Monday, August 28, 2006

La beca o el viaje al extranjero

La beca o el viaje al extranjero


Alberto Llanes
Monólogo en un acto

(Soledad se pasea de un lado a otro de una casa amueblada cómodamente. Al fondo, en un cuarto se ve una cama con alguien acostado. Es Jaimito que está dormido sin moverse, de cuando en cuando hace movimientos a lo ancho de la cama. Soledad se ve desesperada. Se truena los dedos. Camina. Se rasca la cabeza. Se sienta en un sillón que hay por la estancia. Ve el reloj con insistencia. Lleva puesta ropa común para dormir. Se levanta y se sienta constantemente en el sillón. Avanza un poco. Regresa al lugar de origen. Manotea. En fin).

Soledad: (De pie pero cerca del sillón) ¿Cómo se lo voy a decir? (Hace mutis y se sienta finalmente). Ni modo que le suelte todo de un sopetón, así, como va. (Da unos manotazos ligueros en el aire). Ni modo de decirle por ejemplo (Haciendo una voz más grave y poniéndose de pie). Jaime, han expulsado definitivamente a Jaimito de la escuela, a nuestro Jaimito… sí… definitivamente (Pausa). Aunque dicho así no suena tan difícil (Se rasca la cabeza). No, si eso no es lo difícil ¿A cuántos niños no los expulsan a diario de las escuelas?, ni que mi Jaimito fuera el primer expulsado del mundo, tampoco será el último, ni el único al que le prohíben terminantemente la entrada a una escuela. Aunque siendo una expulsión definitiva la cosa ya cambia (Se queda pensativa. Reacciona y sigue en su monólogo). Incluso al propio Jaime lo expulsaron alguna vez de la escuela. Sí cómo no. Si él mismo me lo contó cuando éramos novios. Ja, si la expulsión fue casi por mi culpa. Nos estábamos dando un besote en el mero pasillo de los salones. La prefecta pasó en ese momento y como yo estaba manoteando, pensó que Jaime me estaba besando a la fuerza. Y ¡zas!, que me lo mandan a la dirección, y que le ponen un reporte, y como con ese reporte cumplía tres seguiditos, que me lo expulsan por un día. Y le dijeron que si volvía a las mismas me lo expulsaban una semana. Y que si lo volvían a cachar haciendo eso me lo expulsaban un mes. Y que si volvía a las andadas me lo expulsaban definitivamente. ¡Bah!, sí sólo era un beso, tanto alarde por un besito francés. Y yo no estaba manoteando porque no me gustara o porque Jaime me lo estuviera plantando a la fuerza, como dijo la prefecta que pasó. Al contrario, si porque me estaba gustando y porque me estaba quedando sin aire, fue porque empecé a manotear como loca y a respirar tan seguidito y tan rápido y a gemir tan hondo y a…. (Hace una breve pausa) pero todo fue del puro regusto. Si casi yo misma incité al pobre Jaime a que me besara, me le paré en frete, le di un rozón con mis senos en su brazo para que reaccionara, le paré los labios, abrí la boca y entonces él me tomó por la cintura, me jaló consigo, me apretó refuerte, sentí que algo se le abultaba, a mí también me reaccionaron los pezones y luego, ¡Zas!, el besazo. Después ya no pasó nada. Nos seguimos viendo normal, pero en la escuela controlábamos nuestras ansias porque siempre estaba la sentencia de que para la próxima, la expulsión sería de una semana. Y ya ser expulsado una semana pues es bastante ¿no?. Si con un día ya tuvo el pobre. Me acuerdo que ese día no nos vimos para nada, tenía prohibidísima la entrada o acercarse a 200 metros a la redonda. Pero… por la tarde llamó para mi casa. Me dijo que había pensado mucho en mí. En el beso. En la cara de la directora cuando se enteró de por qué lo habían llevado con ella. De la cara que puso su mamá cuando le dijo que no iba a clases al otro día porque lo habían corrido por un día de clases. Del gesto enojón, y el sermón que le dio su padre. Que cómo era posible. Que él le pagaba sus estudios para que fuera un hombre de bien no un mamarracho besucón. Que no le pagaba la escuela para irse a besuquear con quién sabe quién. Que a la escuela se iba a estudiar, o a qué carajos iba entonces. Que eso le pasaba por andar de caliente. Que todavía ni se sabía limpiar bien las nalgas y ya andaba de faje. En fin. Pero quién no empieza a cachondear en la secu. Si es el mero momento en que a los hombres se le va notando qué tan grande lo van a tener, y a nosotras se nos empieza a notar qué tamaño de pechos vamos a tener. Tanto alarde por un besito, si ni nos estábamos metiendo mano, aunque ganas no me faltaban… (Soledad ve el reloj y se sienta). Sí, me acuerdo muy bien de esa vez. Ya cuando fuimos novios formales lo recordábamos a cada rato. Jaime me decía que ese día por poco y me sube la mano a un seno (Y se toca cachondamente un seno), yo le dije que también y por poco le agarro el… (Hace una pausa) Pero era muy divertido la verdad. Y luego cuando nos casamos y nos dieron la noticia de que íbamos a ser padres, recordamos ese suceso cuando el doctor nos dijo que nuestro hijo era varoncito, entonces Jaime y yo nos pusimos a pensar en cómo lo íbamos a cuidar, la educación que le íbamos a dar, en fin, lo planeamos bien. Me acuerdo que le pregunté como una bala fría a Jaime. ¿Cómo seremos de padres? Y él me dijo que los mejores del mundo. Que al niño no le faltaría nada. Que no me preocupara. Que él iba a trabajar duro para que nos faltara nada y sí, lo ha cumplido cabalmente hasta la fecha. Sale de la casa desde temprano y no llega sino hasta en la tarde-noche. Todo lo que gana me lo da. Y ni modo que le salga ahora con que… (Se rasca la cabeza) expulsaron al niño definitivamente del colegio. Todavía que me hubieran dicho un día, bueno, un día como quiera pasa… pero… definitivamente… como a mi Jaimito (Transición. Se pone de pie y se mueve de un lado a otro. Se prepara un café y se va a sentar otra vez al sillón). Aunque eso no es lo peor. Aún hay más. Lo peor no es que me lo hayan corrido definitivamente. Lo peor es el motivo. Pero cómo le voy a decir a Jaime… Cómo se lo voy a explicar si soy un manojo de nervios y Jaimito ahí, tan campante, tan dormido, tan sin preocuparse, tan muy quitado de la pena, tan como si no hubiera hecho nada, tan como si todo estuviera bien, y yo con los nervios de punta. Con el Jesús en la boca. Cómo decirle que me expulsaron al niño por… (Carraspea un poco) Hummm… por… por andar de… (Suena el teléfono y se dirige a contestar) Si, diga… Hola Marta, no…, aún no llega del trabajo quieres que le diga algo en cuanto llegue… ¿Preocupada?... que me oigo preocupada…, no… no es nada… cosas. (Risilla fingida y repite algunas palabras dos o hasta tres veces)… sí, no pasa nada… ya no tarda en llegar… no, para nada, nos está yendo muy bien… sólo que… ya sabes… problemillas de siempre… cuando uno tiene hijos los problemas llegan en manojos… hombre no… simplezas… cosas sin importancia (Le da un sorbo a su café mientras escucha a su interlocutor). Claro que sí…. Ajá… sí… ajá…, no te preocupes… ja, que la preocupada soy yo… no qué va (La misma risilla ahora más fuerte para ocultar la preocupación). En cuanto llegue Jaime yo le digo que le llamaste ¿sí?… sí claro… no… hasta luego… bye… (Hace mutis y se queda con el auricular en la mano). D-e-f-i-n-i-t-i-v-a-m-e-n-t-e. Sí. Clarito me lo dijo la mera mera la directora del plantel, quien más. Si lo me hubiera dicho una maestra o la prefecta aún quedaba alguna esperanza, una oportunidadcita, aunque sea chiquita. Pero no. La directora me citó en calidad de urgente. Y ahí voy yo. Y como soy la presidenta de la sociedad de alumnos pues tiene a la mano mi número telefónico y nuestra comunicación es constante. Y cuando me lo dijo no lo podía creer. Y agregó que no era posible que el hijo de la presidenta de la sociedad de alumnos (Acentuando esto último) tuviera ese comportamiento, era él precisamente el que tenía que dar el ejemplo (Cambio de tono). Me dijo. (Imitando la voz de la directora). Me da pena señora pero su hijo es un… (Sin terminar la frase).
Y yo le hice la chillona, ¡Por favor, denle otra oportunidad!, ¡Por favor señorita directora! Mire que es un alma de Dios. Mírelo, ahí con su carita tan así… tan asá… tan… pero tan… Mire, en la casa le damos la mejor educación. Casi ni puedo creer lo que me está diciendo. Cómo va a ser. Su padre es un hombre intachable. Y yo soy la presidenta de la sociedad de alumnos. Fue una broma de niños señorita directora. Mi hijo no puede ser un… no puede ser un... (Ha dado muchos manotazos al aire con el auricular en la mano y entonces se da cuenta que aún lo tiene ahí y lo pone en su lugar).
Pero la señorita, ¡Bah!, (Con tono fuerte) la señora directora me lo dijo bien clarito, con las letras muy separaditas y con muy buena dicción para que no quedara lugar a dudas. D-e-f-i-n-i-t-i-v-a-m-e-n-t-e. Y pues así ni cómo hacerle… (Sin terminar la frase porque suena el reloj) Chin, ya casi llega Jaime. Y con el coraje que trae porque ayer fue día delpadre y yo me fui con mis amigas de compras y ahora lunes le salgo, bueno le salimos con que... Cómo se lo diré, cómo le diré que me expulsaron a Jaimito por… por… por mirón (Esto último dicho muy rápido y persignándose). Y porque le gusta verle los calzones a sus compañeritas con un espejo que se pone en un pie. Y eso no es todo, aún hay más. Cómo le voy a decir que lo descubrieron en el baño de los hombres bien pegado a un hoyito que da al baño de las niñas y que desde ahí las espía cuando hacen sus necesidades. Sobre todo siempre espía a la maestra rosita que viéndola bien no está del todo mal. No, si malos gustos no podría tener. Pero cómo se lo voy a decir. Cómo le voy a decir a Jaime que Jaimito ha salido mirón. Que no entra a clases por estar de morboso viendo desnudas a sus compañeras. Que ya conoce en cueros a casi todas sus compañeras. Y que por eso se quería llevarse la videograbadora el otro día a la escuela. Seguramente para filmarlas y subir los videos a Internet ¡Cómo se le digo por Dios, cómo! (Se oye un rechinido de puerta que se abre). Chin, ahí llega ya, cómo le digo, cómo... (Su desesperación es total. Se levanta y se sienta del sillón. Se rasca el pelo. Se quita y pone una coleta en el cabello. Se truena los dedos. Se levanta y se para del sillón. Toma y no toma del café. Agarra y no agarra la taza. Se le viene una idea a la mente y se levanta del sillón como impulsada por un resorte y después se vuelve a sentar).
¡Ya sé!, le diré que Jaimito se ganó una beca para estudiar en el extranjero pero que él, como esposo de la presidenta de la sociedad de alumnos tendrá que cubrir con todos los gastos de su hijo por ser la primera vez que pasa algo así…por lo pronto, veré qué escuelas hay disponibles en… (Sale de escena como para recibir a su marido y la luz se va apagando poco a poco Ya fuera de escena el personaje grita). …en Tombuctú… ( Oscuro final).

No comments:

¿Qué es lo primero que levantas del suelo después de un terremoto?

 En palabras Llanes     I Una vez más México hace historia; otro 19 de septiembre que « retiembla en su centro la tierra al sonoro...