Friday, June 08, 2007

De literatura a fotografía (Crónicas defenestrantes)

De literatura a fotografía
(Crónicas defenestrantes)


Alberto Llanes


Diez de la mañana. Me esperaba una suculenta charla sobre literatura erótica (esa que siempre llevo a los bachilleratos), en el centro de estudios número treinta de la Universidad de Colima.
Diez con dos minutos de la mañana. El maestro José Gutiérrez me recibe con un apretón de manos, y como una bala fría dice que el itinerario va a cambiar (pero nada más un poquito) agrega muy seguro y alegre él. Ipso facto me presenta a Manzano (amigo suyo por antonomasia) y entre los dos me explican el asunto.
Diez y diez de la mañana. Una vez concienciado de lo que me competía hacer, en un giro cuasi de noventa grados, me puse a dar un paseo por el campus. Alumnos de todos los semestres se preparaban para presentar proyectos de ciencia en una labor loable por parte del personal que labora ahí. Eso se llama motivación.
En tanto, en un tenderete como de varios metros de largo y fac-similar a un tenderete de ropa de una muy poblada vecindad, colgaban varios cartoncillos-huevo donde estaban expuestas una larga cantidad de fotografías con motivo del concurso del mismo oficio, al que había convocado también el bachillerato en mención.
No puedo negar que había algunas muy bonitas, y fotografías también, pero había otras bastantes malas y de dudosa procedencia. Ahora explicaré entonces, el cambio de giro que tuvo mi labor ahí. Iba a ser (por primera vez en la vida), jurado calificador del concurso de fotografía. Pero viene la pregunta interesante y he ahí el defenestramiento en que estoy inmerso. ¿Qué sabe el Llanes de fotografía? Algo ha de saber… o más bien… algo ha de aplicar de sus conocimientos del curso de fotografía y de su adicción a la revista Cuarto oscuro.
Once en punto de la mañana. Los alumnos empezaron su presentación de proyectos de ciencia. Había algunos realmente de llamar la atención, otros bastante chafas, pero bueno, por algo se empieza. El proyecto ganador fue el de “alerta sísmica”, que a mi ver, fue también el que más se merecía la distinción. El proyecto consistía en que cuando viniera un sismo, el movimiento (causado por el fenómeno natural) iba a crear una reacción eléctrica que activaría la alarma produciendo un sonido para alertar al individuo y ponerlo en movimiento de salvaguarda.
Tenía una cuestión, aparte, que me pareció bien interesante. En caso de que el consumidor de esta alarma fuera sordo, al tiempo en que con el movimiento se producía el sonido, también se prendía un foco que alertaba de un sismo a quien lo viera prendiendo y apagando. Dos defectos le vi al proyecto sin embargo… el primero, qué tal si la persona en lugar de padecer sordera padecía ceguera… el segundo, nunca hay que confiar tanto en la luz cuando se avecina un sismo y menos si éste es muy fuerte en la escala de ritcher. Aún así el proyecto y la motivación que tenían los chavos al momento de su presentación me pareció excelente.
Lo mío sin embargo era otro rollo, ser jurado en un evento de fotografía. Acompañado siempre del buen amigo José Gutiérrez empecé la labor de jurista, luego de que los demás miembros hubieron quedado mal por motivos ajenos a este post.
La presencia de un tipo con arracada en la oreja izquierda (como es mi caso), así como el estar viendo una por una las imágenes y haciendo anotaciones en unas papeletas previamente diseñadas para ello, atrajeron la atención de un público que pronto, como moscas al pastel, empezaron a hacer ronda queriendo ver qué pasaba con esos números que anotaba afanosamente yo… Qué criterios se califican en el concurso, me soltó la pregunta una chamaca de piernas blancas, falda cortísima, y nalgas bien puestas y en su lugar (no le pude la cara por mi recién apuro y nuevo oficio). Nitidez, Tema, Originalidad y Encuadre… le respondí poniendo una anotación en la papeleta en cuestión.
Claro que también hay otros factores… luz, profundidad, en fin, qué sé yo a penas un imberbe conocedor del tema. Pero bueno, a petición tan de un amigo como lo es Pepe, hay que entrarle al toro y agarrarlo por los cuernos.
Cien fotografías se dicen rápido, pero analizarlas una por una es una labor que cuesta mucho trabajo para uno solo. Sin embargo, me llamó la atención la participación primero de los chavos. La armonía en el campus donde mi amigo Pepe da clases. Y sobre todo, me llamó la atención las buenas fotografías que logré ver ahí, pegadas al cartoncillo-huevo y suspendidas de un tenderete de ixtle.
Con ojo avizor me fui una por una hasta dar con la que, a criterio mío, fue la mejor. Se pueden hacer muchas trampas ahora con la tecnología. Pero creo que la imagen seleccionada es la mera efectiva. No sé si corresponda a una mujer o algún hombre, tampoco sé si es guapa o no, en caso de que fuera hembra, pero de que es la foto que más me gustó eso que ni qué.
Gracias a mi amigo Pepe por la confianza en mí, por la invitación a un evento literario aunque terminó siendo fotográfico. Y por la participación y motivación que están aplicando para con los chavos.
Al cabo sea escrito o sea fotográfico, me dedico siempre a la imagen, nada más que la imagen. Una casi de la tarde y terminó mi participación ahí.

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