Thursday, October 03, 2019

Los talleres literarios


Café exprés



Me he ausentado del café exprés, lo sé. Me he ausentado de este espacio que es vínculo con el lector o lectora y que es importante para el contacto entre ambos (escritor y lector) y que, aunque digital, a final de cuentas es contacto. Sin embargo, he estado trabajando en una serie de talleres literarios que me han tenido movido, con la cabeza ocupada y en contacto con otras personas que tienen un gusto igual al mío por las letras; estoy yendo de un lugar a otro, preparando el material y las sesiones; por ejemplo, empecé esta labor en el Colegio Campo Verde donde un grupo de cinco entusiasmados adolescentes (con quienes comparto además del gusto por las letras el gusto por la música rock y la locura, quizá también el mismo sueño de ser escritores); y eso me tiene no ocupado, pero sí entretenido los lunes y los miércoles por la tarde. No le puedo decir a esta labor que me tiene ocupado, porque es algo que en verdad disfruto. Verme en los ojos del otro. Conocer y conocerme a través de esos ojos, de esos corazones, como me vi alguna vez yo. Además es una oportunidad maravillosa para conocer sus historias, leerlas, construirlas, saber cómo surgen, verlas crecer y, por qué no, publicarlas. Los sábados de nueve de la mañana a dos de la tarde tengo un taller de ortografía y redacción (que he combinado de manera colegiada con lo que es mi pasión que es, en definitivo, la literatura); allá me esperan cada fin de semana un grupo de veintiséis personas todas ellas compañeras y compañeros de trabajo de nuestra hermosa y querida alma máter que es la Universidad de Colima. No me dedico de manera directa a dar talleres de ortografía y/o redacción, pero acepté el reto y ha sido maravilloso, intenso, pero maravilloso. Y sucede exactamente lo mismo, nos conocemos, nos vemos, compartimos, aunque brevemente, el mismo tiempo y el mismo espacio, y lo que único que tenemos en esta vida es tiempo, por eso hay que saberlo invertir y les agradezco enormemente por todo ello. De la misma manera, los jueves tengo activa mi sala de lectura en el espacio que es ya conocido por algunos de mis alumnos y exalumnos: el Museo Regional de Historia de Colima, donde de cuatro y media a las seis… seis y media, se lleva a cabo el taller dinámico de lectura y escritura creativa, con un grupo de entre ocho y nueve personas. De aquí salen algunos productos que los chicos y chicas de la Facultad de Letras y Comunicación trabajan posteriormente en otras clases como: guionismo, creación en prosa, creación poética y otras afines. Incluso, podría decir que algunos de estos ejercicios podrían nutrir, en un futuro, el suplemento Destellos de nuestra querida facultad. El último taller en el que estoy inmerso es el que arranca el día de hoy jueves 3 de octubre y que durará hasta el 14 de noviembre. Como todavía no tengo el poder de la omnipresencia (de la ubicuidad) como dicen que tenía el indio Vicente Alonso, para el taller del Museo Regional de Historia de Colima donde se encuentra ubicada la sala de lectura que lleva por título: Un capitán de quince años (en honor al gran escritor francés Julio Verne), ahí, para ese espacio, he requerido la oportuna intervención de una alumna de quinto semestre de la carrera de letras hispanoamericanas: Vanessa López, quien está poniendo en práctica algo de lo aprendido en clases. Este nuevo taller que arranca el día de hoy se llevará a cabo en las instalaciones de la FEUC, está abierto para todo tipo de público y lo que es mejor, conoceré a otro grupo de personas que tenemos los mismos intereses por leer y por escribir. Y todavía hay quien dice y piensa que estos talleres no sirven para nada… En fin.   

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