ignacio Padilla; el otro libro era de no ficción: Caleidoscopio: Ser, conciencia, iluminación. El reencuentro con tu esencia; y contaba con la tediosa colaboración de: J. J. Benítez, Fernanda Familiar (mira no más, mientras no salga con lo de Mamás de teta grande, obvio, prietazo en el arroz), Raquel Levistein, Luis Oscoy, Mariano Osorio (¡puf!, patético) y Miguel Ruiz.

Así que, atina por cuál me incliné.

Lo peor del caso es que el paquetero fue el que me informó de ese regalo. Ya ni la chingan. Así que, aunque no halle nada interesante en las librerías de Colima (a veces buscándole sí), prefiero la tranquilidad de este bello lugar. Porque uno va a Guadalajara o a otros lugares, a comprar lo que se supone no hay aquí, y resulta que en la Gonvil, los autores que buscaba tampoco estaban disponibles. Entonces mejor, para qué moverle.

Friday, October 23, 2009

Jesucristo 2009 DC






Cronicario
Jesucristo 2009 DC


Alberto Llanes


Siempre que Jaime Velasco y yo queremos quitarnos el estrés, resulta que, literalmente, la cagamos en definitiva, porque pasa todo lo contrario. Es decir, escogemos un buen arte como lo es el cine, pero la película errónea.
Hace algunos años y luego de unos días de verdadero estrés, optamos, Jaime y yo, por ir a ver una película, “para distraernos”, dijimos. Y pues fuimos a ver Hostal. Hummm, mala elección, resulta que salimos más estresados que la chingada, fume y fume como locos y de ahí nos dirigimos entonces al bar de Rabí: “El Cuachalote”, para con unos driks quitarnos, ahora sí, el estrés.
La semana pasada y tras el estreno de Jesucristo 2009 DC., obra dirigida por mi amigo y maestro Jaime Velasco (que, dicho sea de paso, le acarreó semanas de verdadero estrés), regresamos a las salas de cine “para distraernos”, volvimos a decir.
La chica que nos vendió los boletos (y que, dicho sea de paso le gustó a Jaime, pero a jaime todas le gustan), nos dijo con la sonrisa a flor de labios:
—“Que disfruten la película”.
Jaime entonces, todo ternura le contestó:
—“Cómo crees que con este cabrón disfrutaré la película”.
Luego de sendas risotadas nos dirigimos a la sala número siete, la película: Destino final cuatro. Creo, que para quitarnos el estrés, fue otra mala opción.
Bueno, pero no quiero hablar en este espacio de nuestras andanzas en el cine ni mucho menos. Quiero hablar de la obra de teatro que fui a ver el domingo pasado: Jesucristo 2009 DC, que la compañía de Teatro Ticúz montó y presentó dentro del marco del festival Alfonso Michel. Obra qué, dicho sea de paso, sí te quita el estrés en la hora y pico que dura.
Aquí quiero hacer hincapié en algo bien importante: no soy critico de teatro, para que los lean esto no vayan a decir que me faltó mencionar esto o aquello o que nada más me di cuenta en esto o estotro.
En punto de las ocho me di cita en recinto al aire libre que, dicho sea de paso, se llama teatro trashumante foro Jaime Velasco, iba acompañado de mi esposa Alejandra Mercado para disfrutar de la obra de teatro. Cabe decir que las personas se empezaron a dar cita desde temprano, puesto que cuando llegamos ya había gente esperando a que abrieran el Parque Regional.
Con un elenco conformado en su mayoría por jóvenes, a las ocho y media dieron la tercera llamada y comenzó la función. Aquí quiero resaltar que lo único malo del teatro trashumante foro Jaime Velasco, son las banquitas, en media hora de estar ahí sentado esperando que empezara el evento, se te llegan a cansar las nalgas, pero bueno, cosa de llevar una almohada o algo para otra ocasión.
El lugar se llenó. Hubo gente que observó la obra, la hora y pico que dura, de pie y otros más en sillas que tuvo que colocar el personal de la Secretaría de Cultura porque las banquitas de madera (palmeras) fueron insuficientes.
Los primeros en salir a escena fueron los ciegos. A uno de ellos lo conozco bastante bien, “El negro” (Iván Quiroz) y lo conozco desde el Cedart Juan Rulfo; a ella no la había visto, Montserrat García, que yo creo, en mi muy humilde opinión, son los que se llevan la noche, y no porque el negrito sea mi amigo de atrás tiempo, ni nada de eso, la verdad actúan de maravilla, además él toca la guitarra, canta y actúa en algunas escenas más; ella canta (y muy bien) y actúa en una escena y todo les sale muy bien, máxime la exageración de ella cuando está cantando, mientras los demás actores se están preparando para el cambio de escena, simplemente maravilloso.
Las demás actuaciones son buenas algunas, malas o flojitas otras. Por ejemplo, el papel de Jesucristo interpretado por Roberto Marvin, está muy más o menos, como que me hizo falta algo en su actuación para que me agradara totalmente, no sé, sentí como que el papel le quedó grande, no sé, no me gustó, no así por ejemplo los papeles que hace Edgar (el pinchísimo caguamo) que son geniales, al igual que Coty Campos o Paulina Aguirre, no sé quién de ellas, cuando hacen a María embarazada, son actuaciones súper fregonas. Mención aparte merece una entrañable amiga, que no le conocía esas dotes de actriz Dinorah Aguirre, que nos enseña que además de conducir programas para la teve, tiene su lado artístico a flor de piel.
Combinando elementos de la actualidad, como esa música del Chavo del ocho, y poniéndonos en una pantalla escenas que complementan o nos adentran más en lo que pasa sobre el escenario, la obra de teatro Jesucristo 2009 DC se presentó con bastante éxito. Había oído que decían que se notaban muchos huecos entre escena y escena, yo creo que no, y si los hay, son bien suplidos por el video, por los ciegos o el mismo cambio de escena.
Quiero mencionar que los actores interpretan cinco, seis o hasta siete personajes, y quizá por eso se notan demasiados cambios de vestuario, y probablemente ahí radiquen “esos huecos”, que yo veo necesarios y bien suplidos como ya dije.
Las chicas que hacen el papel de putas merecen todo mi respeto porque no es nada fácil la interpretación. Y bueno, a todos los que formaron y forman parte, actores, directores y personal detrás del escenario, les digo, enhorabuena por esta apuesta al teatro.
Yo no sé el futuro de la compañía de Teatro Ticúz, ni si vayan a seguir presentando esta obra más adelante. Lo que sí les digo es que entraron por la puerta grande. Ya los directores se encargarán de ajustar los errorcitos de actuación de algunos elementos, pero eso el tiempo, la practica y los ensayos lo dirán.
Así que, si usted quiere irse a quitar el estrés “a distraerse como Jaime y yo”, no dude en asistir, estoy seguro que no cometerá el mismo error que hemos cometido para quitarnos el estrés y “distraernos”. Por que sí vale la pena la hora y pico que dura la obra y salir con las nalgas deshechas por culpa de las banquitas.

Tuesday, October 20, 2009

Los escritores invisibles




Cronicario
Los escritores invisibles


Alberto Llanes


Conocí a Bernardo Esquina (literariamente hablando) hará cosa de unos cuatro o cinco años. No pasa nada si le ponemos seis o siete. Vi su libro de fábulas en un stand en la FIL de Guadalajara. Estaba editado bajo el sello de la máxima casa de estudios del país: la UNAM.
El precio resultó una completa baratija: veinte pesos y todavía me hicieron el diez por ciento de descuento. O sea que no pagué gran cosa. Esa ocasión llegué a Colima con una buena compra, y es que había, literalmente, cazado a un precio razonable varios títulos importantes y sobre todo ése del buen Bernardo Esquinca; que dicho sea de paso, en mi vida había leído y mucho menos conocía, simplemente el título me llamó la atención: Fábulas oscuras. Y lo compré
Por aquella época andaba interesado, y no pasa nada si le ponemos obsesionado, en la literatura de Juan José Millás y Luis Britto García y sobre estos hice mis compras en la FIL. Y como me sobraban esos veinte pesitos decidí ver qué carajos podía encontrar en la editorial universitaria. Yo lo sé bastante bien, en las universidades los precios de los libros están muy accesibles a cualquier bolsillo y se pueden encontrar cosas interesantes, y lo sé porque trabajo precisamente en una editorial universitaria, la de Colima y créanme que esta vez no fue la excepción. Encontré un texto maravilloso.
Así que llegandito a mi ciudad me puse a leer el material que había comprado. Obvio empecé leyendo a Juan José Millás, y como su novela era algo extensa (El desorden de tu nombre, editada bajo el sello Alfaguara), dispuse que podía leer a la vez el texto de fábulas de Bernardo Esquinca, que, basta decirlo, era muy delgadito (quizá por eso me lo vendieron tan barato), pero la calidad no se puede cuantificar por el tamaño de la obra, eso que ni qué.
Fábulas oscuras (1996) me impactó. Es un texto al que no le falta nada, al contrario, está maravillosamente bien logrado y hay algunos relatos que son piezas de perfecto engranaje y cumplen su cometido, petrificar, asustar, intrigar y no pasa nada si le ponemos aterrar al lector, simplemente me fascinó.
No volví a saber nada de Bernardo Esquinca. Y es que, lo he comentado en varias ocasiones en esta columna, encontrar en Colima textos de autores contemporáneos o escritores buenos es una labor de verdad titánica, lo sabemos de sobra, y aunque existe el internet, nada como tener el material bibliográfico en nuestras manos. Tampoco seguí comprando la revista Letras Libres, donde Bernardo es un asiduo colaborador, porque el alza de su precio desmadraba mi bolsillo. Así que le perdí la pista.
Sin embargo, y lo que son las malditas cosas. Volví a saber de Bernardo Esquinca gracias a una maravillosa novela que he terminado de leer, y que según el colofón se terminó de imprimir en abril de 2009 (estamos a octubre del mismo año y apenas está a la venta en nuestro estado), y vaya lugar donde la encontré: Liverpool. Lo que son las cosas. Lástima que esta ocasión no la hallé a veinte pesos sino a un costo mucho más elevado, pero igual no vamos a pagar tan poco por un trabajo fascinante de principio a fin. ¿Verdad?
Bueno, los Escritores invisibles es la nueva y maravillosa novela de Bernardo Esquinca que, quien no lo haya leído tiene que hacerlo porque es de esos escritores que no podemos dejar de lado.
En la novela se narra la historia de Jaime Puente, un joven escritor que anda en la búsqueda de una editorial para sus textos. Tiene treinta, treintaiún años y no ha podido colar su obra a las librerías porque no halla quién sea su editor.
A la vez que vamos leyendo la historia de Jaime Puente, David, Hugo (Roberto y Beatriz) sus amigos, nos enteramos de la vida de otros autores (y aquí radica la metáfora interesante de la obra) ya que todos son Escritores invisibles que se volvieron famosos gracias a las peripecias que tuvieron que sortear para entrar al mundillo editorial.
Es así como podemos encontrar entonces, fragmentos de vidas de: James Ellroy, J. G. Ballard, Chuck Palahniuk, Paul Auster, Barry Gifford, Neeli Cherkovski (famoso por ser el biógrafo de Charles Bukowski), Eutimio Cruz, Bret Easton Ellis, Alex Nogales y un apartado que me maravilló por lo perverso, increíble y quién sabe si verdadero o falso de lo que Bernardo, o mejor dicho, Jaime Puente llama “La cofradía de las amas”, que son señoras amas de casa que, en sus ratos libres, se sientan a escribir pornografía; ellas son Ana Luisa, María Martha, Laura Elena, Luz Estela y María José.
De todas éstas la que en lo personal, a Alberto Llanes le fascinó, fue la historia que escribió precisamente Ana Luisa, que trata a grandes rasgos la vida de un millonario excéntrico que tiene una perversión en particular:

…le gusta fornicar con mujeres embarazadas. De hecho no consigue excitarse de otro modo. Así que utiliza su fortuna para crearse un singular harén de mujeres preñadas por él mismo, y a las que les paga una considerable suma de dinero para dejarse embarazar constantemente […] además se regodea de contar la delicia de acostarse con mujeres embarazadas comparándolas con universos en expansión, y la manera en que todo en ellas se ensancha: las caderas, los pezones el útero. Y lo mejor de todo, confiesa este insaciable garañón, es la leche materna. Sus mujeres lo amamantan como a un crío…

Mientras esto pasa, podemos leer también la historia de las editoriales y grupos culturales en México que, sobra decirlo, son una mierda. Todos se pelean por un manuscrito de Roberto Rojas, que cambiará, revolucionará (según esto) el mundo editorial.
Roberto Rojas, junto con Hugo (el poeta disperso), Selma (editora de Bolaño & Fonseca editores) el propio Jaime Puente y todos los autores americanos y mexicanos que ya nombré, y que aparecen en la novela, todos forman(o formamos) parte del grupo, chingón por cierto, de los Escritores invisibles.
Y, como termina la novela una vez que Jaime Puente, después de tanto periplo consiguió publicar su novela, Fonseca le dice: “Bienvenido al montón. A la masa uniforme. Al gran vacío de los publicados”.
Es una magia, un encanto, un placer ser un escritor invisible, no publicado, efímero, de cajón, sin nada que ofrecer al mundillo editorial, pero chingón.
Y esto no lo dice Fonseca esto lo digo yo.
Así qué, leamos esta nueva obra de Bernardo Esquinca, y de paso, démosle un vistazo al resto de su bibliografía porque estoy seguro que no se van a arrepentir de gastar veinte pesos en comprar su libro.

Thursday, October 15, 2009

Clausura de las jornadas Altexto




Cronicario
Clausura de las jornadas Altexto


Alberto Llanes


Del 22 al 30 de septiembre, en la Pinacoteca de la Universidad de Colima, como cada año, se llevaron a cabo las jornadas Altexto.
El motivo principal de estas jornadas (del libro universitario), es poner, como institución, nuestro granito de arena en el fomento, compra y acercamiento a la población colimense al libro, quede claro, generalmente lo que se promueve es precisamente el libro universitario, por ello es que el nombre completo es, en esta ocasión (que ya son once años que llevan a cabo): XI jornada del libro universitario Altexto 2009.
Pero ello no quiere decir que no podamos encontrar, en la librería de la Universidad de Colima, conocida como galería universitaria, un compendio (a pesar de la crisis), bien interesante de títulos de autores y editoriales un tanto cuanto más comerciales y no meramente, universitarias, así que si nos damos una vuelta por la feria universitaria del libro, podremos encontrar varios títulos, principalmente de la editorial Anagrama, a un precio accesible (algunos), pero de autores de la calidad de Alessandro Baricco, Roberto Bolaño, Patricia Highsmith, Norman Mailer, Tom Wolfe, Charles Bukowski, Guillermo Fadanelli y muchos otros, mientras que por otras editoriales podemos hallar el material literario de Clarice Lispector, Enrique Serna, Mónica Lavín y tantísimos más, no puedo dejar de mencionar el descuento especial que tiene el material literario, con motivo de esta feria que nos reúne año con año, y que con mucho gusto, pero sobre todo con pasión, tratamos de que se realice perfectamente.
Aquí quiero hacer hincapié en que el día miércoles 30, precisamente, fue la clausura de nuestras presentaciones, talleres, charlas, conferencias y toda la actividad académica, quedando solamente la venta de libros, que, por esta vez, se extendió un par de días más. Me da mucho gusto ver que año con año las jornadas del libro universitario se llenan más y más de gente nueva, gente que quizá no asiste regularmente a las presentaciones y que espera las que organiza la Dirección General de Publicaciones para las jornadas del libro universitario cada año.
Cabe decir que ya tengo cuatro años siendo parte de este maravilloso grupo que conformamos la Dirección de Publicaciones de la Universidad de Colima, y aquí quiero hacer mención de todos nuestros compañeros que están detrás de esto que presentamos año con año y que la gente generalmente no ve o no conoce, y como dice nuestro slogan: la universidad somos todos, y en primer lugar quiero mencionar a don Migue, que es quien nos hace la limpieza en la Dirección de Publicaciones, pero que año con año (y sin mal no recuerdo ya van dos, que son los mismos que tiene laborando con nosotros), nos ayuda en la venta y promoción de los cuadernos de lectura rápida con los chavos de los bachillerato; mención importante también para don Pedro y Horacio, que trabajan en el acabado, refilado y engrapado de los cuadernos y libros que se presentan en las jornadas; Carlitos que tiene a su cargo la impresión de lápices, bolsas, tazas y playeras; Benjamín (El chino) que se encarga del diseño del logo de las jornadas Altexto; Miriam, Gloria y Beto Vega que son editores (y en algunas ocasiones moderan mesas de trabajo) de los libros que se presentan en la jornada Altexto; mención aparte tienen Jaime, Francisco y Carmen, que hacen diversas actividades (tomar fotos, checar que el brindis esté listo, colocar personificadores, imprimirlos, pegarlos, poner las botellitas de agua en la mesa, verificar el volumen de los micrófonos, checar que hayan llegado los presentadores y comentaristas y que el evento empiece a la hora señalada), en fin, toda la parte de logística en cada uno de los eventos; Guille Cuevas que nos ayuda en edición, presentación, moderación y fomento a la lectura con los cuadernos de lectura rápida; Martha, Deysi y Víctor que nos acompañan en las presentaciones y también tienen a su cargo labores de diseño, contabilidad y varias cuestiones más dentro de estas jornadas; Adolfo y Benjamín, que tienen otro tanto de labor, vendiendo libros, yendo y viniendo con las cajas de aquí y allá, colocar carteles, conexiones de cañón, pantalla etc.; y por supuesto, a las dos cabezas que nos guían, nos jalan las riendas y son el alma de estas jornadas: Inés Sandoval y Guille Araiza, pero sobre todo, a todas las personas y dependencias que hacemos posible estas jornadas de libro universitario cada año.
Yo, por mi parte, hablo del maravilloso grupo, equipo (llámenle como quieran) con que me toca trabajar, pero cada dependencia tiene su labor y a cada uno le toca aportar su trabajo para que estas jornadas salgan a la perfección.
Ahora sí, quienes lean este espacio conocerán un poquito más a las personas que están detrás de todo este proyecto y grupo que se llama: Dirección General de Publicaciones y que tenemos un fin, trabajar, todos juntos como reza nuestro slogan universitario, por la Universidad de Colima.
Muchas gracias a todos los asistentes en cada uno de los eventos tanto en la Pinacoteca Universitario como en el Archivo y Hemeroteca de la Universidad de Colima, ustedes hacen posible estas jornadas del libro universitario, sin ustedes, no seríamos nada. Gracias, nos veremos el siguiente año.

Jaime y Silverio, Silverio y Jaime








(Cronicario)
Jaime y Silverio, Silverio y Jaime


Alberto Llanes


El pasado viernes por la mañana, llegó a mi oficina mi maestro y ahora amigo Jaime Velasco. Él fue quien me dio clases de teatro cuando era su heteróclito alumno en el Centro de Educación Artística Juan Rulfo. Digo heteróclito porque en el Cedart todos somos entes muy extraños. En fin.
Me vino a platicar de su nuevo proyecto teatral a lado de Silverio Palacios, entonces pensé, ¿Jaime Velasco y Silverio Palacios dirigiendo un proyecto de teatro?, esto es simplemente maravilloso.
Con mucho gusto le pedí que me invitara a ver un ensayo de la obra que, a decir del mismo Jaime Velasco, era o es (mejor dicho) una adaptación que hizo Silverio Palacios al texto Jesucristo Gómez, del dramaturgo mexicano Vicente Leñero. Esta obra de teatro se llama:Jesucristo D.C. (adaptación libre de Silverio Palacios a la obra Jesucristo Gómez). Misma que está ambientada en Colima, Rancho de Villa, Catedral, cerca de la Yerbabuena y Coquimatlán.
Hay que hacer memoria que de ese texto también existe la novela del mismo Leñero titulada como todos saben, El evangenlio de Lucas Gavilán, una mirada comiquísima y súper citadina de la pasión de Jesucristo y su paso por el De efe.
Entonces me lancé al ensayo. El propio Jaime Velasco me dijo que esa noche, precisamente, estaría Silverio Palacios, quien había dejado al grupo teatral por estar trabajando (la noche del grito) en la ciudad de Zacatecas y que venía para continuar con los ensayos de la obra que están trabajando.
Así que en medio de la tremenda tormenta que cayó esa noche, me di cita en el teatro al aire libre de la Casa de la Cultura, con la zozobra de que esa noche, tras la fuerte tormenta, el ensayo se cancelaría. Pero no, los chicos a los dirigen Jaime y Silverio son gente profesional y estuvieron ahí, pese a todo y con un único objetivo, sacar adelante la puesta en escena.
En un momento, dado Silverio Palacios creyó que me iba a integrar al proyecto, que dicho sea de paso se llama Ticuz-Teatro, pero desafortunadamente no, creo que estoy muy desencanchado en eso de hacer teatro y el tiempo ya está encima para la puesta en escena (que se estrenará, según el propio Jaime el domingo 11 de octubre a las ocho y media de la noche, en el teatro al aire libre del Parque Regional). De cualquier forma me encantaría regresar a hacer teatro, pero quizá sea un poco más adelante y cuando no tenga una tesis de maestría que redactar.
Durante el ensayo noté que, lejos de que dos personalidades tan fuertes como lo son Silverio y Jaime se desorganizaran completamente, al contrario, creo que se complementan bastante bien y cada uno aporta lo que sabe hacer mejor: actuar. No cabe duda que para cualquier colimense sería un honor trabajar al lado de estos dos grandes de la actuación.
Es maravilloso darse cuenta, en un solo ensayo, de todo lo que es y nos puede enseñar Silverio Palacios. Puso a sus actores a hacer varios ejercicios para modular la voz en cada una de las escenas que así lo requerían y es indiscutible la calidad y sencillez con que Silverio Palacios trabaja ya sea en un teatro de magnitudes extraordinarias o en un simple camerino de un teatro al aire libre, como el de la Casa de la Cultura, pero como él mismo lo dijo: “es por amor al teatro, por amor a Colima y por querer hacer algo a lado de quien fue y es su gran amigo desde mi infancia: Jaime Velasco”.
Así es el grupo Ticuz-Teatro. Todos con el ánimo de hacer algo por la dramaturgia local y sobre todo, trabajando al lado de estos dos maravillosos directores y conocedores y actores pero sobre todo, personas que luchan y hacen del teatro, de la actuación, su forma de vida.
Esperemos ver esta obra de teatro (que además está escrita por Silverio), y esperemos que este esfuerzo que ahora comienza, este proyecto que arrancó desde el año pasado con la tradicional pastorela (que también dirigieron Silverio Palacios y Jaime Velasco) sea apreciado por el público colimense, porque es una verdad a voces, el teatro, la actividad teatral en el estado de Colima está muy abandonada por el lado del espectador que no asiste a los eventos teatrales, que no lee teatro, y mucho menos conoce del teatro local, y vaya que hay muchas puestas en escena cada temporada, cada fin de semana como para llenarse de teatro hasta los huesos.
Es por eso que Silverio Palacios y Jaime Velasco están haciendo ahora esto, salir de los recintos digamos “oficiales” de teatro para llevar las representaciones a donde está la gente. Es un esfuerzo complicado porque en las calles, en los teatros al aire libre no existen los elementos propicios (que sí los tiene un teatro formal) para las puestas en escena, pero es un riesgo que hay que correr y esperemos que otras personas, actores y directores de teatro local se animen a hacer lo mismo, porque el teatro de verdad lo vale.
Ya ni hablar de apoyos, que siempre hacen falta y parece que nunca terminan de llegar, o resulta que sí les toca pero siempre a los mismo, y ya chole con eso.
Yo nada más quiero una cosa, que ahora sí sea reconocido el trabajo de Jaime Velasco, porque creo que es un tipo con mucho talento, que respeto y admiro y que le ha costado mucho trabajo llegar a donde ha llegado.
Del mismo modo quiero que sea reconocido el trabajo de Silverio Palacios, que yo no conocía personalmente pero que me dejó el regusto por la pasión con que hace cada cosa en pro de la actuación, que mejor sería ir a ver su obra de teatro y apoyar a estos dos talentos locales que no hacen otra cosa que no sea lo que saben hacer mejor: actuar, ¿y para quién, o porqué y para qué?, simple y sencillamente para Colima.

Una temporada más




Cronicario
Una temporada más


Alberto Llanes


Empezó, sin lugar a dudas, la mejor temporada del año. Lo digo porque recién se han jugado los primeros partidos de futbol americano, ello sin contar con todas las fiestas que se avecinan como el 15 de septiembre, el descubrimiento de América, el día de los fieles difuntos, la feria de todos los santos y por supuesto, el día de acción de gracias en los Estados Unidos y la Navidad.
Pero lo mejor de todo es que estas fiestas, estos días, no podrían estar mejor acompañados que con un buen serial de televisión cada domingo de partidos de la NFL, la mejor liga deportiva en el mundo entero, por mucho.
Así que otra vez corren las apuestas y los equipos se van perfilando para ver quién se convierte en monarca del trofeo Vince Lombardy. Pero, ¿qué sería un día de muertos sin el partido previo de lo que los gringos llaman Halloween? No quiero decir con esto que ame la cultura gabacha, ellos tienen lo suyo y yo tengo lo mío, lo tradicional de México. Pero la Ene Efe Ele es la NFL y en estos días la vida no es la misma.
Ver un partido de futbol americano es una experiencia emocionante, y lo mejor, es que cada juego corona un día especial en la mejor época del año. O, ¿qué sería del día de acción de gracias en los Estados Unidos sin el partido tradicional de ese día?, generalmente, el día de acción de gracias de los Estados Unidos (el 25 de noviembre) se lleva a cabo en jueves y con un partido de la NFL, y se ha hecho tradición que sean los Vaqueros de Dallas contra los Leones de Detroit y ambos equipos juegan con sus uniformes de los años 50.
Ese día uno no tiene por qué asistir a la oficina; sino quedarse en casa pretextando cualquier cosa (enfermedad repentina, dolor incontrolable, cansancio imprevisto o cualquier otra excusa), y ver el futbol americano, ese ajedrez humano que nos pone a tono con la época, máxime si ese día, como ya es tradición, juega nuestro equipo amado, que, dicho sea de paso, en mi caso son los Vaqueros de Dallas.
En fin. Cada juego pareciera un súper tazón en pequeño.
La literatura, que generalmente reservo para leer los domingos, en época de futbol americano la tengo que adelantar (sábado, viernes o jueves), para que el santo domingo me quede totalmente libre y aventarme desde las doce del día hasta las diez de la noche, tres juegos de futbol americano, porque la pasión nos quema las entrañas y cada año tenemos que esperar por lo menos seis meses (enero (día último del mes que es cuando termina la temporada con el partido grande o también llamado Súper Bowl), febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto (primeros juegos de pre-temporada), septiembre (empieza la temporada regular), octubre, noviembre, diciembre (los partidos se juegan en tremenda nevada) y enero, para volver con el ciclo).
En el futbol americano hay otra situación importante a resaltar. El equipo que merece pasar a la siguiente ronda, según sus triunfos y derrotas en toda la temporada, es el equipo que podrá aspirar primero a ser líder de su grupo para posterior, ser campeón de su conferencia (nacional o americana) y contender por el trofeo y anillo del súper tazón. Mis equipos favoritos, por cierto, están en la conferencia Nacional y son nada más dos: Green Bay (Packers); en segundo lugar, y en primero, obvio, como ya dije líneas arriba: Dallas (Cowboys).
Mis archienemigos serán, por consiguiente, los equipos que comparten el grupo con los Vaqueros de Dallas, que son: Águilas de Philadelphia, Pieles rojas de Whashington y Gigantes de Nueva York; y el equipo al que por tradición, los Empacadores de Green Bay tienen que odiar que son: Los osos de Chicago, demostrando así, la gran rivalidad que tienen estos dos equipos y no sólo eso, sino uno de los partidos (Osos de Chicago vs Empacadores de Grenn Bay) más añejo de la historia de la NFL.
Sin embargo, todos estos equipos que pertenecen a la conferencia nacional se vuelven mis amigos cuando algunos de ellos se corona campeón de conferencia y llega al partido grande y tiene que enfrentar a un súper rival de la conferencia americana, donde están los Jets de Nueva York, Delfines de Miami, Bengalíes de Cincinnati, Potros de Indianápolis, Broncos de Denver, Bills de Búfalo y por supuesto, un equipo que se ha vuelto un verdadero dolor de cabeza para los equipos de la conferencia nacional: Los Patriotas de Nueva Inglaterra comandados por Tom Brady, un gran quarterback hay que reconocerlo.
Así se vive la NFL.
Aunque creo que esta diversión no sería igual si estos partidos se hicieran en la primera mitad del año, donde no hay mucho qué festejar.
Dichosos los invitados al juego del hombre. Bienvenida otra campaña más. Hay grandes contendientes para el súper tazón XLIV (44), esperemos que los Vaqueros de Dallas le den una grata sorpresa a todo su público y que esta temporada sea, como cada año de futbol americano, maravillosa.

Friday, August 21, 2009

Y no más para que se den color de quién es Francisco Umbral, o quién era...

Aquí les dejo caer todo esto del maestro Francisco Umbral, chamacos pulgosos.

Tomado de wikipedia...

Francisco Umbral
De Wikipedia, la enciclopedia libre
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Francisco Pérez Martínez más conocido como Francisco Umbral (Madrid, 11 de mayo de 1932[1] - Boadilla del Monte, Madrid, 28 de agosto de 2007) fue un periodista, novelista, biógrafo y ensayista español.

Contenido [ocultar]
1 Biografía
2 Estilo literario
3 Obra
3.1 Narrativa
3.2 Ensayos y crónicas
3.3 Biografías y autobiografías
4 Premios
5 Referencias
6 Bibliografía
7 Enlaces externos



Biografía [editar]Nació en Madrid, en el hospital benéfico de la Maternidad, entonces situado en la calle Mesón de Paredes, en el barrio de Lavapiés, el 11 de mayo de 1932, según ha dejado acreditado la profesora Anna Caballé en su biografía Francisco Umbral. El frío de una vida.[1] Su madre residía en Valladolid, pero se desplazó hasta Madrid para dar a luz con el fin de evitar las habladurías, ya que era madre soltera.[1] El despego y distanciamiento de su madre respecto a él habría de marcar su dolorida sensibilidad. Pasó sus primeros cinco años en la localidad de Laguna de Duero y fue muy tardíamente escolarizado, según se dice por su mala salud, cuando ya contaba diez años; no terminó la educación general porque ello exigía presentar su partida de nacimiento y desvelar su origen. El niño era sin embargo un lector compulsivo y autodidacta de todo tipo de literatura, y empezó a trabajar a los catorce años como botones en un banco.

En Valladolid comenzó a escribir en la revista Cisne, del S.E.U., y asistió a lecturas de poemas y conferencias. Emprendió su carrera periodística en 1958 en El Norte de Castilla promocionado por Miguel Delibes, quien se dio cuenta de su talento para la escritura. Más tarde se traslada a León para trabajar en la emisora La Voz de León y en el diario Proa y colaborar en El Diario de León. Por entonces sus lecturas son sobre todo poesía, en especial Juan Ramón Jiménez y poetas de la Generación del 27, pero también Valle-Inclán, Ramón Gómez de la Serna y Pablo Neruda.

En 1959 se casó con María España Suárez Garrido, posteriormente fotógrafa de El País, y ambos tuvieron un hijo, «Pincho», que falleció con tan sólo seis años de leucemia, hecho del que nació su libro más lírico, dolido y personal: Mortal y rosa (1975). Eso inculcó en el autor un característico talante altivo y desesperado, absolutamente entregado a la escritura, que le ha suscitado no pocas polémicas y enemistades.

En 1961 marchó a Madrid como corresponsal del suplemento cultural y chico para todo de El Norte de Castilla, y allí frecuentó la tertulia del Café Gijón, en la que recibiría la amistad y protección de los escritores José García Nieto y, sonbre todo, de Camilo José Cela, gracias al cual publicaría sus primeros libros. Describiría esos años en La noche que llegué al café Gijón. Se convertiría en pocos años, usando los seudónimos Jacob Bernabéu y Francisco Umbral, en un cronista y columnista de prestigio en revistas como La Estafeta Literaria, Mundo Hispánico (1970-1972), Ya, El Norte de Castilla, Por Favor, Siesta, Mercado Común, Bazaar (1974-1976), Interviú, La Vanguardia, etcétera, aunque sería principalmente por sus columnas en los diarios El País (1976-1988), en Diario 16, en el que empezó a escribir en 1988, y en El Mundo, en el que escribió desde 1989 la sección Los placeres y los días. En El País fue uno de los cronistas que mejor supo describir el movimiento contracultural conocido como movida madrileña. Alternó esta torrencial producción periodística con una regular publicación de novelas, biografías, crónicas y autobiografías testimoniales; en 1981 hizo una breve incursión en el verso con Crímenes y baladas. En el año 2003, sufrió una grave neumonía que hizo temer por su vida.

En 1990 fue candidato, junto a José Luis Sampedro, al sillón F de la Real Academia Española, apadrinado por Camilo José Cela, Miguel Delibes y José María de Areilza, pero fue elegido Sampedro.

Ya periodista y escritor de éxito, colaboró con los periódicos y revistas más variadas e influyentes en la vida española. Esta experiencia está reflejada en sus memorias periodísticas Días felices en Argüelles (2005). Entre los diversos volúmenes en que ha publicado parte de sus artículos pueden destacarse en especial Diario de un snob (1973), Spleen de Madrid (1973), España cañí (1975), Iba yo a comprar el pan (1976), Los políticos (1976), Crónicas postfranquistas (1976), Las Jais (1977), Spleen de Madrid-2 (1982), España como invento (1984), La belleza convulsa (1985), Memorias de un hijo del siglo (1986), Mis placeres y mis días (1994).

Murió de un fallo cardiorrespiratorio el 28 de agosto de 2007 en el hospital de Montepríncipe, en la localidad de Boadilla del Monte (Madrid), a los 75 años de edad.


Estilo literario [editar]Su calidad literaria viene dada por su fecundidad creativa, su sensibilidad lingüística y la extrema originalidad de su estilo, muy impresionista, de sintaxis muy suelta, metafóricamente muy elaborado y complejo, flexible para los matices más esquivos de la actualidad, abundante en neologismos y alusiones intertextuales y, en suma, de una exigente calidad lírica y estética. Esta particularidad le hace especialmente intraducible y en consecuencia es un autor apenas vertido a otros idiomas y casi desconocido en el extranjero. Francisco Umbral es «uno de los primeros prosistas de la lengua española del siglo XX», según Fernando Lázaro Carreter, y Miguel Delibes lo califica como «el escritor más renovador y original de la prosa hispánica actual».

Como articulista practicó una especie de costumbrismo antiburgués que no renunciaba al yo más intensamente romántico e intentaba dar a lo cotidiano, en palabras de Novalis, la dignidad de lo desconocido, mezclando calle y cultura e impregnándose a veces de una desolada ternura. Como cronista político Umbral hizo gala, además, de una gran acidez y mordacidad y una increíble intuición para captar la epidermis oculta de los asuntos. En 1993 se vio envuelto en una agria polémica por llamar «paletos» a las personas de Aranda de Duero en una televisión nacional. El candidato a la presidencia del gobierno José María Aznar había sido recibido en esta localidad en loor de multitudes mientras que Felipe González había sido abucheado en la Universidad por esos mismos días. En ese mismo programa se produjo también la célebre anécdota, con Mercedes Milá, de "yo he venido aquí a hablar de mi libro"

Otros pasajes de su trayectoria columnística quedan expuestos en el libro "Ladrón de Fuego", de Gómez Calderón, profesor de la Universidad de Málaga que, hasta la fecha, ha realizado la aproximación más completa a la retórica del fecundo escritor madrileño.


Obra [editar]
Narrativa [editar]Su extensa producción narrativa, en la que resaltan los aspectos autobiográficos, está formado por una larga lista de títulos:

Balada de gamberros (1965)
Tamouré (1965)
Larra, anatomía de un dandy (1965)
Travesía de Madrid (1966)
Lorca, poeta maldito (1968)
Valle-Inclán, los botines blancos de piqué (1968)
Lord Byron (1969)
Si hubiéramos sabido que el amor era eso (1969)
Las vírgenes (1969)
Las europeas (1970)
Miguel Delibes (1970)
El giocondo (1970)
Lola Flores. Sociología de la petenera (1971)
Memorias de un niño de derechas (1972)
Amar en Madrid (1972)
Carta abierta a una chica progre (1973)
Los males sagrados (1973)
Spleen en Madrid I (1973)
Retrato de un joven malvado: memorias prematuras (1973)
Museo nacional del mal gusto (1974)
Crónicas antiparlamentarias (1974)
Las españolas (1974)
Travesía de Madrid (1974)
Diario de un snob (1974)
Diario de un español cansado (1975)
España cañí (1975)
Cabecitas locas, boquitas pintadas y corazones solitarios (1975)
Suspiros de España (1975)
La guapa gente de derechas (1975)
Mortal y rosa (1975)
Las ninfas (1975)
España de parte a parte (1976)
Crónicas postfranquistas (1976)
Mis mujeres (1976)
Retrato de un joven malvado (1976)
Los males sagrados (1976)
Iba yo a comprar pan (1976)
Las cartas (1976)
Mis paraísos artificiales (1976)
Los políticos (1976)
Las respetuosas (1976)
Teoría de Lola (1977)
Diccionario para pobres (1977)
Tratado de perversiones (1977)
La prosa y otras cosas (1977)
Las Jais (1977)
El hijo de Greta Garbo (1977)
La noche que llegué al Café Gijón (1977)
Los angeles custodios (1978)
Ramón y las vanguardias (1978)
Diario de un snob II (1978)
Los Amores diurnos (1979)
Diario de un escritor burgués (1979)
Teoría de Madrid (1980)
Los helechos arborescentes (1980)
A la sombra de las muchachas rojas (1981)
La bestia rosa (1981)
Spleen, cuaderno de Madrid (1981)
Crímenes y baladas. Antología de prosas líricas (1981)
Las giganteas (1982)
Las ánimas del purgatorio (1982)
Spleen de Madrid-2 (1982)
Diccionario cheli (1983)
España como invento (1984)
Trilogía de Madrid (1984)
Fábula del falo (1985)
Mis queridos monstruos (1985)
Pío XII, la escolta mora y un general sin un ojo (1985)
El Fetichismo (1986)
Guía de pecadores-as (1986)
La belleza convulsa (1986)
Memorias de un hijo del siglo (1987)
Guía de la posmodernidad (1987)
Sinfonía borbónica (1987)
Un carnívoro cuchillo (1988)
El día que violé a Alma Mahler (1988)
Nada en el domingo (1988)
La escritura perpetua (1989)
Guía irracional de España (1989)
El fulgor de África (1989)
Y Tierno Galván ascendió a los cielos (1990)
El socialfelipismo (1991)
Crónica de esa guapa gente: memorias de la jet (1991)
Tatuaje (1991)
Del 98 a don Juan Carlos (1992)
Memorias eróticas (1992)
Memorias republicanas (1992)
Memorias borbónicas (1992)
La leyenda del césar visionario (1992)
La década roja (1993)
Madrid 1940. Memorias de un joven fascista (1993)
Mis placeres y mis días (1994)
La rosa y el látigo (1994)
Las palabras de la tribu : (de Rubén Dario a Cela) (1994)
Las señoritas de Aviñón (1995)
Madrid 650 (1995)
Diccionario de literatura : España 1941-1995: de la posguerra a la modernidad (1995)
Los cuadernos de Luis Vives (1996)
Los cuerpos gloriosos: memorias y semblanza (1996)
Capital del dolor (1996)
La forja de un ladrón (1997)
Diccionario de literatura : España : 1941-1995 : de la posguerra a la posmodernidad (1997)
La derechona (1997)
La bestia rosa (1998)
Historias de amor y viagra (1998)
Diario político y sentimental (1999)
El socialista sentimental (1999)
Madrid XXIl (2000)
Madrid, tribu urbana (1999)
Los alucinados : personajes, escritores, monstruos. Una historia diferente de la literatura (2001)
Un ser de lejanías (2001)
La república bananera USA (2002)
Cela : un cadáver exquisito (2002)
¿Y cómo eran las ligas de Madame Bovary? (2003)
Los metales nocturnos (2003)
Crónica de las tabernas leonesas (2004)
Días felices en Argüelles (2005)
Sofía Morales (2005)
Amado siglo XX (2007)
Carta a mi mujer (2008)
Obra poética 1981-2001 (2009)

Desde 1985 Umbral inició una serie de novelas sobre los hechos más importantes de la historia de España en el siglo XX, a semejanza de los Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós para el siglo XIX.


Ensayos y crónicas [editar]También escribió un ensayismo muy personal en títulos como La escritura perpetua (De Rubén Darío a Cela) (1989), Las palabras de la tribu (1994), Diccionario de literatura (1995), Madrid, tribu urbana (2000) o Los alucinados (2001). En Cela: un cadáver exquisito (2002), ofrece su personal interpretación del que fue su protector y amigo y en ¿Y cómo eran las ligas de Madame Bovary? (2003) ofrece una colección de cuarenta semblanzas breves de sus escritores preferidos. Como cronista, publicó Y Tierno Galván subió a los cielos (1990) donde analiza líricamente la transición política de España desde el fallecimiento de Franco en 1975 hasta el entierro de uno de los alcaldes más queridos de Madrid en 1986; en El socialfelipismo: la democracia detenida (1991) y La década roja (1993), desmenuza la presidencia ejercida por Felipe González y en La República bananera USA, que versa sobre los hechos ocurridos el 11 de septiembre en Nueva York, la guerra de los Estados Unidos en Afganistán y el gobierno de George Bush (2002). Su preocupación por el lenguaje se muestra en el Diccionario para pobres (1977), el Diccionario cheli (1983) o Las palabras de la tribu (1994).


Biografías y autobiografías [editar]Ha publicado además ensayos biográficos y literarios con puntos de vista originales sobre autores clásicos de la literatura del XIX y del XX, como Larra, anatomía de un dandy (1965), Lorca, poeta maldito (1968), Ramón y las vanguardias (1978) y Valle-Inclán: los botines blancos de piqué (1997) y otras más bien divulgativas como Valle-Inclán (1968); Lord Byron (1969); Miguel Delibes (1970); Lola Flores, sociología de la petenera (1971). Un capítulo especial en este apartado lo ocupan los libros autobiográficos, aunque la autobiografía inunda también toda su obra narrativa y periodística, entre los que cabe destacar La noche que llegué al café Gijón (1977), Memorias eróticas (Los cuerpos gloriosos) (1992), El hijo de Greta Garbo (1977) y sus memorias periodísticas Días felices en Argüelles (2005).


Premios [editar]Obtuvo el Premio Nacional de Cuentos Gabriel Miró en 1964 con Tamouré y fue finalista del premio Guipúzcoa el mismo año por su novela corta Balada de gamberros. En 1965 su cuento Días sin escuela consigue el Premio Provincia de León. A fines de los sesenta es finalista al premio de cuentos Tartessos por Marilén otoño-invierno. Es finalista del Premio Elisenda de Moncada por 'Si hubiéramos sabido que el amor era eso' (1969).

En 1975 obtiene el Premio Carlos Arniches de la Sociedad General de Autores y ese mismo año el Premio Nadal de novela por Las Ninfas.

Ya en los años 80 Premio González Ruano de Periodismo en 1980 por su artículo El trienio, publicado durante su etapa en El País; fue finalista del Premio Planeta en 1985 con Pío XII, la escolta mora y un general sin un ojo.

En 1990 obtiene el Mariano de Cavia por su artículo periodístico Martín Descalzo, ya de su etapa en El Mundo y el Premio Antonio Machado con su narración corta Tatuaje. En 1992 su novela Leyenda del César visionario obtuvo el Premio de la Crítica 1991. En 1994 logra el Premio Juan Valera de literatura epistolar y el VII Premio Nacional de Periodismo de la Fundación Institucional Española. En 1995 recibe el Premio Francisco Cerecedo de la Asociación de Periodistas Europeos. En 1996 es Premio Príncipe de Asturias de las Letras; en 1997 es premio Fernando Lara por La forja de un ladrón. En 1997 el Ministerio de Cultura le otorga el Premio Nacional de las Letras Españolas por el conjunto de su obra y se le conceden la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid y el premio León Felipe a la Libertad de Expresión. Fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (1999). En el año 2000 obtuvo el Premio Cervantes y en 2003 el Premio de periodismo Mesonero Romanos.


Referencias [editar]↑ a b c Caballé, Anna: Francisco Umbral. El frío de una vida, Espasa-Calpe, 2004, pp.67-69. ISBN 978-84-670-1308-5.

Bibliografía [editar]Armañanzas, Emy y Fernando Sánchez Gómez (2008): "La muerte de Francisco Umbral, acontecimiento cultural en prensa" en Tonos, Revista Electrónica de Estudios Filológicos, nº XVI, Universidad de Murcia. ISNN 1577-6921

Anna Caballé, Francisco Umbral. El frío de una vida, Espasa-Calpe, 2004. ISBN 978-84-670-1308-5
María P. Celmar, Francisco Umbral, Valladolid: Universidad, 2003. ISBN 978-84-8448-223-9
Javier Villán, Francisco Umbral. La escritura absoluta, Madrid: Espasa Calpe, 1996. ISBN 978-84-239-7823-6
Antonio López de Zuazo Algar, Catálogo de periodistas españoles del siglo XX. Madrid, 1981. ISBN 978-84-86227-81-4
EntreRíos. Revista de Artes y letras nº 2, primavera verano, 2005 (Monográfico dedicado a Francisco Umbral con diversos estudios, un texto inédito y una selección de fragmentos de sus obras) Asociación Minerva de Artes y Letras (Granada).
Gómez Calderón, Bernardo, Ladrón de fuego: la obra en prensa de Francisco Umbral. Málaga, 2004 Asociación para la Investigación y el Desarrollo de la Comunicación. ISBN 84-609-3181-1

Comparto la opinión


El maestro Francisco Umbral, fallecido en 2007.



Tomado de http://www.diariodecolima.com/opinion.php?var=2669
El día 21 de agosto de 2009

Despacho político
ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA


Una brigada de muchachos sudamericanos inquietos, informan las agencias internacionales de noticias, se ha dado a la tarea de recuperar la grafía de los acentos y salieron, brocha en mano, a ponérselos a los anuncios callejeros que no los tienen.
Hay que echar un ¡ole! a todo pecho por esos jóvenes capaces de exigir que se respete la lengua de sus ancestros, que es la suya propia, ahora vilipendiada y destrozada por publicistas tan ignorantes como impunes que se las dan de ingeniosos, por ciertos profesores que lindan con el analfabetismo y por no pocos periodistas que desprecian, acaso por desconocimiento, tal vez por haraganería intelectual, su herramienta principal, el idioma.
Ya era hora de que algunos jóvenes tomaran en sus manos la defensa de la buena escritura que otros también jóvenes ignoran o desprecian y asesinan en mensajes de telefonía celular escrita.
Establecer las reglas ortográficas del castellano y, sobre todo, hacerlas respetar, para mejorar la comunicación escrita, ha costado siglos. Cuando se leen documentos de los siglos púberes de nuestro idioma, la arbitrariedad del escribano o del cronista dictaba la regla a su gusto y a su modo, aun en la misma página. Bueno, no había reglas, digamos en su descargo.
La ortografía facilita el entendimiento entre quienes escriben y quienes leen. Los paleógrafos, en una suerte de ejercicio arqueológico del idioma, nos hacen claros los documentos oscuros del pasado. Me refiero, claro, a los buenos paleógrafos, los que estudiaron la ciencia de la paleografía, no los improvisados, que los hay y lo presumen.
Cosa aparte es la libertad de hacer y deshacer las palabras en el arte literario, particularmente en la poesía. La lengua cambia con sus hablantes -ya lo decía hace buen tiempo Miguel de Cervantes, en boca de Don Quijote-. Pero a su proceso de transformación ni le corre prisa ni le agobia horizonte. Su rigor es otro, mientras en el arte la anarquía es sana práctica.
Como si se tratara de contrarrestar a los jóvenes de los acentos, una agencia de noticias reprodujo el miércoles -acaso a falta de mejores materiales periodísticos- la absurda recomendación del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, de “jubilar la ortografía” y su admonición de “enterremos las haches rupestres”, entre otras tonterías del brillante escritor. Sugerencias contenidas en su ponencia Botella al mar para el dios de las palabras, presentado al Tercer Congreso de la Lengua Española, organizado en Zacatecas, en el ya lejano 1997.
Proponerlo era innecesario. A la ortografía la está jubilando la educación deficiente y la ignorancia gramatical que genera la pobreza al impedir el acceso de los muchos a la buena escuela. Con toda su autoridad de gran escritor y Nobel, el colombiano decreta el nacimiento de una Babel contemporánea en donde terminemos por no entendernos entre los hablantes del castellano. Para fortuna de todos, nadie le hizo caso, pero sí tuvo al menos una respuesta brillante.
Y si una agencia de noticias resucitó el asunto doce años después, me siento en derecho de traer yo la respuesta felizmente irónica y oportuna que García Márquez obtuvo de Francisco Umbral, periodista español y brillante narrador, en su columna Los placeres y los días, en el diario madrileño El Mundo.
Hela aquí:


“Los placeres y los días
Jarzia Marques
FRANCISCO UMBRAL
Lo escribo así, Jarzia Marques, a ver si le gusta al gran prosista colombiano, que ahora maldice de la hache y todo lo demás. Cuando le dieron el Nobel, él ponía todas las haches en su sitio. Cien años de soledad es novela que tiene unas haches cojonudas. ¿Por qué la ha tomado ahora con la hache?
La ortografía, ciencia modesta, es el andamiaje del idioma. América ha enriquecido mucho el español de España, desde Rubén Darío al propio García Márquez, por no salirnos de lo contemporáneo. Y ha tenido muy buenos especialistas, como Bello, Cuervo, etc. Si se trata de ir contra España, me parece que se equivocan de enemigo. Su enemigo son los Estados Unidos, que les tienen colonizados mediante el inglés comercial y literario. Pero parece que tragan esta colonización material e intelectual incluso con orgullo, mientras van a vengar una afrenta de hace 400 o 500 años talando la hache como se tala un árbol. Fidel Castro, buen amigo de García Márquez (y a quien seguimos admirando los castristas españoles), lleva 30 años tratando de escolarizar a su pueblo, pues, en buen marxismo, el idioma es una herramienta que, en manos del pueblo, sirve para pedir lo justo, denunciar lo injusto, trabajar en algo, hacer acto de presencia y luchar por lo suyo. ¿Y qué van a hacer los niños cubanos con una gramática que se les deshace entre las manos?
García Márquez sabe que por cada boquete que se le abre al castellano entrará el inglés a bocanadas. El idioma es una empalizada, la última que le queda al Tercer Mundo para defenderse del coloso triste del Norte.
Eso de jugar con las letras, quitar y poner puntos, cambiar la ortografía, ya lo hicieron Mallarmé, Apollinaire, Juan Ramón Jiménez entre nosotros, todas las vanguardias de hace casi un siglo. Son juegos burgueses de señoritos ilustrados, cosa elitista que nunca ha trascendido a la gente. Suponemos que García Márquez tampoco quiere caer en eso. Las herramientas y los fusiles del pueblo tienen que estar en buenas condiciones, bruñidos de uso y cuido, para la hora del trabajo o la vindicación. «Jubilemos la ortografía», ha dicho el escritor en Zacatecas. Este impar prosista a lo mejor se está jubilando a sí mismo y no lo sabe. El pueblo quiere aprender a escribir una carta correctamente. Son los estilistas caprichosos y minoritarios quienes hacen gracias con la ortografía y la tipografía. La ortografía, aunque de origen azaroso, como el idioma mismo (cualquier idioma), necesita solidificarse con el uso del autor y el lector. Prefiero una hache edificada a un revuelto de letras con fríjoles o frijoles o como coños quieran llamarlo ahora. La ortografía es la armadura de la palabra, la palabra es la avena loca del idioma, el idioma es la panoplia del pueblo sin panoplias.
A uno todo esto de Zacatecas no le suena a literatura, sino a política. Por Méjico andan emergiendo dialectos indios muy adecuados para la lucha contra el Gobierno y su jerga, que es el solemne castellano. Eso está bien y nos devuelve a la realidad legendaria del nativismo. Los indígenas quizá odian el «latín» del Poder, mas, para ponerse de su parte (que es lo que hay que hacer), no basta con quitar y poner comas, tildes, minucias. Es mejor coger un fusil. O callarse, maestro”. (Publicado en el diario español El Mundo, el 10 de abril de 1997).

Thursday, August 20, 2009

"No consigo andar por el mundo tirando cosas "...Un texto de Eduardo Galeano

ESTE ARTÍCULO DEBERÍA MÁS BIEN, SER DIRIGIDO A LOS MENORES DE CUARENTA PARA QUE COMPRENDAN LA MANÍA DE GUARDAR PARA CUANDO SE OFREZCA AUNQUE CON ELLO OBSTRUYAMOS LA ENTRADA DE LA PROSPERIDAD.


Eduardo Galeano, Periodista y escritor Uruguayo (Para mayores de 40)



El maestro Eduardo Galeano.


Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco. No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar. Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales. ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó tirar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo. ¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades. ¡Guardo los vasos desechables! ¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez! ¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plástica de los pollos! ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos! ¡Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida! ¡Es más! ¡Se compraban para la vida de los que venían después!
La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas de loza. Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de refrigerador tres veces. ¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica. ¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de los tenis Nike?
¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando colchones casa por casa? ¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista? ¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?
Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más y más basura. El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad. El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el que recogía la basura!! ¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... 60 años! Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII)
No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan. Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y tire que ya se viene el modelo nuevo'. Mi cabeza no resiste tanto. Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo. Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo? ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?
En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las tapas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos! ¡¡¡Las cosas que usábamos!!!: Y las cosas que nunca usaríamos. Botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón.
Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.
Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!!
Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos. Y las cajas de cigarros Richmond se volvían cinturones y posa-mates y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'.
Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa.
Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!!
Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella. Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.
Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour.
Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la 'bruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado. Hasta aquí Eduardo Galeano.

¿Qué es lo primero que levantas del suelo después de un terremoto?

 En palabras Llanes     I Una vez más México hace historia; otro 19 de septiembre que « retiembla en su centro la tierra al sonoro...