Ebrio de nocturnidad

Ebrio de nocturnidad

Alberto Llanes

Bueno, empezaré esto brindando por los amigos de Birmania, que qué tiene que ver
esto, no sé, ando birmanes, o como quiera que se diga este gentilicio de por allá. Siempre pasa algo inesperado cuando uno asiste, ya sea de lector o de público, a las tertulias o muestras literarias de Colima. Y eso está bien, porque lo inesperado siempre está como que por venir. Al paso de los años, uno entiende que lo que se planea con días de antelación, no más no, no sirve o simplemente no pasa nunca. Mis cuates (e incluyo la lista para que se sepan de quienes hablo) Volpi y David, teníamos la férrea intención de hacer un viaje a Tecomán no más por el mero afán de ir a pistear. Todo inició a instancias mías, recordando un viejo amor y uno quizá por venir, de la siempre calurosa tierra tecomense. Pero a resultas del poco dinero, del mucho planeo, de la poca cerveza y aún más, de la poca madre que tenemos ambos tres cuatro, no más el viaje se pospuso y se pospuso y se pospuso. Sin embargo, tras la frase del Volpi del otro día (que dicho sea de paso el Volpi es rebueno para esas madres, o sea, las frases, porque todavía recuerdo aquella que me dijo la otra vez "Ándale Bristy, te veo lento, amargo animal, pero más más animal"), se me vino la crónica del ebrio de nocturnidad a la mente, después de la amanecidota que nos dimos.
Decía que las tertulias literarias me encantan porque tienen en su haber, un dejo de no saber nada de que lo que vendrá después. Y el no saber qué vendrá, es lo que hace interesante esto. Yo llegué al museo del beso de colima a las ocho en punto, con puntualidad inglesa, como me gusta ser a mí, pues. He bautizado museo del beso al museo del beso, por sus iniciales MUAC, pero es el Chávez Carrillo, que está frente a los toboganes de Colima. En la puerta nada más estaba Felipe, el director del museum en cuestión (a quien yo apodo Felipao, aunque en realidad no sé si a él le guste o no el fut). Ninguno de los lectores (porque yo iba en calidad de lector), había hecho su arribo al evento. Con lo que me gusta esperar esperé en total media hora, pero bueno, la espera tiene su recompensa. A decir verdad me soprendió que hubiera mucha gente en ese evento que congregaba a lectores, la verdad sea dicha, poco conocidos en Colima, pero bueno, esa es otra de las cosas que me gustan de las tertulias literarias de Colima. No puedo dejar de mencionar a la loca vestida de blanco que hizo teatro, joder, eso fue en el medio tiempo, lo demás, antes y lo después, pasó como pasa en todas las lecturas de obra, quizá algunos cuentos muy chafas como el del cuate con voz de locutor de radio que se aventó un chorizón mareador, y qué tal esa bizarra imitación de Luis Britto García, jajaja, sobra decir que me dio mucha... pero mucha risa... y no dela buena, dicho sea de paso, de la burlona, en fin.
Yo, ni por enterado de que siempre sí había asistido la wendy (que no le gusta que le digan wendy), pero yo prometo ya no llamar a wendy por wendy, sino así, no más wen do line, yeso, ya cuando ande persa... total, todo como dice la canción, a media luz, con veladorcitas atroces que dejan la vista más jodida de lo que de por sí, ya uno la tiene, pero bueno, el toque romanticón ahí está, el pedo es que uno siempre va solo a esas mamadas, lo más cercano a una mujer que tenía ese día a mi lado era al Davide, yeso porque que se ha dejado las greñas tan largas, como aquella novela de García Márquez, "Del amor y otro demonios", onde la mujeron tiene una cabellera de 33 metros de largo, en fin. El problema es la panza lo delata y con tremenda barriga todo intento de ser mujer se ve cuasi frustrado. Total.
Fui por una refrescante bebida. Estaba oscuro. Caliente. Y lleno el lugar. Ah, y con el igra acondicionado en off, a quién se le ocurre, hazme el cabrón favor!!!, pinches poetas y pinches panistas de paso...
Al regreso zas!!!, que me topo de frente a la wen, hablamos en susurros, en lo bajito, la llevé a mi mesa, la senté en una silla que después me quitaron para el chow de la loca de blanco, y luegito entonces, muy caballero, muy inglés, muy en mi pedo pues, le cedí, como dictan los canones, la silla mía para que continuara la velada ahí y así.
Del obispo yo no voy a hablar nada, porque ese wey luego me quiere llever a cenar a Macsa y ahhhhhhhhyyyyyyy, cabrón, mejor no y ahí le dejo, además, el wey traiba marcación personal y ni vela (aunque por velas no parábamos), pero ni vela tuvo en esta peda.
Total, quel evento terminó como terminan siempre (eso sí la neta me caga, pero en fin, son gargajos del oficio), con unas palabras de los promotores, jajaja me encanta esta palabra, soy pro-motor... uta, qué bien. Luego, al micro, toco un güey de manzanillo, que se aventó, dicho con todo respeto, unas canciones muy mamonas y con la guitarra (¡¡¡Yo insisto e insistiré!!!), hasta la verga (vaya la parte), de desafinada, me cagó cuando lo anunciaron como compositor y músico y en un silencio (entre canción y canción), dijo que él también escribía, o sea, me cree pendejo o qué, si es compositor awebo que escribe, en fin, impulsado por un resorte (puta qué pinche frase tan lugar común, jajaja), salí de ahí, los pinches canapés todavía no estaban listos, qué putas esperaban, pues... (creo que empecé con un lenguaje y ya llevo otro, pero esto es lo que me encanta de la literatura).
El caso es que me hice de una charolita de canapés, esperé el vino, pero creo que todavía ni el David, ni yo estamos en ligas mayores, aún no merecemos vino, pero algún día, algún día... en fin... el David se galaneó a una gorda, así la recuerdo, que le pidió de un jalón y sin siquiera un besito o un te amo (manque sea puro puro), todos sus cuentos, al David se le salieron los ojos, cómo darle mi obra a una... manque sea que me dé las nalgas, nos dijo después en el carro Tsuro blanco con matrícula de circulación FRD7070, propiedad de Wen, a la suscrita y a mí, justo cuando íbamos por los infaltables Marlboro rojos, justo después de salir del bule del beso... continuará.