Thursday, October 11, 2007

Tierna es la noche I (Crónicas defenestrantes)

Tierna es la noche I
(Crónicas defenestrantes)


Alberto Llanes


Con bombo y platillo llegó a Colima nuestro buen amigo Guillermo Vega. Colimote ya por adopción. Y así, del mismo modo, se nos regresó a la ciudá del smog y las transas (obvio no tengo que decir a cual me refiero).
Su visita era para participar en las jornadas alsexo 2007 en Colima, capital. Era, hay que decirlo, su primera vez. Antes había estado en Manzanillo, pero en Colima, no.

Día 1:
Adolfo, compañero de chamba y yo, fuimos designados para ir a recoger al poeta (ahora vino en calidá de poeta), al aeropuerto. Y ahí vamos, risa y risa, jajajá, jejejé, jijijí. Teníamos entendido que el poeta llegaría al mediodía, y francamente, en el aeropuerto de Colima no hay pierde. Estacionamos la camioneta (incomodísima) que tiene la Dirección General de Publicaciones, y fuimos a buscar al poeta. No habíamos cruzado el umbral que separa la calle con la realidad aeroportuaria, cuando nos topamos de frente con Guillermo Vega y sus tres, vamos a llamarle así, petacas.
En cuanto nos vimos antecedió un buen abrazo, y emprendimos la huída de regreso al campus central de la Universidad de Colima. Luego de la cháchara de costumbre, que qué tal el viaje, qué tal el clima, qué tal esto, qué tal aquello; Guillermo me entregó un pequeño encarguito que le hice días antes de su llegada. Y vade retro.
En el camino, el poeta iba disfrutando del paisaje verdoso de la carretera. Nuestro guía, Adolfo, le iba explicando cosas del terruño que estaba pisando. La camionetita iba con el aire acondicionado a todo lo que daba, porque a decir verdad, el calor estaba cabrón, como de costumbre por estos lares para uno, pero un tanto nuevo para el poeta.
Una vez en el campus central, creí que lo más conveniente era que el poeta, conociera a la jefa de la Dirección de Publicaciones, quien había hecho posible, so consejo mío, la venida del poeta a tierra cálida como en la que se encontraba ya. Así que antes de pasar con la jefa tuvo a bien conocer a la contadora, la que se encarga de los dineros y la que dispuso de todo lo disponible, para que Guillermo nos pudiera acompañar en las jornadas altexto.
Total, una vez que hubo conocido a nuestra jefa, y que ella misma nos recomendó ir a conocer Nogueras y Comala, y que nos dio su venia pa´ echarnos unos ponches, creí que lo conveniente, antes de ir al hotel, sería que el poeta conociera poquito el campus central de la Universidad de Colima. Y eso hicimos.
La primer persona con la que el poeta tuvo contacto, luego de Adolfo, la jefa y la contadora fue Moy, sí, Víctor Gil Castañeda, porque al primer lugar que fuimos fue el Cedeluc, y como siempre, el único que estaba ahí, incólume pa´ variar, era el moyete.
Luego fuimos a la Dirección de la Facultad de Letras donde conoció a nuestro poeta y amigo Carlos Ramírez Vuelvas, que estaba medio ocupado con la directora del plantel intercambiando algunas expresiones. Fuimos a la antigua rectoría, a la actual, etc., pero como el calor estaba de verdad sofocante, regresamos al aire acondicionado de la Dirección de Publicaciones y a la sombra, pa que no nos fuéramos a aprietar.
Entonces apagué mi computador, y con la venia que nos había dado nuestra directora de publicaciones, fuimos pues, a conocer (el poeta) Nogueras y de paso Comala, y sí cómo no, refrescarnos con unas buenas heladas.
Adolfo volvió a ser nuestro guía espiritual. Antes pasamos a que el poeta se registrara en el hotel y dejara todo su equipaje. Luego de un rato de espera emprendimos la marcha a buscar a un tal Pedro Páramo… porque según esto, a Vega le dijeron quesque por acá vivía.
Nogueras nos recibió como siempre: al estilo Rangeliano. Un vistazo de volada al museo Rangel Hidalgo, unas compras de volada al estilo Rangel Hidalgo, y entonces el poeta dice: , entonces yo contesto , y bueno, dicen que al lugar donde fueres haz lo que vieres. Llevamos al maestrazo a Don Comalón.
Justo estábamos por pedir the first cubeta, cuando el maestro me dice que estaba a dieta, de hecho sí, lo notaba algo más delgado pero pensé que como siempre, en Manzanillo, lo vi cuando yo estaba totalmente pedo, pensé entonces que era una aberración visual. Pero no, resulta que nuestro poeta había bajado, desde esa última vez que lo vi allá en Manzanillo, a la fecha, vientres kilitos, a base de una dieta balanceada y de tomar Vodka en lugar de cerveza.
Pero como ese día nuestro poeta tenía la venia de su médico, no quiso quedarse atrás y se echó dos chelitas, no más pa´l gasto… y chíngueme yo, a sufrir yo que tuve que chingarme el resto de la cubeta. ¡ay, cómo sufro!, dijera el poeta José Eugenio Sánchez. Ni modo.
Como teníamos que estar a las cuatro en la Dirección de Publicaciones, bueno, Adolfo, pedimos en chinga la cuenta y nos fuimos de ese lugar de perdición. Antes de ir a la Dirección pasamos por la maestra Guille Cuevas para llevarla a la Pinacoteca para que diera su tallercito: La lectura es un placer. Y como el poeta y yo no teníamos nada, pero absolutamente nada qué hacer, fuimos a un lugar de tradición y abolengo, el taurino, como ño.
Estábamos ahí, degustando de unas buenas negras modelos, y el poeta unos cuantos vodkas, cuando nos dio mucho gusto ver que por las puertas de dicho recinto, finísimo por cierto, entraba Alfredo Hermosillo, compa nuestro por antonomasia, y seguimos la ronda, a tal grado, que nuestro agraciado poeta se hizo cuate de don Jorge, el mesero estrella de mi cantina favorita. Don Jooooooooooooorge, le gritaba, y don Jorge venía en chinga a ver qué se nos ofrecía. Jajaja…
Luego de no sé cuantas rondas de negra modelo, nos regresamos a la Pinacoteca. No nos hubiéramos ido de ahí, de no ser por dos cosas, una, tenía que ir a llevar los curiculos de quienes iban a presentar el video de los pollos, y dos, porque había llegado, a la cantina, el famoso cadenas.
Así que hay vamos de regreso a la Pinacoteca, donde hice lo que tenía que hacer, vi a quien tenía que ver, y vade retro, otra vez Adolfo pasó por nosotros (Alfredo Hermosillo y su mujer, Guille Cuevas, poeta Vega y un servidor), para ir a cenar a casa de Guille, quien con días de antelación nos había dicho que ese día nos iba a invitar a una rica cena. Y vaya si estuvo rica, y vaya si estuvo larga. Porque poeta y yo terminamos ya muy entrada la madrugada. Al otro día, a las ocho de la mañana, tenía que estar yo, en una radiodifusora de la localidad para hablar de las jornadas altexto. Lo único en lo que pensaba, a esas horas de la madrugada, era en no equivocarme y decir Pinacoterca, en lugar de Pinacoteca. Ya saben, el inconsciente a veces juega malas pasadas… (Continuará).

2 comments:

deivid said...

pinche bristy, ya no trabajes tanto (yo quiero una de esas chambitas) jajajaja!!!

Tewé Nesérame said...

ora ora... saludillos! ya tenía rato que no pasaba por acá.

¿Qué es lo primero que levantas del suelo después de un terremoto?

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