Café exprés
Porque todo es igual y tú lo sabes
Porque todo es igual y tú lo sabes,
has llegado a tu casa y has cerrado la puerta
con aquel mismo gesto con que se tira un día,
con que se quita la hoja atrasada al calendario
cuando todo es igual y tú lo sabes.
Has llegado a tu casa,
y, al entrar,
has sentido la extrañeza de tus pasos
que estaban ya sonando en el pasillo antes de que
llegaras,
y encendiste la luz, para volver a comprobar
que todas las cosas están exactamente colocadas, como
estarán dentro de un año,
y después,
te has bañado, respetuosa y tristemente, lo mismo que
un suicida,
y has mirado tus libros como miran los árboles sus
hojas,
y te has sentido solo,
humanamente solo,
definitivamente solo porque todo es igual y tú lo
sabes.
La casa encendida
Luis Rosales
En
esta columna el día de hoy todo es y está muy español. El título es de una
novela del gran escritor Juan José Millás con la obtuvo el premio Nadal en el
año de 1990. El epígrafe, como se puede ver, es del poeta Luis Rosales del
poema La casa encendida. Donde se aprecia que todo es igual y tú lo
sabes. Y es justo esto lo que quiero resaltar aquí y ahora.
Pero esta columna no es
precisamente para alabar ni hablar de las virtudes de los escritores y
escritoras españoles que he leído con cierta fruición desde Almudena Grandes,
Clara Sánchez, Félix Grande, Félix de Azúa, Ramón Gómez de la Serna sólo por
mencionar algunos; además de los ya citados y claro, al gran Miguel de Unamuno
y cómo olvidar a León Felipe y ese portento poético que se llama ¡Qué pena!,
poema que transcribo a continuación:
¡Qué pena si este camino fuera de muchísimas leguas
y siempre se repitieran
los mismos pueblos, las mismas ventas,
los mismos rebaños, las mismas recuas!
¡Qué pena si esta vida nuestra tuviera
—esta vida nuestra—
mil años de existencia!
¿Quién la haría hasta el fin llevadera?
¿Quién la soportaría toda sin protesta?
¿Quién lee diez siglos en la Historia y no la cierra
al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha?
Los mismos hombres, las mismas guerras,
los mismos tiranos, las mismas cadenas,
los mismos farsantes, las mismas sectas
¡y los mismos, los mismos poetas!
¡Qué pena,
que sea así todo siempre, siempre de la misma manera!
Sin
embargo, en La soledad era esto, JuanJo Millás narra la vida de Elena
Rincón; es una historia que arranca a partir de la muerte de la mamá del
personaje central y se aprecia una lenta metamorfosis hacia la liberación a
través de un doloroso aprendizaje; y es justo esta parte la que quiero resaltar
en esta columna el día de hoy, por eso también el epígrafe de Luis Rosales que
dice, entre otras cosas:
Has llegado a tu casa, y, al entrar, has sentido la extrañeza de tus pasos que estaban ya sonando en el pasillo antes de que llegaras, y encendiste la luz, para volver a comprobar que todas las cosas están exactamente colocadas, como estarán dentro de un año.
Y
tampoco es que mi vida arranque con la muerte de mi madre acaecida hace poco
más de un mes, pero quiero resaltar, justamente, que La soledad era esto,
así; mi madre ha muerto y su presencia se extraña a raudales, la vida nos ha
cambiado en un giro de ciento ochenta grados porque nos deja un vacío que es
muy complicado de llenar pero, sin embargo, veo cómo todo regresa poco a poco a
la normalidad, amén de su ausencia las cosas siguen igual y ella, donde quiera
que esté, lo sabe.
O si no están igual, por lo menos tratamos de que
estén o sigan o vayan de la manera en la que a ella le hubiera gustado, como si
ella aún estuviera todavía con nosotros.
Madre, ha pasado poco más de un
mes de tu dolorosa partida de este plano terrenal, no sé si te he llorado mucho
o te he llorado poco, no lo sé; no se puede medir esto como no se puede medir
la lectura; lo que sí es verdad es que te extraño mucho, los días sin ti parecen
o están vacíos.
Sólo veo que al paso de los días todo sigue igual,
incluso, hasta con cierta indiferencia, las cosas, los hechos, los eventos se
suceden, las fechas (por ejemplo, tu cumpleaños o el día de los abuelitos, todo
pasa y todo queda, pero lo nuestro pasar, dice otro gran poeta español Antonio
Machado) y todo sigue igual, todo pasa igual, te repito, con cierta
indiferencia… por eso pregunto como lo hace JuanJo Millás en la novela ¿La
soledad era esto?, supongo que sí, supongo que así se superponen los días
cuando uno se va, cuando uno se acostumbra, poco a poco, a la ausencia física
de las personas aunque, por dentro, el recuerdo sea para toda la vida y se lleve
para siempre… a ti te voy a llevar para siempre pero sabes, se me ocurre que en
el rock en y con él, tenemos una conexión interesante; ahora el rock me dolerá
o me llegará de otra manera, simplemente con tu grácil recuerdo, gracias por
eso y por todo lo demás…