Saturday, September 04, 2021

Empezaron las clases… virtuales/presenciales

 En palabras Llanes

 

El pasado 30 de agosto, en todo el país, arrancaron las clases virtuales/presenciales. Lo escribo de esta forma porque quien quisiera llevar a sus hijos a la escuela lo pudo hacer y quienes decidieron que sus hijos/as tomaran clases en casa, también podrían hacerlo. El tema fue causa de muchos debates, gente a favor del regreso y que era imposible estar siempre metidos en la casa, viviendo en una burbuja y que los caminos de la vida no son como yo imaginaba, no son como yo creía, bueno, aquí el presidente, no sé si en mofa o con qué pretexto, en sus ya hartas mañaneras, pidió que le pusieran el video con la canción antes mencionada; otros por el contrario se opusieron a llevar a sus hijos/as a la escuela porque, lo cual es cierto, la pandemia todavía no ha terminado y quién sabe si algún día termine. Llevamos poco más de un año metidos en nuestras casas y no se ve para dónde.

              Sin embargo, la fecha llegó. Algunos padres/madres no tienen de otra más que mandar a los hijos a la escuela por diversas razones «generalmente de trabajo» que, obligan, de cierta manera, a mandar a los pequeños de manera presencial a la escuela, ello con todos los famosos protocolos de seguridad e higiene, pero en la escuela si no se puede controlar una plaga de piojos y pulgas, mucho menos se podrá controlar esto del Covid que parece no tener fin.

              Por otro lado, ¿cómo le explico a mi hijo de tres o cuatro años que acude de manera presencial a su guardería o preescolar, que no se abrace con tal o cual amiguito o amiguita, que no se intercambie el cubrebocas, que no agarre la silla del compañerito o compañerita, en fin, que se lave las mano ene cantidad de veces?, es imposible, por dios. Hay escuelas que ni siquiera cuentan con los requerimientos básicos que exige el protocolo de sanidad para llevar a cabo las funciones necesarias. ¿Cómo le explico a mi hijo que guarde su distancia si la sociedad misma «y lo he visto en el super mercado cuando me toca ir por víveres y otros enseres domésticos», no guarda la distancia…

              Mi hijo va en tercero de preescolar, conoce las vocales, pero le hace falta trazarlas con el lápiz y, a veces, se le olvida el orden en el que van y su nombre al tratar de identificarlas. En casa hemos decidido que tome clases a distancia, vía zoom, así como varios de sus compañeritos/as. Sin duda le han tocado días muy extraños. Las clases en línea si son para grados avanzados «yo mismo doy clases en licenciatura» y son muy complicadas, ahora en preescolar son, además de complicadas, un relajo. Todo en chiquerío tiene el micrófono abierto y, la maestra, por más que les pide a los papás que lo desactiven, nada; aquello es un jolgorio de vocecillas incesantes que quieren participar, que gritan, que los regañan, que están desayunando mientras toman la clase y el regaño sale a la luz pública, que están papando moscas y la cámara así los capta. A nivel licenciatura nadie quiere encender ni el micrófono ni la cámara, parece que uno le habla a nadie, a veces. En preescolar es todo lo contrario. Los niños/as están ansiosos por participar, por encender la cámara y ver a sus compañeritos/as que no han podido ver en casi poco más de un año de pandemia.

              Las clases, aunque sean todo un relajo, son demasiado divertidas oyendo la gritería de todos/as aunque el aprendizaje quede en segundo término y a a pesar de que el educador o educadora, haya planeado a la perfección su clase, porque los niños, las niñas son así, espontáneos.

Así la vida en #DíasDePandemia, y por lo pronto no hay más. Ya irán a la propia escuela, al salón de clases a pegar tremendos gritos, verse, abrazarse y sentirse que para eso somos humanos…

Sí es en serio este cementerio

 

En palabras Llanes


 Voy a parafrasear un poco esta canción de Mecano: «Es en serio este cementerio» titulando esta columna: «Sí es en serio este cementerio». Y quizá el titular sea burdo o inadecuado «lo digo por los días que estamos viviendo», pero quizá también sea un título necesario y para nada alejado de la realidad.

              Todavía por ahí, en mis pocos recorridos por la calle «porque debo decir que sí he estado encerrado en la casa, sin embargo, he requerido de salir a la calle a trabajar, dos días por semana a la Falcom, ir por víveres, agua y/o medicina y las menos de las veces por distracción, recorriendo las calles o carreteras en coche y nada más», y en esos pocos recorridos he escuchado a mucha gente que, amén de todo no creen en esta enfermedad, se mofan, incluso, de ella, y quieren, añoran que les dé Covid «para no ir a trabajar» dicen.

              Hace poco la Universidad de Colima llevó a cabo su proceso de selección para ingresar a sus diferentes planes y niveles de estudio, no me extenderé en esto, sólo diré que el adolescente que tenemos en la casa fue aceptado en el bachillerato de su elección.

La misma casa de estudios, pidió que, en ciertos horarios establecidos para evitar a conglomeraciones, el adolescente «de preferencia sin acompañamiento de un adulto, padre o tutor», fuese a llevar sus papeles originales al plantel en cuestión. Y así le hicimos.


Nos hacían falta fotografías tamaño infantil, sí teníamos, pero eran de cuando el adolescente tenía seis o siete años. Fuimos a un lugar al centro «que es el que conocemos porque las entregan en diez, veinte minutos cuando mucho», nos presentamos el adolescente y yo con todas las medidas de seguridad, le dije al adolescente que en este primer proceso yo lo acompañaría a todo, pero que me mantendría a la distancia para que él empezara a resolver sus trámites y si alguno requería de mi intervención, lo haría, así que lo mandé por la delantera en tanto iba a estacionar el coche.

Al llegar no había tanta gente, por lo que tomé asiento en una silla vacía, silla que tenía una especie de funda en el respaldo con el logotipo de los Santos de Nueva Órleans «en un vistazo rápido por el lugar, vi que todas las sillas tenían esa especie de funda con los equipos de futbol americano, encontré la de los Dallas Cowboys, pero esa silla era la que usaba la chica que atendía el lugar». Dicha silla estaba lejos de la dependienta y en sana distancia con otra silla a lado, que tenía la funda en mención con el equipo de los Gigantes de Nueva York; le pregunté al adolescente que si ya había pedido las fotografías y me dijo que sí, que incluso ya se las habían tomado, entonces, esperamos… en eso, recordé que la indicación de la Universidad de Colima era que las fotos tendrían que ser en blanco y negro y le dije al adolescente que si las había pedido así, me dijo que no y ahí voy a hacer mi intervención como padre y/o tutor luego de que el adolescente se quedó impávido y se puso blanco y sentí que le venía una especie de mini-infarto, me dirigí con la chica a decirle que el pedido del adolescente eran fotografías en blanco y negro, por favor, me dijo que no había problema y volvimos a esperar; me fui a sentar a la misma silla lejos de la dependiente cuando en eso entraron dos personas a «revelar o imprimir» en las máquinas electrónicas que hay ahí para ello, sus fotografías, junto a mí y en la silla otrora vacía se sentó el varón que acompañaba a la mujer que fue directo a esas máquinas «en tanto bajaba, acomodaba e imprimía esas imágenes». El gordito varón a mi lado empezó a cabecear y algún conocido suyo, que trabajaba en ese centro fotográfico y que salió a entregar unas fotografías a un cliente anterior a mi adolescente, le preguntó a ese gordito que si estaba enfermo, porque lo halló entre cabeceando, con los ojos cerrados o vaya a saber… el gordito se medio espabiló y le dijo que no, que no estaba enfermo, que sólo tenía Covid 19, en eso el adolescente se fue a sacar unas fotocopias «documentación que también necesitaba para llevar a cabo su proceso de inscripción» y salió del lugar a buscar una papelería. Luego de ese comentario del gordito a mi lado, que yo di por totalmente desafortunado, se rieron y yo, muy serio y muy con mi cubrebocas le dije al gordito más o menos esto, palabras más palabras menos: «Mi amigo, no sabe lo que dice, no quisiera estar enfermo y mucho menos de Covid, estar intubado, metido en un hospital y su familia con la zozobra de no saber de usted, es una enfermedad muy terrible a la que no le hemos dado su justa dimensión y por eso estamos como estamos», el gordito se levantó de su lugar y se fue a sentar a otra silla como pensando, o no, en lo que le había dicho; aquella silla tenía la funda del equipo de los Cuarentainueves de San Franciso.

Llegó el adolescente y al poco rato le dieron sus fotografías tamaño infantil en blanco y negro. Dimos las gracias y nos fuimos de ahí, yo, con la zozobra de que en efecto ese gordito NO hubiese estado enfermo de la Covid porque estuvimos relativamente muy cerca y su cambio de lugar me hizo pensar en muchas cosas…

              Sin embargo, han pasado varios días de aquello y al parecer en casa todos estamos bien. Pero al abrir el Facebook uno se entera que la muerte ronda por aquí y por allá, que la enfermedad ha llegado a nuestros círculos más cercanos y que ahora los muertos ya no son aquél o aquella, no, ahora son nuestros amigos, conocidos y familiares.

No hemos salido de esta pandemia, aún no podemos cantar victoria, tenemos que seguir cuidándonos y cuidando a los demás, ponernos en los zapatos del otro «que en realidad nunca lo hacemos», y seguir usando cubrebocas, cuidar la sana distancia, ponernos gel antibacterial y desinfectante en el cuerpo, y, sobre todo, ser mucho más cuidadosos con nuestra higiene personal y general y #PorFavorPorFavorPorFavor… tomar estar enfermedad en serio, vacunarse y al presentar síntomas, ir a hacerse la prueba y aislarse en caso de resultar positivos, preferible estar quince días en casa, que seguir infectando a los demás.

              Oigo, leo y veo que mucha gente ya quiere regresar a las actividades normales, a las cotidianas, a las escuelas y está bien, yo mismo quiero hacerlo, pero si no tomamos esta enfermedad en serio y no le damos su justa dimensión, cómo vamos a evitar que este virus se siga propalando y que otro/a se contagien. Hay que cuidarnos nosotros para cuidar a los demás…

              Si nosotros adultos no nos cuidamos… ahora imaginen sus hijos que ya están próximos a regresar a la escuela y que ven en nosotros el ejemplo… está de pensarse ¿no?

              #PensarEnElOtroEsUnGestoDeFeEnLaHumanidad, gesto o acto de fe que a veces veo y siento, esta sociedad en la que vivimos no tiene, no siente o no piensa… #LíbranosDelMalAmén…  

¿Qué es lo primero que levantas del suelo después de un terremoto?

 En palabras Llanes     I Una vez más México hace historia; otro 19 de septiembre que « retiembla en su centro la tierra al sonoro...