Monday, February 18, 2008

El coño de las secretarias

El coño de las secretarias


Para Juan Manuel de Prada.


Margarita tiene el horario estricto. Por las mañanas va a la oficina a las ocho y media de la mañana, porque el reloj-checador no falla, y como Margarita tiene el horario estricto lo demás lo tiene igual.
Margarita sale de su lugar de trabajo a las dos de la tarde. Va a su casa porque a las cuatro y media tiene que estar de vuelta en la oficina para salir a las ocho de la noche.
Entonces, Margarita tiene todo bajo estricto horario. Va al baño a las tres y media de la tarde. Come a las dos y media y así, Margarita hace todo mecánicamente y de lunes a sábado.
El café para el jefe tiene que estar listo a las nueve y media de la mañana, y con dos de azúcar.
La ropa también la usa bajo estricto orden semanal.
El lunes lleva la blusita amarilla que combina hábilmente con la tanga del mismo color.
El martes le toca en turno al azul turquesa, que nuestra hábil secretaria combina perfectamente con la pantaleta del mismo tono.
El miércoles tiene que llevar la blusa blanca, que Margarita combina con las braguitas de encaje del mismito color que la blusa sin mangas y escote súper sexy al frente, mismo que deja a la vista del jefe el lunarsazo en un globo de uno de sus pechos.
El jueves es para el tono caqui, que Margarita no paró, hasta conseguir un braga del mismo tono.
El viernes Margarita se aparece de color negro y va libre de toda tanga, braga, calzón o como quiera que se le llame (el color negro del coñazo contrasta con el color que le toca llevar ese día).
En tanto el sábado, como nada más trabaja medio día, puede incluso ir de sport, o como quiera, porque en la tarde le toca ir, como todas las tardes de sábado, al cine.
El jefe de Margarita se dio cuenta de que el viernes la mujer no llevaba calzón un día de dictado en sus piernas, y cuando él empezó con sus toqueteos aquí y allá.
Margarita nada más se dejaba hacer, tocar, abrir.
Abre entonces las piernas (y por ende el coñazo) y el jefe puede, con manos libres quiero decir, maniobrar a su antojo y al de Margarita en ese coñazo coqueto que lleva presumiendo por aquí y por allá y por acullá.
Los textos que el jefe le dictaba terminaban en el triturador o, simplemente, nunca llegaban a su destinatario, pero eso sí los dedos, medias y muslos de la muchacha quedaban húmedos de los líquidos propios.
Ni qué decir cómo quedaba el coño ese día que la bella secretaria iba sin nada más que la mini.
Pero ella, con tal de recibir cada semana su pago puntual se dejaba tocar. Aunque el viernes el jefazo se pasaba literalmente de la raya y le penetraba ese suculento manjar con un lápiz de la marca Berol del número 2 y ½ , porque Margarita ese día, iba libre de ropaje interior.
El coño de Margarita, abultado por antonomasia, abierto todos los viernes, extrañaba el sábado el lápiz de la marca Berol y del número 2 y ½.
Coño precioso y preciso el que tenía Margarita, la secretaria en cuestión (como tenía todo lo demás, bajo estricto orden de tiempo y días).
Por eso, cuando Margarita no iba a la oficina (que era nada más el domingo, sábado por la tarde o cuando se enfermaba), se pasaba todo el santo día (de asueto por decir lo menos), libre de linchamientos, de humedades, de toqueteos y de objetos dentro de ese magnífico y coqueto coño. Aunque Margarita, en el, ahora sí literal sentido de la palabra, los extrañara en el fondo, muy en el fondo de su ser.

1 comment:

La Rous said...

Chiquita la fotito pa' tu blog papá!
Mi mamá va pensar que ya me hice libanesa...cajum digo lesbiana =P.

¿Qué es lo primero que levantas del suelo después de un terremoto?

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