Tuesday, June 23, 2020

Cubrebocas en días de Covid


Café exprés



He retomado, en estos días, una actividad que había dejado de hacer: Caminar por las mañanas y recorrer mi ciudad. Le digo mía aunque no haya nacido en ella porque así la siento, mía, compartida con muchos colimenses más, pero mía a final de cuentas.
Cubrebocas Noche Estrellada | Van Gogh Alive
El uso del cubrebocas entonces, en estos días de pandemia se hace inevitable, más cuando los casos en nuestro estado y país, como búlgaros, van en aumento de un día para el otro. Las autoridades que, dicho sea de paso, desde el gobierno federal han actuado extremadamente mal en medio de esto que nos aqueja a todos, parece que han doblado las manos y han dejado que la sociedad se cuide. Craso error.
La sociedad ha salido a la calle (entiendo que luego de una temporada de encierro sí, de encierro porque eso fue lo que sucedió) ha salido a tomar las calles vuelta y esto parece un caos que aumentará el número de contagios sin ton ni son.
              Hay cubrebocas que lo asfixian a uno, otros menos complicados que permiten el paso del aire más o menos bien; mascarillas con las cuales ocultamos en cincuenta por ciento del rostro, aunque yo, con mis gafas oscuras, cubro la totalidad de la cara y más cuando le añado un pañuelo a la cabeza ocultando mis verdaderas intenciones que, no son otras sino salir a caminar por las mañanas, cuando la gente todavía duerme, claro, lo hago con un poco de miedo, los asaltos, los secuestros están a la orden del día, pero luego pienso… ¿quién podría secuestrar a un pobre universitario del que nadie da un peso? Entonces llego a mi casa, veo el facebook y me encuentro con la noticia y la respuesta; hay cientos de personas desaparecidas que se dedican a algo similar que yo, y me da miedo no regresar a mi casa, con mi familia, con mis hijos… que me esperan.
              La actividad física es benéfica para el organismo, eso lo sabemos de sobra. Recorrer las calles en hora matutina (como lo he hecho en estas últimas semanas, cuando la gente aún duerme), me ha dado la posibilidad de ejercitar mi cuerpo, de oxigenar el cerebro, de resolver historias que han habitado mi mente por cierto tiempo, de conocer las ofertas del Oxxo, de ver a más gente que sale temprano a trabajar o a hacer esta misma actividad que hago yo (cada persona cargando a cuestas una historia bien diferente), me he dado cuenta que la economía no aguanta ninguna cuarentena y menos en este país donde vivimos al día y, lamentablemente, el gobierno no tiene un proyecto para salvaguardar los pequeños comercios ni los grandes, este gobierno parece que va para ningún lado, haciéndose bolas como desde el inicio de la administración, esta actividad me ha ayudado para olvidar, aunque sea por hora u hora y media, olvidarme de la salud que padece mi madre en estos momentos y que es delicada, muy delicada, también me ayuda para olvidar los problemas del trabajo y el exceso del mismo que se ha desatado en estos días.
Por otro lado esta pandemia sólo ha dejado ver una cosa, la nula acción y el poco criterio de los que gobiernan ahora el país y ha dejado al descubierto todo lo que ya sabemos, pero lo ha hecho más visible, las instituciones no cuentan con los recursos, el material y personal mínimo necesario para sobrevivir a una pandemia como la que estamos atravesando. Y eso que ya mero vamos a regresar a la actividad normal, esto será un completo caos.
              El mi recorrido matutino a veces me pongo el cubrebocas, a veces me lo guardo en el bolsillo, porque uno suda, uno tiene que jalar aire y el cubrebocas a veces impide esta actividad, veo, sin embargo, que miles deambulan sin el mínimo de protección, sin la sana distancia, veo las filas interminables en los bancos (quienes, por supuesto, también están rebasados y su servicio es pésimo), veo que la gente escupe en la calle, casi casi te estornuda por un lado y me doy cuenta que, como sociedad, tampoco estamos preparados, llevo mi cubrebocas en la bolsa y a veces lo uso, a veces, cuando tengo que jalar aire porque camino a paso acelerado me lo quito, cuando ya casi voy a llegar a mi lugar de destino, me lo quito, cuando lo siento muy mojado de sudor, me lo quito, pero llevo mi cubrebocas en la bolsa porque esa, esa es ahora mi… nuestra nueva realidad…
              Por cierto, hay una promoción de cerveza de Trigo (nueva) en el modelorama de Avenida de Los Maestros, de todo esto me he dado cuenta ahora que he retomado esta actividad de caminar…
  

Carta a la ACPE


Café exprés



Hoy día se cumple un año que entró en funciones la nueva administración de la ACPE (Asociación Colimense de Periodistas y Escritores), precedida por el maestro Julio Alberto León Pérez; yo me incorporé a la ACPE hace dos años, en la dirección del querido Miguel Delgado, así que la administración del maestro Julio es la primera que me toca desde su inicio y esperemos hasta su final, sin embargo, la contingencia ambiental por el coronavirus vino a trastocar todo el panorama y ahora, a un año de gestión donde se han hecho muchas cosas, les escribo esta breve y, espero, emotiva misiva.
Buenos días, compañeros y compañeras... agradezco al presidente Julio Alberto León por el informe detallado que nos ha mandado y, de igual forma, agradezco al compañero Gilberto Moreno Larios por ser el vínculo de comunicación y tener, dar y alimentar las redes sociales de nuestra asociación que es una labor casi casi de 24/7...
Agradezco también la gestión y amistad del querido maestro Roberto George Gallardo y al doctor Castrejón porque les ha tocado una presidencia o estar al frente de una asociación maravillosa y de mucha tradición en nuestro terruño en tiempos muy difíciles.
En la última actividad que iba a llevar a cabo la asociación (me refiero a antes de la pandemia), yo no pude entrar a dar mi charla a la secundaria Enrique Corona Morfín porque ese día cientos de estudiantes se estaban manifestando (con toda su libertad de expresión) en contra de un profesor (son tiempos álgidos sin duda).
Yo iba con muchas ganas e ilusión y, al llegar al recinto escolar me topé con esa situación y ni siquiera me dejaron pasar y mucho menos permanecer ahí, así que me regresé a mi oficina a seguir tecleando, luego se vino la pandemia y, total, me quedé con las ganas de participar. Ya se podrá llevar a cabo y, supongo, será con cubrebocas (ahora nuestra nueva moda o realidad).
Les agradezco también a cada uno y cada una de ustedes, queridos compañeros/as, al igual que a nuestra querida soberana Lizeth I (a quien me tocó darle un mensaje de bienvenida al ser nombrada reina de nuestra asociación) ya los extraño.
Quisiera que esto termine para regresar a los jueves primeros de mes a nuestra asamblea y a seguir trabajando en pro de lo que nos gusta que es la cultura, el arte, el periodismo y a servir a la sociedad. Mis jueves libres ya no los quiero, estoy aburrido (claro que siempre se puede leer o escribir, ver alguna película, oír música o convivir con la familia) pero las reuniones, para vernos físicamente eran vivificantes, sabernos que estamos ahí, unidos, saludarnos, abrazarnos... esto era vida.
Creo que con este virus nuestra realidad, tristemente, va a ser otra y es lamentable. Sin embargo, son estos días extraños, difíciles, preocupantes y demás que están corriendo y no nos queda más que enfrentarlos y salir adelante como sociedad y como siempre hemos salido...
A-dap-ta-ción parece ser la palabra que define al hombre (como género humano o especie) y eso tenemos que aprender a hacer... Adaptarnos y saber vivir con este virus como otra enfermedad más que, en los últimos días, ha causado la baja de muchas personas.
Quizá la siguiente vez que nos veamos cada uno y cada una de nosotros va a contarnos su propia historia de pandemia y, con un vinito en la mano, lo y la vamos a escuchar en torno a una mesa. Quizá también el próximo número de nuestra revista pueda contener historias de pandemia porque cada uno y cada una de nosotros tiene su propia historia y esto es legado, porque otra generación vendrá y nos leerá y se dará cuenta que al arranque del año 2020 hubo una terrible pandemia mundial que metió a las personas en cuarentena en sus casas.
Yo jamás había vivido una cuarentena, es un hecho único e inédito, esto sólo lo había leído en la historia universal o en los libros de literatura como ese de García Márquez titulado El amor en los tiempos de cólera (un nombre apocalíptico, sí, pero el amor es lo único que nos puede salvar en tiempos de cólera y de coronavirus).
Les mando un fuerte abrazo a todos y todas y los invito a no bajar la guardia y hay que saber vivir con esta pandemia o aprender a hacerlo.
Espero pronto todo vuelva a la más o menos realidad y, en tanto, ya tenemos una historia que contar...
Saludos.

¿Qué es lo primero que levantas del suelo después de un terremoto?

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