Tuesday, June 05, 2007

El siglo de la desfragmentación (Crónicas defenestrantes)

El siglo de la desfragmentación
(Crónicas defenestrantes)


Alberto Llanes


Todo lo hacemos en pedazos. Por fragmentos. En partes. De un tiempo acá son contadas las cosas que podemos hacer completas. Ni el sexo vaya, lo podemos hacer así, completo.
La tecnología ha tenido sus queveres con esta modalidad de la vida moderna, en que las cosas las hacemos por fragmentos.
Enrique Serna, en su novela Fruta verde, recuerda que añora los tiempos de la cursilería, de cuando uno llevaba serenata a su mujer y se hacían las cosas así, melosas sí, pero completas, en una entrega total como dijera la canción ranchera.
Ahora todo es rapidez, inmediatez, aceleración E=mc2. Como una bomba atómica. Explotar, sólo explotar…
No sé cuál sea la forma de ver la televisón de mi funesto lector, pero por lo menos yo, con el control remoto en la mano y aún, con la posibilidad de muchos canales, no logro ver un programa completo. Le pongo a las caricaturas, a una buena película, a un documental, a los videos, etc., así de pinche y desfragmentada es mi forma actual de ver televisón. Y todavía me queda tiempo para ver de rapidín, el marcador de mi equipo favorito. Pero no un partido completo.
Recuerdo que en las teles de antes no era así. No había control remoto y uno tenía que pararse a cambiarle de canal. ¡¡¡Qué hueva!!! No había tele por cable y uno tenía entonces, que soportar los canales que nos proporcionaba la televisión abierta.
Pero el tiempo cambia. Las tecnologías avanzan a pasos desmesurados y hacen que los aparatos electrónicos vayan desfragmentando la vida de las personas. Nuestras vidas. Los sistemas de reproducción musical Ipod son un claro ejemplo de ello. Tanta capacidad de almacenamiento no da para que en un solo día una persona logre escuchar tantos y tantos tracks. El poseedor de un Ipod no escucha ni una tercera parte de la música que en él carga.
Las pláticas del chat son otro ejemplo de la actual desfragmentación en que invariablemente estamos inmersos. Pláticas y pláticas que se quedan ahí, perdidas en un lugar, no conforme con ello nos damos a la tarea de madrear el lenguaje. Escribimos en códigos que a veces nos es difícil comprender. El uso inútil de la K por ejemplo es algo que abruma, pero también es cierto, es una realidad.
A tanto a llegado nuestro desorden. Que ya tenemos ganas de vernos ni en persona. Para eso mandamos mensajes por celular (que dicho sea de paso) también incluye sus propios códigos, porque ya nos caemos mal, nos odiamos, nos vamos volviendo entes solitarios, pegados a tecnologías que nos enajenan y pierden por completo.
El amor es otra cosa que hacemos en partes. Es decir. Uno llega a una cantina-bar-antro ve a una chica guapa y se le insinúa (generalmente aceptan) las sacas a bailar una pieza punchis punchis que no dice nada pero que es larga. Le hablas al oído. Se pone entonces caliente. La invitas a un acostón. Te dice que sí pero antes tendrán que beber o a seguir bailando. Se ponen ambos bien pedos. La sacas por fin de ahí. Un motel es la opción. La acuestas en la cama. La desnudas. Haces lo propio. Le abres las piernas. Y como Pedro por su casa te dejas ir hasta el fondo de ella. Aquélla nada más avienta en suspiro y se empieza a mover. El lenguaje es estúpido. Sí, sí, dame más, Te gusta eso, Sí, dámelo todo y bagatelas de esas. Nunca una plática formal. Si tiene Sida o no, es algo que al otro día podrás comprobar. Al otro día, la pareja de fugaces enamorados, se despiden sin siquiera darse el nombre ya no digamos los buenos días, o él llevándola a su casa, como era costumbre.
La literatura es otro producto que también viene en pedazos. En dosis precisas y controladas dijera el poeta Jaime Sabines. A pocas mujeres les gusta (ahora, en la actualidad) que las enamores con un poema de Sabines, de Neruda, de Vallejo, de quien sea, pero que sea poesía. Ellas nada más quieren coger y tú también. Los libros vienen en capítulos pequeños, breves narraciones o cuentos de la microrelatía. Total. Las greguerías son otra parte de la desfragmentación de la literatura, y esto no es nada nuevo.
A mí a veces me gusta la desfragmentación. Pero hay momento también, en que me choca que todo se haga por partes, por pedacitos, como si uno mismo se estuviera cayendo en mil de ellos…

No comments:

¿Qué es lo primero que levantas del suelo después de un terremoto?

 En palabras Llanes     I Una vez más México hace historia; otro 19 de septiembre que « retiembla en su centro la tierra al sonoro...