Saturday, September 04, 2021

Empezaron las clases… virtuales/presenciales

 En palabras Llanes

 

El pasado 30 de agosto, en todo el país, arrancaron las clases virtuales/presenciales. Lo escribo de esta forma porque quien quisiera llevar a sus hijos a la escuela lo pudo hacer y quienes decidieron que sus hijos/as tomaran clases en casa, también podrían hacerlo. El tema fue causa de muchos debates, gente a favor del regreso y que era imposible estar siempre metidos en la casa, viviendo en una burbuja y que los caminos de la vida no son como yo imaginaba, no son como yo creía, bueno, aquí el presidente, no sé si en mofa o con qué pretexto, en sus ya hartas mañaneras, pidió que le pusieran el video con la canción antes mencionada; otros por el contrario se opusieron a llevar a sus hijos/as a la escuela porque, lo cual es cierto, la pandemia todavía no ha terminado y quién sabe si algún día termine. Llevamos poco más de un año metidos en nuestras casas y no se ve para dónde.

              Sin embargo, la fecha llegó. Algunos padres/madres no tienen de otra más que mandar a los hijos a la escuela por diversas razones «generalmente de trabajo» que, obligan, de cierta manera, a mandar a los pequeños de manera presencial a la escuela, ello con todos los famosos protocolos de seguridad e higiene, pero en la escuela si no se puede controlar una plaga de piojos y pulgas, mucho menos se podrá controlar esto del Covid que parece no tener fin.

              Por otro lado, ¿cómo le explico a mi hijo de tres o cuatro años que acude de manera presencial a su guardería o preescolar, que no se abrace con tal o cual amiguito o amiguita, que no se intercambie el cubrebocas, que no agarre la silla del compañerito o compañerita, en fin, que se lave las mano ene cantidad de veces?, es imposible, por dios. Hay escuelas que ni siquiera cuentan con los requerimientos básicos que exige el protocolo de sanidad para llevar a cabo las funciones necesarias. ¿Cómo le explico a mi hijo que guarde su distancia si la sociedad misma «y lo he visto en el super mercado cuando me toca ir por víveres y otros enseres domésticos», no guarda la distancia…

              Mi hijo va en tercero de preescolar, conoce las vocales, pero le hace falta trazarlas con el lápiz y, a veces, se le olvida el orden en el que van y su nombre al tratar de identificarlas. En casa hemos decidido que tome clases a distancia, vía zoom, así como varios de sus compañeritos/as. Sin duda le han tocado días muy extraños. Las clases en línea si son para grados avanzados «yo mismo doy clases en licenciatura» y son muy complicadas, ahora en preescolar son, además de complicadas, un relajo. Todo en chiquerío tiene el micrófono abierto y, la maestra, por más que les pide a los papás que lo desactiven, nada; aquello es un jolgorio de vocecillas incesantes que quieren participar, que gritan, que los regañan, que están desayunando mientras toman la clase y el regaño sale a la luz pública, que están papando moscas y la cámara así los capta. A nivel licenciatura nadie quiere encender ni el micrófono ni la cámara, parece que uno le habla a nadie, a veces. En preescolar es todo lo contrario. Los niños/as están ansiosos por participar, por encender la cámara y ver a sus compañeritos/as que no han podido ver en casi poco más de un año de pandemia.

              Las clases, aunque sean todo un relajo, son demasiado divertidas oyendo la gritería de todos/as aunque el aprendizaje quede en segundo término y a a pesar de que el educador o educadora, haya planeado a la perfección su clase, porque los niños, las niñas son así, espontáneos.

Así la vida en #DíasDePandemia, y por lo pronto no hay más. Ya irán a la propia escuela, al salón de clases a pegar tremendos gritos, verse, abrazarse y sentirse que para eso somos humanos…

Sí es en serio este cementerio

 

En palabras Llanes


 Voy a parafrasear un poco esta canción de Mecano: «Es en serio este cementerio» titulando esta columna: «Sí es en serio este cementerio». Y quizá el titular sea burdo o inadecuado «lo digo por los días que estamos viviendo», pero quizá también sea un título necesario y para nada alejado de la realidad.

              Todavía por ahí, en mis pocos recorridos por la calle «porque debo decir que sí he estado encerrado en la casa, sin embargo, he requerido de salir a la calle a trabajar, dos días por semana a la Falcom, ir por víveres, agua y/o medicina y las menos de las veces por distracción, recorriendo las calles o carreteras en coche y nada más», y en esos pocos recorridos he escuchado a mucha gente que, amén de todo no creen en esta enfermedad, se mofan, incluso, de ella, y quieren, añoran que les dé Covid «para no ir a trabajar» dicen.

              Hace poco la Universidad de Colima llevó a cabo su proceso de selección para ingresar a sus diferentes planes y niveles de estudio, no me extenderé en esto, sólo diré que el adolescente que tenemos en la casa fue aceptado en el bachillerato de su elección.

La misma casa de estudios, pidió que, en ciertos horarios establecidos para evitar a conglomeraciones, el adolescente «de preferencia sin acompañamiento de un adulto, padre o tutor», fuese a llevar sus papeles originales al plantel en cuestión. Y así le hicimos.


Nos hacían falta fotografías tamaño infantil, sí teníamos, pero eran de cuando el adolescente tenía seis o siete años. Fuimos a un lugar al centro «que es el que conocemos porque las entregan en diez, veinte minutos cuando mucho», nos presentamos el adolescente y yo con todas las medidas de seguridad, le dije al adolescente que en este primer proceso yo lo acompañaría a todo, pero que me mantendría a la distancia para que él empezara a resolver sus trámites y si alguno requería de mi intervención, lo haría, así que lo mandé por la delantera en tanto iba a estacionar el coche.

Al llegar no había tanta gente, por lo que tomé asiento en una silla vacía, silla que tenía una especie de funda en el respaldo con el logotipo de los Santos de Nueva Órleans «en un vistazo rápido por el lugar, vi que todas las sillas tenían esa especie de funda con los equipos de futbol americano, encontré la de los Dallas Cowboys, pero esa silla era la que usaba la chica que atendía el lugar». Dicha silla estaba lejos de la dependienta y en sana distancia con otra silla a lado, que tenía la funda en mención con el equipo de los Gigantes de Nueva York; le pregunté al adolescente que si ya había pedido las fotografías y me dijo que sí, que incluso ya se las habían tomado, entonces, esperamos… en eso, recordé que la indicación de la Universidad de Colima era que las fotos tendrían que ser en blanco y negro y le dije al adolescente que si las había pedido así, me dijo que no y ahí voy a hacer mi intervención como padre y/o tutor luego de que el adolescente se quedó impávido y se puso blanco y sentí que le venía una especie de mini-infarto, me dirigí con la chica a decirle que el pedido del adolescente eran fotografías en blanco y negro, por favor, me dijo que no había problema y volvimos a esperar; me fui a sentar a la misma silla lejos de la dependiente cuando en eso entraron dos personas a «revelar o imprimir» en las máquinas electrónicas que hay ahí para ello, sus fotografías, junto a mí y en la silla otrora vacía se sentó el varón que acompañaba a la mujer que fue directo a esas máquinas «en tanto bajaba, acomodaba e imprimía esas imágenes». El gordito varón a mi lado empezó a cabecear y algún conocido suyo, que trabajaba en ese centro fotográfico y que salió a entregar unas fotografías a un cliente anterior a mi adolescente, le preguntó a ese gordito que si estaba enfermo, porque lo halló entre cabeceando, con los ojos cerrados o vaya a saber… el gordito se medio espabiló y le dijo que no, que no estaba enfermo, que sólo tenía Covid 19, en eso el adolescente se fue a sacar unas fotocopias «documentación que también necesitaba para llevar a cabo su proceso de inscripción» y salió del lugar a buscar una papelería. Luego de ese comentario del gordito a mi lado, que yo di por totalmente desafortunado, se rieron y yo, muy serio y muy con mi cubrebocas le dije al gordito más o menos esto, palabras más palabras menos: «Mi amigo, no sabe lo que dice, no quisiera estar enfermo y mucho menos de Covid, estar intubado, metido en un hospital y su familia con la zozobra de no saber de usted, es una enfermedad muy terrible a la que no le hemos dado su justa dimensión y por eso estamos como estamos», el gordito se levantó de su lugar y se fue a sentar a otra silla como pensando, o no, en lo que le había dicho; aquella silla tenía la funda del equipo de los Cuarentainueves de San Franciso.

Llegó el adolescente y al poco rato le dieron sus fotografías tamaño infantil en blanco y negro. Dimos las gracias y nos fuimos de ahí, yo, con la zozobra de que en efecto ese gordito NO hubiese estado enfermo de la Covid porque estuvimos relativamente muy cerca y su cambio de lugar me hizo pensar en muchas cosas…

              Sin embargo, han pasado varios días de aquello y al parecer en casa todos estamos bien. Pero al abrir el Facebook uno se entera que la muerte ronda por aquí y por allá, que la enfermedad ha llegado a nuestros círculos más cercanos y que ahora los muertos ya no son aquél o aquella, no, ahora son nuestros amigos, conocidos y familiares.

No hemos salido de esta pandemia, aún no podemos cantar victoria, tenemos que seguir cuidándonos y cuidando a los demás, ponernos en los zapatos del otro «que en realidad nunca lo hacemos», y seguir usando cubrebocas, cuidar la sana distancia, ponernos gel antibacterial y desinfectante en el cuerpo, y, sobre todo, ser mucho más cuidadosos con nuestra higiene personal y general y #PorFavorPorFavorPorFavor… tomar estar enfermedad en serio, vacunarse y al presentar síntomas, ir a hacerse la prueba y aislarse en caso de resultar positivos, preferible estar quince días en casa, que seguir infectando a los demás.

              Oigo, leo y veo que mucha gente ya quiere regresar a las actividades normales, a las cotidianas, a las escuelas y está bien, yo mismo quiero hacerlo, pero si no tomamos esta enfermedad en serio y no le damos su justa dimensión, cómo vamos a evitar que este virus se siga propalando y que otro/a se contagien. Hay que cuidarnos nosotros para cuidar a los demás…

              Si nosotros adultos no nos cuidamos… ahora imaginen sus hijos que ya están próximos a regresar a la escuela y que ven en nosotros el ejemplo… está de pensarse ¿no?

              #PensarEnElOtroEsUnGestoDeFeEnLaHumanidad, gesto o acto de fe que a veces veo y siento, esta sociedad en la que vivimos no tiene, no siente o no piensa… #LíbranosDelMalAmén…  

Saturday, August 21, 2021

Situación del Covid en Colima

 En palabras Llanes


 

 

Mucho se dice del Covid no sólo en nuestra entidad sino en el mundo entero; que, si ya estamos en la tercera ola, que en Corea y en otras latitudes van por la cuarta ola y esto parece, en efecto, no tener fin.

               Parece que Colima atraviesa su peor racha: la pandemia nos tiene en semáforo rojo (cuando ya se nos cocían las habas por regresar porque, según esto, ya estábamos o estamos vacunados), ahora parece que vamos peor porque puede suceder que, por estar vacunados, estemos contagiando a los que no se vacunaron o a los que todavía no reciben su vacuna y a cualquier otro sector, por eso ahora vemos que la enfermedad (que ha mutado en esta nueva variante llamada delta) le ha pegado a nuestros hijos e hijas, un sector muy vulnerable que nos puede mucho y nos pega fuertemente.

No obstante con ello, las finanzas parece ser que también están en números rojos y ya vino el presidente de la república con toda su parafernalia a rescatar al pueblo colimense de los malos manejos del gobernador y su séquito; mal manejo que viene de tiempo atrás y no hay que hacerle al tarugo; no defiendo a Ignacio Peralta Sánchez (ni que hubiera votado por él y si lo hubiera hecho tampoco lo defendería, no se puede defender lo indefendible), pero tampoco el presidente es el gran salvador de nada; el país está hecho trizas y hay que ver también que Colima está en rojo en actos delictivos y ya desde antes de la pandemia, se giraba una alerta de viajes por parte del departamento de estado del gobierno de los Estados Unidos, donde pedían a su población que evitaran viajar a Colima y otras entidades más de nuestro país por el alto nivel de riesgos en delitos como robo, secuestro y homicidio. No, parece no ser un buen momento para Colima… pero ya vienen los salvadores y es cosa de esperar, aunque no se espere nada y en realidad no hay que esperar nada. Lo mejor es trabajar para que las cosas sucedan y se den…

              La situación del Covid en nuestra entidad es algo serio. El presidente de la república dice que sí o sí se regresará a las clases presenciales en agosto, pero lo cierto es que muchas escuelas no cuentan con agua potable, menos con jabón y papel para lavarse las manos hasta en veinte ocasiones por personas en un día de escuela. El color rojo en el semáforo no es para tomarse a la ligera. La población así lo hizo y ahora vemos, de nueva cuenta, las consecuencias. Fue una falacia eso de estar en verde casi por un día. Algún fin político y sucio tuvo esto. Lo cierto es que ahora nuestros jóvenes están siendo víctimas de esta enfermedad que no tienen parangón y si lo tuviese, sería como alguna otra pandemia de esas de la década de los años veinte que se ha caracterizado, especial y humanamente hablando, por ser pandémica. A saber: en 1320, la peste negra; en 1520, la viruela; en 1620 una enfermedad desconocida a bordo del Mayflower; en 1720 la Plaga de Marsella; en 1820 la Cólera; en 1920 la Peste Neumónica y, finalmente en el año 2020, el Coronavirus.

              El regreso a clases de manera presencial debería esperar, las condiciones no están dadas y menos ahora que tendremos muy cerca del campus central de la Universidad de Colima, del Cbetis 19 y otras secundarias y escuelas aledañas, un hospital móvil que resguardará a los enfermos de Covid que no estén tan graves y que no requieran de alguna cama; la ocupación hospitalaria nos ha rebasado y por eso digo que parece ser que no es el mejor momento para nuestra Colima, como rezaba aquella sentencia… de campaña política que generó ámpula (ese era en realidad el objetivo), pero que a la razón de la sintaxis está bien dicha…

              He leído posturas muy recias en redes sociales, unos a favor y otros en contra (bendita democracia), los a favor aseguran que hay que quedarse todavía en casa, que ir a las escuelas sería matar a nuestros niños y niñas o mandarlos al atolladero y más allá, los en contra dicen que ya se tiene que regresar que ya la gente está en las calles, abarrota antros, restaurantes, bares, playas, parques y jardines y es que luego de estar un año guardados entiendo que la gente ya tenga ganas de salir, de besar, de tocarse pero… repito, las condiciones aún no son las óptimas.

              No soy adivino para ver lo que nos espera o que está por venir, lo que sí es que posiblemente venga la ley del más fuerte, del sálvese quién pueda, de que cada uno se cuide como mejor le plazca y haga lo que mejor le convenga para cuidarse y proteger a los suyos. La pandemia vino para quedarse y apenas estamos en ciernes de lo que está por venir y nos espera… esto apenas es el comienzo y ya se nos queman las habas para no usar cubrebocas y salir a la calle a hacer nuestra vida normal, aunque no creo que luego de esta pandemia lo que venga sea para nada normal o como antes y, menos ahora que en el estado tenemos un llamado… #CódigoNegro… en fin.

Wednesday, August 04, 2021

La 4T en Colima

En palabras Llanes

  

Desde el periodo presidencial de Vicente Fox Quesada «que, por otra parte, fue la primera vez que ejercí mi derecho al voto» desde ese entonces estoy vacunado y contra cualquier candidato y candidata a contender por un puesto público.

En aquella ocasión yo tenía veintidós años y ya estaba harto de las transas del PRI Gobierno «que hay que ser sinceros, todavía siguen». Mi generación lo que quería era que el PRI saliera de Los Pinos y el candidato viable para ello era Fox «cierto, el cocacolero luego perdió el rumbo o quizá siempre estuvo perdido y no me di cuenta antes»; me tocó el momento justo del periodo de Salinas «ensalzado primero como nuestro prócer y hoy como el gran villano» y cuando a nuestra moneda, así de fácil, le quitaron tres ceros y vino una terrible devaluación de la cual, a la fecha, no nos podemos reponer ni lo haremos. Surgió por consecuencia un levantamiento armado en los territorios del sur de nuestro país; el EZLN se alzó contra el gobierno con los resultados que, ahora y con el tiempo hemos visto, prácticamente ninguno, porque todo sigue igual y tú lo sabes, como dijera el poeta Luis Rosales.

Desde que nací he oído tres cosas o mentiras que se repiten cada seis años, o tres, de pendiendo; que México es un país que está en vías de desarrollo «y nada más no podemos desarrollarnos ni terminar de hacerlo, estamos como esos cerdos que no pueden engordar más y están “entecados” porque se ven enfermos, achacosos o famélicos», disculparán el símil con los cerdos, pero la palabra entecado nos viene como anillo al dedo; también he oído que «viene una crisis económica de tamaño inimaginable o que vivimos en crisis o que estamos en crisis económica y financiera y crisis, crisis, crisis por todos lados que, la verdad sea dicha, está igual o peor que la pandemia por la cual estamos atravesando desde el 2020, es sempiterna».

Me voy a permitir citar a Elías Canetti del libro La conciencia de las palabras haciendo alusión a la pandemia, la crisis y el mentado país en vías de desarrollo, la cita dice: «La crisis y el país en vías de desarrollo parecen ser el único hecho, el primero y más antiguo y casi me atrevería a decir el único hecho, tienen una edad monstruosa y son sempiternamente nuevos»[1], así las cosas.

Lo siguiente que he escuchado casi casi desde nacimiento es que ahora sí, con tal o cual candidato y como huelga decir en estos días, y candidata, ahora sí viene el cambio verdadero y la verdad es que termina su periodo ya sea de tres años o de seis y lo que vimos en realidad no fue cambio sino todo lo contrario, pura morralla.

Así que desde Vicente Fox he dejado de creer en el famoso cambio o el cambio verdadero, en los candidatos/as, en los partidos políticos y todo lo que les rodea, y mucho menos creo en la llamada cuarta transformación y no es tanto que no crea, pero se me hace un enunciado demasiado grande para lo que hemos visto en estos ya tres años que tienen en el poder. Que habrá cosas buenas pero otras tantas que siguen el mismo tenor de lo que tanto han criticado.

Digamos que el presidente en turno y ya sabemos quién, aquí no vamos a dar nombres… «puede» aunque nada más llegue para mí al puede que sea honesto, pero los y las integrantes del partido que encabeza nos han mostrado que están hechos de la misma esencia que, parece ser, es esa misma de la que están hechos todos los demás políticos hombres y mujeres que han engrosado las filas tanto del PRI, las del PAN, las de un moribundo PRD «que no termina por desaparecer del todo que buena falta nos hace eliminar tanto partido político sátrapa y espurio» y ahora engrosan las filas de MORENA, partido que parece «aunque nada más parece» que desde el 2018 ha ganado muchos adeptos, ya lo veremos más adelante. ¿Qué me dicen del Partido Verde Ecologista que de pronto se une con el PAN, de pronto lo vemos con el PRI y va saltando de tanto en tanto con quien tenga o vaya a tener el poder? y ni hablemos de los demás que todos, repito, están hechos de lo mismo.

Ha ganado la 4T en Colima, en nuestra Colima, como rezó el eslogan promocional de la candidata triunfadora, dice que vienen buenos tiempos para nuestra Colima «y creo que los mismos tiempos no son tan buenos para estar al frente de ningún gobierno», espero que esta gente tenga la visión, propuestas «que, huelga decir, no vi en el debate ni en ninguna de las intervenciones de ninguno de los candidatos y candidatas que contendieron por el puesto de gobernador para nuestro estado, sí, para nuestra Colima» y que tengan los arrojos, el arresto suficiente, el tamaño real para enfrentar los mil y un problemas que tendrá al llevar las riendas en todos los aspectos del estado. Porque no hay que pensarle mucho, lo que dejan los gobiernos priistas en nuestra entidad es mucho caos, cuentas poco claras, poco dinero en las arcas y muchos problemas. Pero yo espero que este nuevo gobierno no sea lo mismo siempre, una ilusión, pura ficción o, como lo dijo Salinas en su momento: «Política ficción».

Cuando dicen que vienen buenos tiempos para nuestra Colima, no me emociono mucho como antaño, curado de espanto estoy; tampoco le deseo mal a nadie porque si al gobierno le va mal, a todos nos va a ir mal. Me da cierta emoción, vaya, hasta nostalgia que una mujer llegue al poder. Colima se ha caracterizado por ello. Ya sabemos quién es quien llevará las riendas del estado, tiene juventud, sí, tiene experiencia, pero esto no es suficiente para echarse el equipo al hombro, viene un tiempo complicado y antier, justamente, el gobernador declaraba a su gobierno en bancarrota para pagar nómina y su testimonio se me hizo tan frío, tan sin piedad, que pienso que se les hace ya muy fácil decir que no hay dinero y que hay que hacerle como quieran o como puedan «y que cada quien se las arregle como pueda», casi casi como le vamos a hacer con esta pandemia que, al final cada quien la está enfrentando como puede, como mejor le sale y vendrá entonces la ley del más fuerte.

Espero equivocarme, por lo pronto, la prueba de fuego para ver si este gobierno que viene será en serio, es darnos cuenta del gabinete con el cual va a trabajar. Ahí nos daremos cuenta si seguirá gobernando el PRI o de verdad vamos a entrar al famoso periodo de transición…  





[1] La cita textual es: «La muerte es el hecho primero y más antiguo, y casi me atrevería a decir: el único hecho.

Tiene una edad monstruosa y es sempiternamente nueva». Esta cita, en el cuerpo del texto, está modificada por mí.

Wednesday, July 21, 2021

Donde nace el agua… hay vida

 En palabras Llanes



Esta columna debió salir, por entrega, el viernes que es el día que estoy publicando ahora en mi regreso a la escritura periódica y para La Lealtad Colima. Sin embargo, me la he reservado para el día de hoy martes 20 de julio de 2021 y es que el día de ayer se cumplió exactamente un año de la desaparición física de mi madre de lo que hemos denominado en este plano terrenal como vida. Y parece que hubiera sido ayer. El tiempo pasa de manera increíble demostrándonos cada vez más y en días de pandemia ni se diga… que la vida la tenemos que vivir a plenitud, cada día todos los días en tanto dure nuestro periodo de pisar la faz en esta tierra.

              De aquel 19 de julio de 2020 a la fecha, a mi familia y a mí nos cambió la vida de una manera drástica, severa... La herida puede que haya cerrado pero el dolor no se va. Extrañamos cada día, cada instante y cada minuto al pilar que fue mamá. Sin embargo, acá estamos, tratando de seguir luchando y saliendo adelante. Levantándonos de la cama día a día con el mejor de los ánimos «aunque por dentro estemos rotos o nos falte algo o alguien» porque hay tres nietos «dos de mi hermano y uno mío, incluyendo en esta lista al Santi» que necesitan cuidados y cariños como los que mamá siempre les daba. A mamá no sólo la recordamos hoy, sino que lo hacemos a diario, siempre y, seguro estoy, va y está con nosotros a cada momento y en cada paso… Pero ahora «ayer 19 de julio», nos puede un poco más el sentimiento «un mucho más diría yo» tanto, que hasta el cielo lloró con lluvia su ausencia, exactamente como lo hizo hace un año ante su partida, cuando nos cayó una tormenta seria, repito, llorando su ausencia... Te amo madre, gracias por la vida, los consejos y los ires y venires... #HastaElCielo...

              En tanto, para seguir recordándola a ella y a todas las mamás, me la topé de frente y directo y, podría decir que casi casi la vi y la oí ahora que tuve la oportunidad de leer el nuevo libro de mi querido amigo Armando Polanco titulado: Donde nace el agua.

Quiero decir que tuve la oportunidad de ir a la presentación presencial antes de que los contagios por la Covid-19 se elevaran como están ahorita y antes de salir de vacaciones y puedo decir que Donde nace el agua es un poemario vital porque, como digo en el título de esta columna, donde hay agua o donde nace, seguramente habrá vida y hay la vida de un ser maravilloso como lo puede ser mamá. Sin embargo, en mis ojos, al leer el poemario de Armando, nacieron y vieron resbalar por las mejillas torrentes acuosos por el recuerdo de mi propia madre que, en el poemario, la figura central es doña Catalina, madre de nuestro querido poeta.

              Desde que lo leí, el poemario me «enchinó la piel», porque, repito, en él se retrata a un personaje vital, columna vertebral, pilar de todas las familias en el mundo entero: mamá. El vehículo «hago esta aliteración con todo respeto para todas las madres del universo», tanto del poemario como el vehículo que nos transporta durante nueve meses «a veces poco más, a veces menos» es ese ser primero con el que tenemos contacto en el mundo, con el mundo y para el mundo. Esa burbuja protectora que es mamá, la persona primera «aunque quizá sea la segunda o la tercera luego del médico de planta y la enfermera en turno» que nos recibe, nos abraza y, que, desde el inicio de nuestra fútil existencia nos arropa, nos llena de besos, mimos, caricias y nos recibe en su seno.

Mamá es aquella persona que nos va enseñando el mundo «quizá como se lo ensañaron a ella, con muchas carencias o sin ellas, con dudas o sin ellas, con tradición o sin ella, con sapiencia, habilidad y en cuna dorada o todo lo contrario que, en nuestro país, es más común que sea todo lo contrario, incluso con miedo, con mucho miedo». A ese ser es a quien le debemos lo que somos si es que somos algo más que materia…

              Al leer el poemario inevitablemente pensé en mi madre y es que siempre estoy pensando en ella. Pero Donde nace el agua es una alegoría a la imagen, esencia, presencia, espíritu y grandilocuencia que es mamá, es el poemario del origen y desde donde todo surge, el comienzo, los inicios, tanto de un lugar, como de los propios pininos de un niño, Armando, que poco a poco se ha ido convirtiendo en poeta, pasando por cronista, retratista en letras de su aquí y ahora, de su familia, sus orígenes y su amor por el terruño donde somos lo que somos y pobre de nosotros si salimos de él porque afuera, como dice la canción, afuera tú no existes sólo adentro, aunque he visto que Armando también afuera del terruño que lo vio nacer y ahora crecer «como persona y escritor» también ha sabido salir adelante y ya lo vemos en entrevistas para cadenas televisivas muy importantes en los Estados Unidos como lo es Univisión.

Así que con Armando se rompe la jetatura de ese dicho que al calce reza: «Nadie es profeta en su tierra», porque Armando sí lo es y también lo es fuera de ella. Aunque su amor por el terruño le hace siempre regresar amén de que, en nuestro país, la vacunación por la Covid-19 vaya, según los que saben de esto, muy atrasada, pero bueno, vamos atrasados en todo y esto no tenía por qué ser la excepción.  

              En Donde nace el agua hay imágenes muy bien logradas que, sin duda, nos transportan a ese terruño que Armando tanto añora, nos mueven a otro tiempo, incluso lo sabemos porque muchas de las palabras utilizadas en el corpus del texto, son palabras ya casi en desuso, que las nuevas generaciones sólo podrán encontrar en ciertos diccionarios especializados en jerga colimeña, colimense o colimota.

La fascinación por esta tierra que lo vio crecer y lo sigue viendo crecer y afianzarse como su escritor es latente y por eso el título porque Coquimatlán está llena de ríos, de agua, de amiales aunque el significado del municipio sea, en realidad: «lugar donde se atrapan o cazan torcazas»; esta fascinación ya nos la había mostrado con su libro Ayeres de Coquimatlán, una excelente fotografía en letras de todo esto que estoy diciendo. Armando se ha ido convirtiendo en la persona que está, en este instante, narrando los ayeres, pero también el presente y quizá deje un vestigio en el futuro de lo que es, está siendo y será Coquimatlán, la casa, el hogar fuera de la burbuja protectora que es mamá.

              No en vano Armando ganó, con este poemario, el premio estatal de poesía en un año que quedará para la historia «y del cual, seguro estoy, muchos escritores dejarán por sentado esto en libros que hablen del año pandemia». 2020 fue un año bien difícil no sólo para Armando, para mí que escribo esto y para todas las personas en el mundo entero. Año en que perdí a mi madre, el pilar, como para Armando doña Catalina fue pilar y sustento, guía y corazón, espíritu y amor colmados todo en una sola persona, como mi mamá lo fue y seguirá siendo para mí y, así con la madre de cada uno de nosotros.

              No sé si vuelva a leer en voz alta de la misma manera, alguna vez, el cuento «Empezando por la nuestra» de Agustín Monsreal que, justo retrata a la madre en su día «10 de mayo», tampoco sé si, en alguna ocasión, vaya a poder leer en voz alta y en público el poemario de Armando «porque la voz se quiebra, en el ojo nace agua que impide ver y leer bien, porque el recuerdo nos llega latente y directo», pero lo que sí es verdad es que este libro pega en la mera médula espinal, es contundente, límpido y cristalino como debe ser el lugar donde nace el agua…

              Enhorabuena para Armando, cronista, poeta y narrador de su tiempo que también es nuestro tiempo.  


Tuesday, July 13, 2021

El famoso regreso presencial

En palabras Llanes


Al parecer toda la sociedad colimense ya estamos listos para regresar a las actividades «cotidianas», a nuestra vida de antes, como he escuchado que le dicen al regreso luego de esta pandemia que nos ha metido a casa no sólo a la población de Colima; sino la del todo el mundo. Ya los veo como peces en el agua, felices y felicianos. No es necesario tener un doctorado y cursar ene diplomados para darnos cuenta de la situación actual de la pandemia. Basta con dar un pequeño recorrido a pie o en vehículo particular, para observar que, pareciera que para la población la pandemia ya fue, ya la dejamos de lado, ya domamos la famosa curva de contagios y estamos del otro lado; se empieza a sentir, dijera Juan Gabriel, un ambiente diferente en la calle lleno de fiestas, jolgorios, bares y restaurantes repletos «¿cerraron verdaderamente alguna vez?», reuniones por aquí y por allá, casi como si no hubiéramos atravesado por un hecho sin precedentes que quedará en el registro y para la historia.

Veo ya a las personas sin el uso del cubrebocas y quienes lo usan «que son los menos», lo hacen de manera incorrecta; ya lo traen como de hamaca para la papada, o ya lo usan como diadema en el cabello, o, simplemente, cubren la boca y la nariz no y lo peor es que, si llevan hijos menores o ya mayores de edad, pero sobre todo menores, a ellos no les ponen cubrebocas como si fueran inmunes y no les pasara nada.

Sin embargo, si recurrimos al gobierno es en vano «como siempre que recurrimos a él»; porque el gobierno estatal tiene el semáforo dizque en verde «de ahí que la población se haya volcado a las calles a veces sin necesidad de estar fuera de casa», pero si vemos el semáforo del gobierno federal indica que está en amarillo «el amarillo que debe darnos la señal de precaución, de ir frenando nuestra loca carrera para no flavilabar y tratar de ganarle la batalla a la incómoda luz intermitente ámbar». Entiendo que ya estamos cansados de estar metidos en nuestra casa, pero es que la pandemia todavía no ha pasado, no, todavía no podemos cantar victoria…

Por otro lado, en las instituciones, nos hablan del regreso presencial y de que falta poco para ello, repito, entiendo que ya todos estamos hartos de la tecnología, de las clases y sesiones vía plataforma meet o zoom, video chat Telmex o salas de reunión vía Facebook, las que sea, y queremos vernos en vivo y a todo color lo que yo, en mi poco entendimiento, veo que no será como se percibe en el grueso de la población que creen que el regreso será como antes, estar todos tomando una clase, en las aulas, con el profesor ahí, así, como antes de esta terrible pandemia y no, les tengo flash news, noticias frescas y recién cocinadas y me explico un poco.

De entrada, el regreso será gradual «poco a poco y no todos en bola como antaño»; segundo, se le dará prioridad «en lo que las autoridades se deciden por el color de nuestro semáforo epidemiológico», pero se le dará PRIORIDAD, así, con mayúsculas, a las clases que sean prácticas y de esas clases que sean prácticas y que verdaderamente requieran estar de manera presencial en los centros de educación, sólo irán, dependiendo del número de alumnos, burbujas de nueve personas por sesión; o sea que si el salón tiene cuarenta, cincuenta, sesenta alumnos, la partición de clases «teniendo en cuenta que sólo se aceptarán grupos de nueve, máximo quince personas por grupo, también dependiendo el tamaño del salón para que nos dé chance de la Susana Distancia», la fragmentación del grupo será casi casi impensable; tercero, de preferencia «y yo particularmente me inclinaría por esta opción» las sesiones que no sean prácticas deberán seguir en línea.

Si vamos a tomar las clases prácticas presenciales en nuestro centro educativo, la instrucción es: uso obligatorio del cubrebocas durante toda tu presencia en la clase «lo que hará incómodo el hecho y les sugiero que se lleven unos dos o tres cubrebocas porque ya los quiero ver con el calor y el sudor, en un salón con ventilador, con las ventanas abiertas tomando clases nueve o quince personas a eso de las once, doce la tarde en el calor colimeño que nos acompaña siempre, aquello se moja, se pega a la nariz y hace prácticamente imposible que uno pueda respirar, por eso mi sugerencia de llevar más de un cubrebocas en la mochila», el uso del gel antibacterial deberá ser también obligatorio su uso dentro de las instalaciones y aquí hay de dos sopas «que la institución o escuela proporcione gel en cada salón para uso colectivo o que cada quien lleve su gel para uso personal, y como vivimos en México yo sugiero que cada quién lleve su gel para uso personal, porque eso de que cada institución ponga gel en todos los salones para uso colectivo podrá ser que lo hagan al inicio, como siempre sucede en casos similares y después… esos frascos puede que se vacíen y queden así para siempre jamás»

Por otro lado, pero en esta misma tónica: profesorado y alumnado en o con alguna condición médica, amén de que su clase sea de las llamadas prácticas «no van a regresar a presencial, con condición médica me refiero a enfermedades crónicas como: asma, diabetes, hipertensión y otras».

En tanto, estamos de vacaciones, dando un rol por la ciudad ayer sábado me di cuenta que, como sociedad, nos vale lo que las autoridades sanitarias en el estado, en el país y en el mundo recomiendan, veo por otro lado que las instituciones hacen lo suyo, ponen de su parte, he asistido a dos eventos presenciales y a la entrada nos piden el uso del cubrebocas, nos toman la temperatura, nos hacen pisar el tapete desinfectante «ya he dicho en otras ocasiones que es incorrecto el uso de la palabra sanitizante, preferible mejor tapete satanizante», ese mismo tapete seco que se ve a la entrada de casi todos los lugares en Colima, y nos aplican gel antibacterial en la mano para distribuirlo en ambas, sin embargo, me he dado cuenta que al entrar al recinto, teatro, centro, poliforum, foro, auditorio lo que sea, la gente lo primero que hace es saludarse de mano, quitarse el cubrebocas y darse un fuerte abrazo… y todavía los escucho diciendo que seguimos en semáforo amarillo.

El regreso a la presencialidad no se ve tan afable como mucha gente cree, hay que seguir al cuidado de muchas cosas, evitar otras tantas y cuidarnos nosotros para no llevar la enfermedad a casa, repito, mucha gente  estamos de vacaciones y con esto que he podido observar, seguramente, muy seguramente los casos de contagios subirán, como está sucediendo en Tecomán y Manzanillo que se encuentran casi al cincuenta por ciento de ocupación hospitalaria por casos de Covid, o gente que, con el cuadro de vacunación completa, han fallecido porque, al parecer, hemos bajado la guardia y es justo lo que está buscando este virus, encontrarnos con la guardia baja para atacar de nuevo.

La pandemia, el Covid-19 realmente vino para quedarse y nuestra vida no será igual, no lo será.




Friday, July 02, 2021

Prohibido besar


En palabras Llanes Prohibido besar


Luego de irme a hibernar (en plena primera) por un tiempo, regreso a escribir mi columna para La Lealtad con mi querido amigo Miguel Ángel Sánchez. Ahora, he pensado en llamarla: «En palabras Llanes», donde hablaré (como siempre lo he hecho), con cierto humor, una chispa de sarcasmo y un tanto de verdad y a veces en serio, de temas culturales, de política y de libros y literatura; quizá a veces hable de música y de cuando en cuando y a lo lejos de futbol americano (mis grandes pasiones).


Me da gusto empezar este nuevo espacio haciendo el comentario de la obra de mi querido amigo, contlapache y compañero de correrías en otrora época de nuestra vida: Julio César Zamora Velazco. Amigo y colega también de este afán de y por escribir y compartir historias quien, recientemente, presentó (y espero lo haga otra vez porque en aquella velada no pude acompañarlo) su más reciente libro titulado precisamente: Prohibido besar, historias contagiant… y no, no es error, así aparece en la portada de su libro (editado por Puertabierta). De primeras yo también pensé que se trataba de un error, pero no, es un efecto interesante para que el lector/a se enfrente a lo que podría continuar que en este caso es un plural de acuerdo con la sintaxis de la escritura previa del título.


Prohibido besar, historias contagiantes es un libro pequeño en su estructura (cincuenta cuartillas lo componen), pero es grande en su interior y, más que grande, es un viaje, en medio de esta pandemia, por ciertos lugares, países, situaciones e historias (sobre todo esto último, historias) que, algunas se han dado a conocer gracias a la inmediatez de las famosas redes sociales, pero ¿cuántas de estas historias se han quedado simplemente ahí, en el olvido porque no llegaron a ningún cronista, escritor/a que las pudiera dar a conocer?


El libro está compuesto por diez historias, breves todas ellas, donde leo a un Julio César Zamora, seguro, directo y que nos transporta al lugar de los hechos ya sea en España o la misma China; esto no importa porque historias similares hubo en Colima, Tecomán, Manzanillo o la antípoda.


No quiero hacer spoiler del documento per se, para que el mismo lector/a encuentre las historias y quizá se halle en una de ellas y las disfrute o se acongoje (según sea el caso). Leyendo el documento me ha quedado clarísimo el título de por qué está prohibido besar, que no sólo, la pandemia, nos quitó este acto (que en Latinoamérica somos kinésicos/as a decir basta) y nos comunicamos mucho corporalmente y/o necesitamos del contacto corporal para expresar nuestro sentir; la pandemia nos quitó besos, abrazos y saludos de mano cuando la premisa, justamente del presidente de México, cabecita de algodón es: «Abrazos no balazos, en la república amorosa mexicana».


El año 2020 será recordado dentro de muchos años más como un año trágico y de ahí la importancia de ser los/las cronistas de este tiempo tan extraño que nos ha tocado vivir (para que las generaciones venideras sepan que en 2020 nos dijeron que la cuarenta iba a durar eso y han pasado más de trescientos días en encierro, viendo pasar la vida a través de la ventana y apenas estamos medio domando la curva de contagios, pero tenemos que seguir con los cuidados necesarios).


Existe la opción de escribir sobre este presente que, como bien diría Cristina Pacheco: «Nos ha tocado vivir»; y ahora también tenemos la opción de leer las historias contagiantes que nos regala Julio César Zamora en una muy bonita edición, seguro estoy que van a disfrutar de su lectura tanto como lo he hecho yo.


El libro se lee muy rápido porque es ameno, fluido y nos podemos ver o reencontrar en alguna de esas historias que, estoy cierto, nos pudieron haber pasado a nosotros…


Sirve mucho ponerse a hibernar en plena primavera (qué contradicción, pero uno así es, contradictorio y vamos girando, caminando, nadado o volando al revés que el resto del mundo).


Sean bienvenidos/as a la columna: «En palabras Llanes» y no dejen de leer a mi buen y querido amigo Julio César Zamora, seguramente tendremos un punto de vista en común ustedes y yo al respecto de estas historias libres de Covid (pero que hablan de…) y que son, sin embargo, hilarantes, tristes, emocionantes, delirantes, espeluznantes, desquiciantes, contagiantes, pero sobre todo, escritas con mucha pasión sobre estos días que nos ha tocado en suerte (o no), vivir…

¿Qué es lo primero que levantas del suelo después de un terremoto?

 En palabras Llanes     I Una vez más México hace historia; otro 19 de septiembre que « retiembla en su centro la tierra al sonoro...