Friday, August 10, 2007

Se nos metió el diablo (Crónicas defenestrantes)

Se nos metió el diablo
(Crónicas defenestrantes)


Alberto Llanes


Aunque haya por ahí un culero que se esconde en el anonimato. Me vale. Pues bien… yo necesito decirte que… en efecto… se nos metió el diablo. Y ahí vamos el Parri y yo. Primero pensé que sería demasiado bueno. De- ma- siado bueno celebrar en jueves. Celebrar qué, da lo mismo, pero celebrar. Y nada mejor que hacerlo desde tempranito, en “Las cazuelas” (nhombre… finísimo lugar). Y ahí vamos el Parris y un servidor. En cuantito llegamos supe que… se nos iba a meter el diablo. La japy our estaba en su mero apogeo. Es esa hora cuando pides una y te llevan dos. Lástima y lastima… que no sea así con las chicas (que pidas una y te lleven…). Pero bueno, no se puede pedir todo en la vida. Ipso facto nos atendió la misma wera del otro día. Está en veremos eso de wera, habrá que verla al natural a ver si es cierto. De inmediato nos identificó como los borrachales de la otra vez, y de inmediato nos dijo que nos iba a mandar a la chica de la otra vez… tómala barbón. Nos trajo una cubeta (con sus respectivas veinte chelas) y nos sirvió de comer. Esto último la sorprendió mucho porque nos dijo, al final, que comíamos muy poco. Y es que al diablo y a mí nos da más por beber que por comer. De hecho, comer está en mi tercera actividá que suelo hacer bien. La primera es beber. La segunda fumar. La tercera comer (con eme y con ge) y así continua la lista que además no es tan extensa. Total. La vieja que nos prometió la wera nunca llegó, bueno, sí llegó pero ya hasta el final. Y a la wera, de cuatro veces que le insistimos en que se sentara con nosotros, no más no jaló ni una. Y es que al último, todo para el último, nos dijo que no pensaba que el rollo fuera en serio y que no quería rivalidades, porque nos veía muy entrados con la otra morra. Total. Veinte chelas para el diablo y para mí fueron, al principio, muchas. El detalle está en que se nos metió el idem y pedimos dos más. Porque la cubeta, de lo mucho que era, se terminó. El diablo me conminó a seguir la juerga. Pero no aquí, me dijo, Qué te parece “La academia”. Zas pensé, esta peda pintaba para largo. A mí “La academia” no me parece nada mal, digo, si ya estábamos en la peda, y en “Las cazuelas” qué más da un lugar que el otro, pero bueno, si hay chavas, mejor. Llegamos al tugurio. Al diablo lo recibieron con bombo y platillo… y es que el diablo no puede pasar desapercibido. Ipso facto una bailarina désas exóticonas, que le mete tremendo baile y todo por un pinche prendión… de cigarro… y cigarro también. Motivadazo, el diablo y yo tomamos asiento. En la pista bailaba Tania o Dalia o noséqué. Los nombres de ellas siempre son iguales. Eso sí. Era morenaza de fair y pos ya motivados pedimos la primera (de no sé cuántas) cubetas. La hicimos mucho de pedo para pedir a dos viejas. Porque no teníamos ni media hora en el antro cuando una wera (que no era wera y eso sí lo pude ver con mis propios ojos) se le sentó al Parri y una blancaza de pelo negro (mi mero mole y como me gustan) se me sentó a mí. En efecto. Era de Tecomán. Jajajaja, tengo una pinche suerte. Y sí, también me gusta la chinga. Total. Estas viejas traían embudo. Ipso facto se chingaron las chelas que les pagamos y pidieron otras y otras y otras y bueno, se pusieron pedas bien rápido. Sí, eran novatas. Las viejas-embudo se fueron y nunca supe si la que traía el Parris estaba embarazada o de plano tenía panza chelera. Pero ¡ah! qué pinche panza tan fea tenía. Y ya viéndola bien, ella también estaba medio gachona. Pero pos en la peda todos los gatos nos parecen pardos. O algo así. Estuvimos nada más un ratito solos el Parris y yo, cuando llegaron otras dos chavas. Estas con más oficio. Se les notaba, pues. De entrada no pidieron chelas como las otras dos. Pidieron tequila. Cien pesos por bebida pero pos, bien vale la pena. Uno no siempre se empeda así. Total. El Parris y yo nos pusimos hasta la mera madre de pedos. Se me acabó la feria y también se le acabó la feria al Parri. Y ahí me tienes, sacando la tarjeta, dándole mi NIP al Parri y mandándolo a sacar feria del banco. La chava que se me sentó a mí nostaba mal. Nada mal, diría Jolik. La del Parri ni me acuerdo. De pronto me quedé solapas. En tanto la chava iba a cambiarse de no sé qué. Ya andaba muy pedo, ni le entendí qué me dijo. Y el Parri iba al cajero. Pasó como media hora hasta que llegó el diablo… y con un bonche de billetes en la mano me los pasó. Error. Pedimos la nosécuántasibanya cubeta, y seguimos pisteando. De pronto noté todo oscuro. Esa es una laguna mental que tengo de varias en esa noche. No me di cuenta que ya era muuuuuuyyyyy de noche. Seguimos la gran fiesta. Siguieron las chavas en su lugar, es decir, sentadas en nuestras piernas. Y entonces el diablo (este cabrón si es el diablo no chingaderas). Me dijo que sacáramos a las viejas para llevarlas a la alberquita. Jajajaja. Ni hablar, el diablo manda. Y ahí estuve toooooooda la chingada noche duro y das con la morra que traía yo. Ándale mira, vamos. Que es una alberquita bien chida. Que esto. Que lo otro. Que o no nos tienes confianza. Que ni fuéramos malandrines. Que somos gentes decentes (ei (sic)). Total. La vieja nunca jaló. La que traía el Parris sí, estaba bien puestaza a seguirle pero awelita necesitaba que alguien más (de las chicas) la acompañara. Entonces se nos fue la oportunidad de hacer de adobe la casita… puercazos… terminamos el diablo y yo tragando tacos… sin dinero… sin chelas… y cuasi peleándome en un kiosko con un güey que no nos quiso vender pisto a altas horas de la madrugada… (continuará… si el diablo quiere…).

3 comments:

Tewé Nesérame said...

que quééééé?????? eres GRAAANDE Alberto Llanes... jajajja

metate said...

Chaaaaaale, inche prometido, no le da vergüenza?
porque a mí lo que me da es envidia, pues siempre he tenido ganas de ir a un tugurio desos y ninguno de mis compas jala...así que cuando el diablo vuelva a querer, pos acuérdese de mi número, no?

Anonymous said...
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