Friday, July 02, 2021

Prohibido besar


En palabras Llanes Prohibido besar


Luego de irme a hibernar (en plena primera) por un tiempo, regreso a escribir mi columna para La Lealtad con mi querido amigo Miguel Ángel Sánchez. Ahora, he pensado en llamarla: «En palabras Llanes», donde hablaré (como siempre lo he hecho), con cierto humor, una chispa de sarcasmo y un tanto de verdad y a veces en serio, de temas culturales, de política y de libros y literatura; quizá a veces hable de música y de cuando en cuando y a lo lejos de futbol americano (mis grandes pasiones).


Me da gusto empezar este nuevo espacio haciendo el comentario de la obra de mi querido amigo, contlapache y compañero de correrías en otrora época de nuestra vida: Julio César Zamora Velazco. Amigo y colega también de este afán de y por escribir y compartir historias quien, recientemente, presentó (y espero lo haga otra vez porque en aquella velada no pude acompañarlo) su más reciente libro titulado precisamente: Prohibido besar, historias contagiant… y no, no es error, así aparece en la portada de su libro (editado por Puertabierta). De primeras yo también pensé que se trataba de un error, pero no, es un efecto interesante para que el lector/a se enfrente a lo que podría continuar que en este caso es un plural de acuerdo con la sintaxis de la escritura previa del título.


Prohibido besar, historias contagiantes es un libro pequeño en su estructura (cincuenta cuartillas lo componen), pero es grande en su interior y, más que grande, es un viaje, en medio de esta pandemia, por ciertos lugares, países, situaciones e historias (sobre todo esto último, historias) que, algunas se han dado a conocer gracias a la inmediatez de las famosas redes sociales, pero ¿cuántas de estas historias se han quedado simplemente ahí, en el olvido porque no llegaron a ningún cronista, escritor/a que las pudiera dar a conocer?


El libro está compuesto por diez historias, breves todas ellas, donde leo a un Julio César Zamora, seguro, directo y que nos transporta al lugar de los hechos ya sea en España o la misma China; esto no importa porque historias similares hubo en Colima, Tecomán, Manzanillo o la antípoda.


No quiero hacer spoiler del documento per se, para que el mismo lector/a encuentre las historias y quizá se halle en una de ellas y las disfrute o se acongoje (según sea el caso). Leyendo el documento me ha quedado clarísimo el título de por qué está prohibido besar, que no sólo, la pandemia, nos quitó este acto (que en Latinoamérica somos kinésicos/as a decir basta) y nos comunicamos mucho corporalmente y/o necesitamos del contacto corporal para expresar nuestro sentir; la pandemia nos quitó besos, abrazos y saludos de mano cuando la premisa, justamente del presidente de México, cabecita de algodón es: «Abrazos no balazos, en la república amorosa mexicana».


El año 2020 será recordado dentro de muchos años más como un año trágico y de ahí la importancia de ser los/las cronistas de este tiempo tan extraño que nos ha tocado vivir (para que las generaciones venideras sepan que en 2020 nos dijeron que la cuarenta iba a durar eso y han pasado más de trescientos días en encierro, viendo pasar la vida a través de la ventana y apenas estamos medio domando la curva de contagios, pero tenemos que seguir con los cuidados necesarios).


Existe la opción de escribir sobre este presente que, como bien diría Cristina Pacheco: «Nos ha tocado vivir»; y ahora también tenemos la opción de leer las historias contagiantes que nos regala Julio César Zamora en una muy bonita edición, seguro estoy que van a disfrutar de su lectura tanto como lo he hecho yo.


El libro se lee muy rápido porque es ameno, fluido y nos podemos ver o reencontrar en alguna de esas historias que, estoy cierto, nos pudieron haber pasado a nosotros…


Sirve mucho ponerse a hibernar en plena primavera (qué contradicción, pero uno así es, contradictorio y vamos girando, caminando, nadado o volando al revés que el resto del mundo).


Sean bienvenidos/as a la columna: «En palabras Llanes» y no dejen de leer a mi buen y querido amigo Julio César Zamora, seguramente tendremos un punto de vista en común ustedes y yo al respecto de estas historias libres de Covid (pero que hablan de…) y que son, sin embargo, hilarantes, tristes, emocionantes, delirantes, espeluznantes, desquiciantes, contagiantes, pero sobre todo, escritas con mucha pasión sobre estos días que nos ha tocado en suerte (o no), vivir…

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